2008-06-11 16:37:15

Audiencia general: Benedicto XVI dedica su catequesis a la figura del monje irlandés del siglo sexto, san Columbano para subrayar que “Europa sólo puede renacer de las raíces cristianas


Miércoles, 11 jun (RV).- Solamente de las “raíces cristianas puede renacer Europa”. Lo ha afirmado esta mañana Benedicto XVI en la plaza de san Pedro durante la catequesis de la Audiencia General, que el Papa ha dedicado hoy a la figura de san Columbano, evangelizador del siglo sexto.

“San Columbano, monje nacido en Irlanda, -ha dicho el Pontífice- dedicó su vida a evangelizar el continente contra las nuevas herejías paganas, y gastó todas sus energías para alimentar las raíces cristianas en la Europa que estaba naciendo”. “Su ejemplo nos muestra también hoy en día las raíces desde las que puede renacer nuestra Europa”.

“San Columbano fue consciente de la unidad cultural de la Europa naciente
-ha afirmado el Papa- y fue fundador de monasterios en Francia, Suiza e Italia, dedicando su vida a una intensa labor misionera en lo que él llamo por primera vez "Toda Europa". La suya fue una evangelización en un periodo en el que "amplias zonas cristianizadas habían vuelto al paganismo a causa de la emigración de pueblos venidos del Norte y del Este".

De las aportaciones de este austero monje irlandés a la Iglesia católica, el Santo Padre ha destacado que "introdujo en el Continente la práctica de la confesión privada y la penitencia, que debía ser proporcional a la gravedad del pecado". Lo que nos ha dejado -ha subrayado el Pontífice- es "una firme llamada a la conversión y al despego de las cosas terrenas" y un comportamiento sin compromisos ante la corrupción de los poderosos". “Su austeridad no fue nunca una finalidad en sí misma, sino que fue un medio para abrirse verdaderamente al bien de Dios”.

Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la Plaza de san Pedro. RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas:

 
Hoy recordamos la vida y la obra de san Columbano, monje nacido en Irlanda, en el siglo sexto, y fundador de monasterios en Francia, Suiza e Italia, llevando a cabo una intensa labor misionera en lo que él llamó por vez primera «toda Europa». En efecto, amplias zonas cristianizadas habían vuelto al paganismo a causa de la emigración de pueblos venidos del Norte y del Este. Sus monasterios eran centros de irradiación de cultura y evangelización, pero sobre todo lugares que atraían a muchos por la vida laboriosa, austera, penitente y de oración de sus monjes. Su ideal monástico se caracteriza por una severa llamada a la conversión y al desapego de las cosas terrenas, con el fin de que hombre se abra libremente al amor de Dios y corresponda a él con todo su ser, reconstruyendo de este modo en sí mismo la imagen de Dios. Como medio para ello introdujo en el Continente la práctica de la confesión privada y la penitencia, que debía ser proporcional a la gravedad del pecado cometido.

 
Un saludo cordial a los peregrinos de lengua española, en particular a los de la diócesis de Tortosa, con su Obispo, a la Asociación de Madres, Hermanas y Colaboradoras de Sacerdotes, de Valencia, así como a los peregrinos venidos de España, Costa Rica, México y otros países de Latinoamérica. Que el ejemplo de vida y el ardor misionero de san Columbano impulse el compromiso de hacer presente hoy a Cristo en el mundo.

 
Muchas gracias por vuestra visita.

Como siempre, al final de la audiencia el Papa ha saludado a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. Que el testimonio del apóstol san Bernabé, del que hoy celebramos la fiesta, sea para vosotros, queridos jóvenes, aliento para caminar siempre según el Espíritu de Jesús Resucitado; que para vosotros, queridos enfermos, sea sostén en la adhesión a la voluntad de Dios: que os ayude a vosotros, queridos recién casados, a ser generosos testigos del amor de Cristo.








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