Benedicto XVI transcurre sus primeras horas en Australia, y en espera de la gran cita
de Sydney, el Papa dirige un mensaje en el que reitera que ante la pobreza y la injusticia,
la negación de Dios y los daños al ambiente debidos a la avidez humana, el Espíritu
nos orienta hacia el camino que lleva a la vida, al amor y a la verdad, hacia Jesucristo
Domingo, 13 jul (RV).- Benedicto XVI está transcurriendo sus primeras horas en Australia.
A pesar de las largas horas de vuelo, al llegar al aeropuerto militar de Richmond,
el Santo Padre sonriente, descendió con paso rápido y firme, como le solemos ver
cuando viaja. Como estaba previsto, aunque la bienvenida oficial tendrá lugar el próximo
jueves, acogieron al Papa el primer ministro australiano y los cardenales Pell, Arzobispo
de Sydney, y Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los laicos, entre otras
autoridades civiles y religiosas. También se sumaron numerosos fieles para darle la
primera alegre y cordial bienvenida.
Desde Richmond, el Papa se ha trasladado
a la que será su residencia en estos días, hasta el próximo miércoles. El Centro de
Estudios del Opus Dei, en Kenthurst, en las Montañas Azules, a unos 40 kilómetros
de Sydney. Esta estancia de forma privada le servirá para descansar del largo viaje
y lo hará en la oración y con largos paseos, como ha afirmado el Card. Pell. Y en
espera del gran encuentro con la juventud, el Papa ha dirigido un mensaje al amado
pueblo de Australia y a los jóvenes peregrinos que participarán en esta Jornada Mundial
de la Juventud 2008.
«Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá
sobre vosotros, y seréis mis testigos» (Hch 1,8). Convencido firmemente de que los
jóvenes están llamados a ser instrumentos del Espíritu Santo - comunicando la alegría
de conocer y seguir a Cristo en todo el mundo, que tanta necesidad tiene de la Buena
Nueva - Benedicto XVI ha reiterado que las respuestas que buscan tantos jóvenes que
se sienten sin esperanza, ante un mundo que les ofrece incertidumbres, ante la pobreza
y la injusticia, ante los daños contra la naturaleza, ante quienes niegan a Dios,
esas respuestas se pueden encontrar en el Espíritu que nos ayuda a encontrar la vida
el amor y la verdad.
«Cuánta necesidad tiene nuestro mundo de una nueva efusión
del Espíritu Santo!» exclama Benedicto, recordando luego que «muchos no han escuchado
aún la Buena Nueva de Jesucristo, otros muchos, por varias razones, no han reconocido
en ella la sola verdad salvadora que puede satisfacer las expectativas más profundas
de los corazones».
«Envías tu soplo y son creados, y renuevas la faz de la
tierra» (Salmo 104,30), con el rezo del salmista, el Papa reitera la importancia de
los jóvenes para impulsar «la renovación, experimentar a Cristo y compartir con los
demás el amor que el Espíritu derrama en sus corazones. Para que todos estén llenos
de esperanza y de gratitud por el bien recibido de Dios, nuestro Padre celestial».
Refiriéndose a los numerosos jóvenes que se sienten hoy sin esperanza, «perplejos
ante las preguntas que se les presentan apremiantemente, en un mundo que los confunde»,
Benedicto XVI ha hecho hincapié en que son muchos los jóvenes que «ven la pobreza
y la injusticia y que anhelan encontrar soluciones. Que se sienten desafiados por
los argumentos de aquellos que niegan la existencia de Dios y se preguntan cómo responder.
Que ven los graves daños causados al ambiente natural por la avidez humana y luchan
para encontrar modos para vivir en mayor armonía con la naturaleza y con los demás».
Y tras preguntar «¿dónde podemos encontrar las respuestas?», el Papa reitera
que «el Espíritu nos orienta hacia el camino que conduce a la vida, al amor y a la
verdad. El Espíritu nos orienta hacia Jesucristo». Evocando un dicho atribuido a san
Agustín, «si quieres permanecer joven, busca a Cristo», Benedicto XVI vuelve a poner
de relieve que en Cristo «encontramos las respuestas que buscamos. Encontramos las
metas por las cuales vale verdaderamente la pena vivir. Encontramos la fuerza para
proseguir el camino con el cual hacer nacer un mundo mejor».
Inspirándose en
lo que dice el mismo san Agustín, al comenzar sus Confesiones, en las que cuenta su
juventud, Benedicto XVI ha manifestado que su «oración es que los corazones de los
jóvenes que se reúnen en Sydney para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud
encuentren verdaderamente sosiego en el Señor y puedan colmarse de alegría y de fervor
para difundir la Buena Nueva entre sus amigos, sus familiares y todos aquellos que
encuentran».
«Queridos amigos australianos, a pesar de que podré pasar sólo
pocos días en vuestro país y de que no podré viajar fuera de Sydney, mi corazón os
alcanza a todos, abarcando también a todos los que están enfermos o en cualquier tipo
de dificultad», escribe Benedicto XVI, agradeciendo en nombre de todos los jóvenes
por el apoyo que recibe para su misión. El Santo Padre pide que se siga rezando y
concluye renovando su invitación a todos los jóvenes del mundo.
En este mismo
mensaje, Benedicto XVI manifiesta su profundo aprecio a todos aquellos que han ofrecido
tanto tiempo, recursos y oraciones para hacer posible esta celebración. Destaca su
gratitud al gobierno australiano y al de la provincia donde se encuentra Sydney y
a todos los que brindan su ayuda económica, patrocinando la Jornada Mundial de la
Juventud. El Santo Padre asegura sus oraciones para que los numerosos jóvenes que
han cumplido grandes sacrificios para poder viajar hacia Australia sean recompensados
ampliamente y agradece asimismo de todo corazón a las parroquias, escuelas y familias
que hospedan generosamente a estos jóvenes peregrinos.
Y llegan también a Sydney
miles de chicos y chicas de tantas partes del mundo. En el aeropuerto internacional,
les esperan grupos de jóvenes australianos que los reciben con alegría, cantos y bailes,
ayudándoles a olvidar las fatigas del viaje. Esta simpática iniciativa está siendo
destacada por la prensa, que, junto con grandes titulares de bienvenida al Papa, dedica
también algunos espacios al problema de los abusos sexuales perpetrados por algunos
miembros del clero.
Hoy, en una conferencia de prensa, el coordinador de la
Jornada Mundial de la Juventud de Sydney, Mons. Fisher ha afirmado que comparte las
palabras de Benedicto XVI de repulsa por esos delitos y de respeto y comprensión para
con las víctimas de los abusos y que la Iglesia australiana hará todo lo posible para
ayudarles.
Durante el trayecto del viaje, el avión que conducía al Papa hacia
Australia ha sobrevolado numerosos países. A los jefes de Estado y gobernantes de
todos ellos, Benedicto XVI ha enviado un saludo a sus ciudadanos y ha asegurado sus
oraciones a Dios para que bendiga sus naciones con paz y prosperidad. En concreto
los telegramas del Papa iban dirigidos a 16 países: Italia, Albania, Grecia, Turquía,
Armenia, Azerbaiyán, Turkmenistán, Afganistán, Pakistán, India, Birmania, Tailandia,
Camboya, Vietnam, Indonesia y Malasia.