2008-07-18 04:31:45

Encuentro con los representantes de otras religiones en la sala capitular de la Catedral de Santa María. Discurso del Santo Padre (extractos)


Queridos amigos

Dirijo un cordial saludo de paz y amistad a todos los que estáis aquí en representación de las diversas tradiciones religiosas presentes en Australia. Me alegra tener este encuentro y doy las gracias al Rabino Jeremy Lawrence y al Jeque Femhi Naji El-Imam por las palabras de bienvenida que me han dirigido, en su nombre y en nombre de vuestras respectivas comunidades.

Australia es (…) una nación que tiene en gran consideración la libertad religiosa. Vuestro País reconoce que el respeto de este derecho fundamental da a los hombres y mujeres la posibilidad de adorar a Dios según su conciencia, de educar el espíritu y de actuar según las convicciones éticas que se derivan de su credo.

La armoniosa correlación entre religión y vida pública es especialmente importante en una época en la que algunos han llegado a pensar que la religión es causa de división en vez de una fuerza de unidad. En un mundo amenazado por siniestras e indiscriminadas formas de violencia, la voz concorde de quienes tienen un espíritu religioso impulsa a las naciones y comunidades a solucionar los conflictos con instrumentos pacíficos en el pleno respeto de la dignidad humana. Una de las múltiples modalidades en que la religión se pone al servicio de la humanidad consiste en ofrecer una visión de la persona humana que subraya nuestra aspiración innata a vivir con magnanimidad, entablando vínculos de amistad con nuestro prójimo. Las relaciones humanas, en su íntima esencia, no se pueden definir en términos de poder, dominio e interés personal. Por el contrario, reflejan y perfeccionan la inclinación natural del hombre a vivir en comunión y armonía con los otros.

El sentido religioso arraigado en el corazón del ser humano abre a hombres y mujeres hacia Dios y los lleva a descubrir que la realización personal no consiste en la satisfacción egoísta de deseos efímeros. Nos guía más bien salir al encuentro de las necesidades de los otros y a buscar caminos concretos para contribuir al bien común. Las religiones de¬sem¬peñan un papel particular a este respeto, en cuanto enseñan a la gente que el auténtico servicio exige sacrificio y autodisciplina, que se han de cultivar a su vez mediante la abnegación, la templanza y el uso moderado de los bienes naturales. (…)
Amigos, estos valores –estoy seguro que estaréis de acuerdo– son particularmente importantes para una adecuada formación de los jóvenes, que frecuentemente están tentados de considerar la vida misma como un producto de consumo. Sin embargo, también ellos tienen capacidad de autocontrol. De hecho, en el deporte, en las artes creativas o en los estudios, están dispuestos a aceptar de buena gana estos compromisos como un reto. (…) En esta perspectiva, tanto las escuelas confesionales como las estatales podrían hacer más para desarrollar la dimensión espiritual de todo joven. En Australia, como en otros lugares, la religión ha sido un factor que ha motivado la fundación de muchas instituciones educativas, y por buenas razones sigue teniendo hoy un puesto en los programas escolares. El tema de la educación aparece con frecuencia en las deliberaciones de la Organización Interfaith Cooperation for Peace and Harmony, y aliento vivamente a los que participan en esta iniciativa a continuar en su análisis de los valores que integran las dimensiones intelectuales, humanas y religiosas de una educación sólida.

(…) Hombres y mujeres no solamente están dotados de la capacidad de imaginar cómo podrían ser mejores las cosas, sino también de emplear sus energías para hacerlas mejores. Somos conscientes de lo peculiar de nuestra relación con el reino de la naturaleza. Por tanto, si creemos que no estamos sometidos a las leyes del universo material del mismo modo que el resto de la creación, ¿no deberíamos hacer también de la bondad, la compasión, la libertad, la solidaridad y el respeto a cada persona un elemento esencial de nuestra visión de un futuro más humano?

La religión, además, al recordarnos la limitación y la debilidad del hombre, nos impulsa también a no poner nuestras esperanzas últimas en este mundo que pasa. (…) La universalidad de la experiencia humana, que transciende las fronteras geográficas y los límites culturales, hace posible que los seguidores de las religiones se comprometan a dialogar para afrontar el misterio de las alegrías y los sufrimientos de la vida. Desde este punto de vista, la Iglesia busca con pasión toda oportunidad para escuchar las experiencias espirituales de las otras religiones. Podríamos afirmar que todas las religiones aspiran a penetrar el sentido profundo de la existencia humana, reconduciéndolo a un origen o principio externo a ella. Las religiones presentan un tentativo de comprensión del cosmos, entendido como procedente de dicho origen o principio y encaminado hacia él. Los cristianos creen que Dios ha revelado este origen y principio en Jesús, al que la Biblia define «Alfa y Omega» (cf. Ap 1, 8; 22, 1).

Queridos amigos, he venido a Australia como embajador de paz. Por eso me alegra encontrarme con vosotros que también compartís este anhelo y el deseo de ayudar al mundo a conseguir la paz. Nuestra búsqueda de la paz procede estrechamente unida a la búsqueda del sentido, pues descubriendo la verdad es como encontramos el camino hacia la paz (cf. Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2006). Nuestro esfuerzo para llegar a la reconciliación entre los pueblos brota y se dirige hacia esa verdad que da una meta a la vida. La religión ofrece la paz, pero –lo que es más importante aún– suscita en el espíritu humano la sed de la verdad y el hambre de la virtud. (…)







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