Encuentro con los bienhechores y los organizadores de la XXIII Jornada Mundial de
la Juventud en la sala de recepción y en la sala capitular de la catedral. Discurso
del Santo Padre (extractos)
Señor Cardenal, Queridos amigos
En el momento en que mi visita a Australia
está por concluir, deseo expresar mi agradecimiento a todos los que han contribuido
al éxito de esta Jornada Mundial de la Juventud. Esta tarde, en particular, mi gratitud
se dirige a vosotros, que con tanta generosidad habéis ayudado material y espiritualmente
a la realización de este evento. El Cardenal Pell se ha referido a los grandes sacrificios
que habéis afrontado en la organización de esta Jornada maravillosa para la vida de
la Iglesia. Deseo daros las gracias a todos y cada uno, no sólo por los sacrificios,
sino sobre todo por la confianza que habéis demostrado hacia nuestros jóvenes y por
vuestra fe en la gracia de Dios que actúa en sus corazones. Oremos para que todo lo
que habéis invertido en ellos dé fruto en su vida, para la vida de la Iglesia de Cristo
y para el futuro de nuestro mundo.
Estoy seguro, queridos amigos, que vuestra
participación en los preparativos de esta Jornada Mundial de la Juventud os ha permitido
experimentar especialmente la fuerza del Espíritu Santo. Sin duda, en la preparación
de este gran encuentro internacional, y en el compromiso de afrontar cualquier eventualidad,
habéis tenido momentos de inquietud y preocupación, e incluso momentos de temor y
agitación por el éxito final de este evento. Ahora, mirando hacia atrás, podéis constatar
la cosecha abundante que el Espíritu ha suscitado a través de vuestras oraciones,
vuestra perseverancia y vuestro duro trabajo. ¡Cuántas buenas semillas se han sembrado
en estos pocos días!
No dudéis jamás de la verdad de la promesa de nuestro
Señor, cada vez que le ofrezcamos nuestra creatividad, energía, recursos y nuestra
propia personas, recibiremos una recompensa abundante (cf. Mt 16,26). La
versión integral del discurso del Santo Padre sera publicada en el sitio Internet
de la Santa Sede www.vatican.va y en el Osservatore Romano