Jornada Mundial del Turismo 2008: “El turismo afronta el reto del cambio climático”
Martes, 24 jun (RV).- El Consejo Pontificio para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes
hace público el Mensaje con ocasión de la Jornada Mundial del Turismo 2008 que lleva
por tema: El turismo afronta el reto del cambio climático, y que llama a respetar
y promover una cultura ‘verde’ respetuosa con el medio ambiente.
El texto
empieza con dos noticias positivas al difícil futuro ecológico. La primera anuncia
que la Ciudad del Vaticano se ha convertido en el primer Estado soberano con “emisión
cero” de anhídrido carbónico al plantar, en 2007, un bosque en territorio húngaro,
de su propiedad. Un ulterior testimonio que revela el interés de la Santa Sede hacia
este problema, es el proyecto de construcción de una planta fotovoltaica con paneles
solares que aportará a la Ciudad del Vaticano una cantidad de energía equivalente
a una significativa cuota con respecto al total de su consumo.
El turismo
es en efecto uno los vectores del actual cambio climático, puesto que contribuye al
proceso de calentamiento de la tierra si consideramos que en la actualidad son más
de 900 millones las personas que viajan por turismo, desplazándose en avión, por mar
y tierra utilizando carburantes contaminantes, alojándose en hoteles, con equipos
de aire acondicionado, que causan emisiones de gases nocivos. Ciertamente, no es sólo
una cuestión que atañe al turismo, puesto que existen numerosas actividades que contaminan,
pero se puede afirmar que nos hallamos en una fase precaria y delicada de la historia
de la humanidad.
¿Cuál es el camino del bien ecológico que debemos emprender
para oponernos al cambio climático? se pregunta el Consejo Pontificio para la Pastoral
de los Migrantes e Itinerantes. El gran desafío parece ser la superación de un determinado
narcisismo insano, luchando contra el egoísmo y observando, con lucidez y honestidad,
la tierra que corre peligro de ser destruida. En concreto significa no contribuir
aún más al incremento del calentamiento global. No es justo que los seres humanos
provoquen el fin de la tierra por negligencia o a causa de decisiones egoístas y de
un exasperado consumismo. En definitiva, existe un egoísmo de cara al futuro que se
manifiesta en la ausencia de ponderación y de perspectiva, en la indolencia y en el
abandono.
¿Cuál es el llamamiento que propone la pastoral del turismo?
El de cultivar la ética de la responsabilidad, por parte de todos. Este tipo de ética
implica también el respeto por el futuro y por las condiciones ecológicas y climáticas
que lo harán realidad. El turista con su actitud puede de hecho contribuir a mantener
en vida el planeta y a frenar el incremento gradual de un cambio climático, que nos
alarma.
A continuación el documento enumera una serie de ejemplos: elegir
hoteles que estén más en contacto con la naturaleza, llevar menos equipaje, para que
los medios de transporte emitan menor cantidad de anhídrido carbónico, eliminar los
residuos de forma adecuada, consumir alimentos más ecológicos, plantar árboles para
neutralizar los efectos contaminantes de nuestros viajes, comprar productos de artesanía
local, utilizar materiales reciclables o biodegradables, respetando la legislación
local y valorizando la cultura del lugar que estamos visitando.
En esta lógica
“ecológica” es muy importante regresar al sentido del límite, contra el desarrollo
insensato y a toda costa, escapando de la obsesión de poseer y de consumir. Cada ser
humano - y más aún el cristiano - debe rendir cuentas del planeta sostenible, de la
calidad de vida de nuestra tierra, que durante las próximas generaciones será suya.
Todos los turistas, así como toda la comunidad internacional, deberían por tanto respetar
y promover una cultura ‘verde’ respetuosa con el medio ambiente, caracterizada, especialmente
para nosotros los cristianos, por valores éticos, además de morales.