Benedicto XVI recuerda con gratitud los esfuerzos y generosidad de la población de
Brindisi ofreciendo refugio y asistencia en los últimos años a tantos prófugos de
Croacia y Montenegro, de Albania y Macedonia
Sábado, 14 jun (RV).-En la sureña localidad italiana de Brindisi, el Papa ha mostrado
por la tarde su alegría por esta visita a una ciudad que “mientras desarrolla un significativo
papel en el ámbito del sur de Italia, está llamada a proyectarse más allá del mar
Adriático para comunicar con otras ciudades y otros pueblos.
Pasadas las ocho
y media de la tarde, Benedicto XVI ha mantenido un encuentro con los fieles, en particular
con los jóvenes de Brindisi, una ciudad que un tiempo fue “lugar de partida hacia
Oriente para los comerciantes, legionarios, estudiosos y peregrinos” y que continúa
siendo una puerta abierta al mar.
Benedicto XVI ha recordado que los últimos
años, los periódicos y la televisión han mostrado las imágenes de prófugos desembarcados
en Brindisi provenientes de Croacia y Montenegro, de Albania y Macedonia. Y en este
contexto el Papa ha considerado obligado recordar con gratitud los esfuerzos realizados
y que continúan desplegándose, por parte de las administraciones civiles y militares,
en colaboración con la Iglesia y con distintas organizaciones humanitarias, para ofrecer
refugio y asistencia a pesar de las dificultades económicas que por desgracia continúan
preocupando de forma particular en esta región.
Y como prueba de la pasada
y presente generosidad de la ciudad, se le ha reconocido justamente su mérito con
la asignación, en el contexto de la solidaridad internacional, de un autentico papel
institucional, hospedando la Base de Urgencias Humanitarias de las Naciones Unidas,
gestionada por el Programa Alimentario Mundial de las Naciones Unidas.
Dirigiéndose
a los habitantes de Bríndisi el Papa ha subrayado que “esta solidaridad forma parte
de las virtudes que forman vuestro rico patrimonio civil y religioso: proseguid con
renovado empuje en la construcción común de vuestro futuro. Entre los valores radicados
en vuestra tierra quiero llamar la atención sobre el respeto de la vida y especialmente
el apego a la familia, tan expuesta hoy en día al ataque convergente de numerosos
fuerzas que intentan debilitarla. Cuán necesario y urgente, frente a estos retos,
es que todas las personas de buena voluntad se comprometan a salvaguardar la familia,
sólida base sobre la que construir la vida entera de la sociedad”.
Dirigiéndose
de forma concreta a los numerosos jóvenes presentes en este encuentro, el Pontífice
ha confirmado que conoce el peso que grava sobre muchos de ellos y sobre su futuro
a causa del dramático fenómeno del paro, que perjudica sobre todo a los jóvenes del
sur de Italia. “Del mismo modo –ha proseguido el Santo Padre- sé que vuestra juventud
está rodeada por el reclamo de las ganancias fáciles, de la tentación de refugiarse
en paraísos artificiales o de dejarse atraer por formas deformadas de satisfacción
material”.
Benedicto XVI ha querido ofrecer esperanzas a estos jóvenes señalándoles
a Cristo como respuestas a todos los interrogantes y problemas. Sin embargo “Cristo
es exigente y rechaza las medias tintas. Él sabe que puede contar con vuestra generosidad
y coherencia; por esto espera mucho de vosotros”. Por último el Papa ha pedido a los
jóvenes que intenten conocer a la Iglesia, comprenderla, amarla, prestando atención
a la voz de sus pastores. La Iglesia está compuesta por hombres, pero Cristo es su
jefe y su Espíritu la guía solidamente.