El amor de Cristo no es abstracto. Así lo ha subrayado el Pontífice a los obispos
de Pakistán al recibirlos en la conclusión de su visita “ad limina Apostolorum”
Jueves, 19 jun (RV).- La centralidad de la Eucaristía en la vida de los cristianos,
el compromiso en favor de los necesitados y la necesidad de un diálogo interreligioso
abierto y pacífico han sido los tres grandes temas del discurso de Benedicto XVI a
los obispos pakistaníes en ocasión de su visita “ad limina Apostolorum”. Además, el
Papa ha destacado la importancia de la acción caritativa en favor de los necesitados
y ha hecho un llamamiento a proseguir por el camino del diálogo interreligioso.
De
forma concreta el Papa ha invitado a los cristianos de Pakistán a “ser eficaces promotores
del diálogo interreligioso” y en particular a los obispos de un país asiático de amplia
mayoría musulmana. El Pontífice ha subrayado que los fieles paquistaníes están llamados
a reforzar “la comprensión y la confianza con los miembros de las demás religiones”
de forma que se fomenten ocasiones de un encuentro abierto y pacífico.
No obstante,
el Santo Padre no ha olvidado mencionar las graves dificultades que cotidianamente
afronta la comunidad católica paquistaní. “Las semillas del Evangelio – ha recordado-
esparcidas en vuestra región en el siglo XVI por comprometidos misioneros, continúan
creciendo no obstante las condiciones que a veces obstaculizan su capacidad de echar
raíces. En este sentido Benedicto XVI ha elogiado el esfuerzo de las instituciones
católicas comprometidas con el bien común en Pakistán. “Es la demostración de que
el amor de Cristo no es una mera abstracción, sino que alcanza a cada hombre y mujer
por medio de las personas reales que trabajan en las instituciones caritativas de
la Iglesia”.
El Evangelio nos enseña que no podemos amar a Jesús de forma abstracta,
ha insistido el Papa, Cuantos trabajan en los hospitales, en las escuelas y en las
asociaciones sociales católicas responden a las necesidades concretas del prójimo,
sabiendo bien que de esta forma están sirviendo al Señor a través de estos actos de
amor.
En cuanto a los sacerdotes, religiosos y laicos que ayudan en sus diócesis
a los necesitados, ha dicho el Papa, “constituyen el rostro humano del amor de Dios
hacia cada ser humano”. Una parte importante del discurso del santo padre ha estado
dedicada a la centralidad de la Eucaristía que debe ser evidente en la vida de los
sacerdotes y de los obispos.
La fuente y culmen de la vida de la Iglesia orienta
radicalmente la forma en la que los cristianos piensan, hablan y actúan en el mundo
y hace presente el significado salvífico de la muerte y Resurrección de Cristo. El
acto de partir el pan nos recuerda constantemente que la absurdidad de la violencia
no tiene nunca la última palabra, porque Cristo ha vencido al pecado y a la muerte
a través de su gloriosa Resurrección”.
Retomando la “Sacramentum caritatis”,
el Pontífice ha subrayado que la espiritualidad eucarística “abraza cada aspecto de
la vida cristiana”. Esto se demuestra con la multiplicación de los movimientos eclesiales
en las diócesis paquistanas, a quienes el Santo Padre ha pedido la creación de una
red de solicitud caritativa en favor del prójimo necesitado.