En su visita a la tierra natal de Josef Freinademetz, Benedicto XVI recuerda el testimonio
de este santo que “nos muestra que la fe no es una alienación para ninguna cultura
y ningún pueblo, porque todas las culturas esperan a Cristo y no deben ser destruidas”
Miércoles, 6 ago (RV).- Ayer por la tarde Benedicto XVI visitó la fracción de Oies
en Val Badia, tierra natal del misionero verbita Josef Freinademetz, que transcurrió
los últimos 29 años de su vida en China, evangelizando. Val Badia es la región italiana
que la pasada Navidad había donado al Vaticano el árbol que adornó la plaza de San
Pedro y a cuyos lugareños el Papa saludó el domingo pasado en Bressanone, hablando
en Ladino durante el Ángelus. El Santo Padre al bendecirlos, les recomendaba seguir
el ejemplo de san José de Oies, para mantener la fe en Dios y el amor por la Iglesia.
El Papa llegó a esta pequeña localidad en las altas montañas de Val Badía
en helicóptero, y fue acogido por un grupo de Misioneros Verbitas, custodios del Santuario
dedicado a san Josef Freinademetz, por el coro y la banda del lugar y por casi 4.000
personas en su mayoría llegadas a pie, recorriendo el Sendero del Via Crucis a
quienes en su momento el Papa tuvo oportunidad de saludar en Ladino, el dialecto de
aquella región.
El Pontífice, en primer lugar visitó la casa natal del santo
misionero en china que -recordamos- fue canonizado por Juan Pablo II en el año 2003.
Y seguidamente la iglesia local a él dedicada meta de tantos misioneros de la congregación,
en particular chinos. Josef Freinademetz, es una figura emblemática, emprendió viaje
con destino a Hong Kong en 1879, tenía 27 años, y nunca más regresó a su tierra natal.
Era un misionero Verbita, y en China encontró su patria identificándose indisolublemente
con la cultura de este País.
Benedicto XVI tras esta etapa, se trasladó a
la iglesia-santuario donde se encontró con algunos de los familiares de san Josef
Freinademetz y con un nutrido grupo de fieles. Fue cordialmente recibido con las palabras
de saludo de P. Girardi, portador de los sentimientos de gratitud al Papa, de esta
gran familia misionera de los Verbitas.
“Estamos particularmente agradecidos
porque interrumpiendo su precioso y merecido reposo, usted Santidad, ha tenido tiempo
para visitar este lugar –dijo el P.Girardi- tan querido al pueblo de la diócesis de
Bolzano y Bressanone y a nosotros los misioneros Verbitas. Sabemos cuánto quiere al
pueblo chino y la situación de la Iglesia en China”.
El Padre Girardi, que
saludaba al Papa en nombre del Superior General, el P. Antonio Pernia, de viaje en
América Latina, expresó los sentimientos de la congregación verbita al asegurar que
san José de Oies, “ayudará a ver realizado el sueño de que la gran nación china se
abra nuevamente al Evangelio de Cristo”. “Por nuestra parte, -le dijo-, expresamos
nuestra total disponibilidad como misioneros Verbitas para continuar en unidad con
usted, cooperando para la difusión de la Palabra de Dios y de su Reino”.
Y
ésta fue la breve alocución del Papa en la Iglesia Santuario dedicada a este evangelizador
en China: “Agradezcamos al Señor, que nos ha dado este gran santo, que nos muestra
el camino de la vida y también es un signo para el futuro de la Iglesia. Sabemos que
China se hace cada vez más importante en la vida política, económica y también en
la vida de las ideas. Es importante que este gran continente se abra al Evangelio.
San Josef Freinademetz, nos muestra que la fe no es una alienación para ninguna cultura
y ningún pueblo, porque todas las culturas esperan a Cristo y no deben ser destruidas.
Josef Freinademetz quería no solo vivir y morir como chino, sino que también en el
cielo quería permanecer tal. De tal modo se había identificado con este pueblo y con
la certeza de que este pueblo se abrirá a la fe de Cristo”.
La visita del
Papa duró casi dos horas. Después cogió de nuevo el helicóptero, para regresar a Bressanone
donde proseguirá su estancia de vacaciones hasta el próximo lunes. Muchos medios han
subrayado la visita del Papa a la tierra de san José de Oies, con el mensaje que dirigió
el domingo pasado durante el Ángelus, cuando el Pontífice auguró que las Olimpiadas
en Pekín sean unos juegos de paz.
Precisamente al director de la Sala de Prensa
del Vaticano, P. Federico Lombardi, que también se encuentra en Alto Adige, le hemos
preguntado por qué China está tan presente en el pensamiento del Santo Padre, inclusive
en un período de reposo como este: “China está presente en la Iglesia universal. Es
un pueblo importante para la humanidad entera y por lo tanto para el anuncio de la
Palabra del Señor, que la Iglesia continuamente tiene su corazón volcado hacia China,
y de esta manera también el Santo Padre”.
“La figura de Josef Freinademetz,
-ha dicho P. Lombardi-, es muy importante. Ha hecho su camino de conocimiento y aprecio
por la cultura china hasta el punto de llegar a ser muy amado por los chinos, creo
–afirmó- que es una figura bastante significativa justamente por la posibilidad de
comprenderse, de dialogar, de llevar un mensaje espiritual a China en el total respeto
de la cultura extraordinaria de este gran país”.