2008-06-25 15:20:49

Audiencia general: el Papa exhorta a practicar los grandes valores de la ''tolerancia que distinga entre el bien y el mal para no convertirse en caótica y autodestructiva; la libertad que siempre respete a los demás; y el diálogo que sepa sobre qué dialogar para no convertirse en charla vacía''


Miércoles, 25 jun (RV).- ''Tolerancia, libertad y diálogo son valores defendidos justamente hoy'' pero van vistos en relación a la persona de Cristo, para tener ''significado''. Lo ha afirmado el Papa Benedicto XVI explicando en su catequesis durante la Audiencia General de esta mañana en la plaza de san Pedro la figura de san Máximo, el confesor.

San Máximo, fue un padre de la Iglesia que vivió en el siglo VI y que le amputaron la lengua y la mano derecha y después exiliado por el emperador romano, por haber defendido la doctrina de las dos voluntades de Cristo. Según cálculos de la Prefectura Apostólica han participado en la audiencia unos 14 mil peregrinos, entre ellos un nutrido grupo de fieles católicos sordomudos.

''Una tolerancia que no distinga entre el bien y el mal - ha dicho el Papa - se convierte en caótica y autodestructiva; una libertad que no respete la de los demás'' y no alcance una ''común libertad, es anárquica; un diálogo que no sepa sobre qué dialogar, se convierte en charla vacía''.

''Tolerancia, libertad y diálogo son grandes y fundamentales valores, pero pueden quedarse sólo en eso si no tienen un punto de referencia. Y este punto de referencia -ha indicado el Santo Padre-, es la síntesis de Dios y cosmos, en la que aprendemos a colocar todos los otros valores, para que tengan su justo significado”.

“Jesucristo como punto de significado que da luz a todos los demás valores
-ha subrayado el Papa- es la última palabra del testimonio de Máximo: el cosmos debe convertirse en liturgia, y la adoración es el principio de la verdadera transformación, de la verdadera renovación del mundo”.

Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español, para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la Plaza de san Pedro: RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas:
San Máximo, que mereció el título de Confesor por la valentía con que dio testimonio y confesó su fe en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, nació en Palestina, en torno al año quinientos ochenta. De allí marchó a Constantinopla y luego a África, en donde se distinguió por la ortodoxia de su fe, que nunca aceptó la reducción de la humanidad de Cristo y siempre defendió que Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios encarnado, conserva su voluntad divina, pero posee también íntegra la voluntad humana. Esta verdad la expuso asimismo en Roma, participando en el Concilio Lateranense, convocado por el Papa Martín Primero para defender las dos voluntades de Cristo contra el edicto imperial que prohibía discutir esta cuestión. Por este motivo, poco tiempo más tarde, fue juzgado y, tras ser acusado de hereje, le amputaron la lengua y la mano derecha, ya que había combatido de palabra y con sus escritos la doctrina errónea de la única voluntad de Cristo. Después, lo mandaron exiliado a Colchide, en donde murió a causa de los terribles sufrimientos padecidos, el trece de agosto del año seiscientos sesenta y dos. El ejemplo de san Máximo, que dio testimonio de su fe sin ambages, nos anima a confesar a Cristo como el único Salvador del mundo y a encontrar en Él el valor más alto de nuestra vida.

 
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de diversos lugares de España, así como a los fieles procedentes de México, Paraguay y otros países de Latinoamérica. Que la intercesión de San Máximo el Confesor os ayude a seguir las huellas de Jesucristo con fe firme. Muchas gracias.

Como siempre, antes de finalizar la audiencia, el Santo Padre ha saludado a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. El domingo celebraremos la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. Que el ejemplo y la constante protección de estas columnas de la Iglesia os sostengan a vosotros, queridos jóvenes, en el esfuerzo de seguir a Cristo; que os ayuden a vosotros, queridos enfermos, en vivir con paciencia y serenidad vuestra situación; y que os empujen a vosotros, recién casados, a testimoniar en vuestra familia y en la sociedad la valiente adhesión a las enseñanzas del Evangelio.







All the contents on this site are copyrighted ©.