2008-06-08 15:17:39

Durante el Ángelus el Papa recuerda que “la verdadera religión consiste en el amor de Dios y del prójimo”, al mismo tiempo que dirige una oración particular por los mineros que perdieron la vida en la mina polaca de Borynia


Domingo, 8 jun (RV).- “Yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos” (Os 6,6). Con estas palabras de la Liturgia de este Domingo, que nos llevan “al corazón mismo de las Sagradas Escrituras”, el Santo Padre Benedicto XVI ha dado inicio a su alocución previa al rezo mariano del Ángelus. El contexto en el que Jesús hace propia esta exhortación, ha explicado el Papa a los cientos de fieles congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, fue cuando acudió a casa de Mateo, considerado por los judíos un pecador público al ocuparse del pago de impuestos.

Cuando los fariseos se escandalizaron por este acto, Jesús les respondió diciendo: “No son los sanos quienes necesitan médico, sino los enfermos … No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” (Mt 9,12-13). Como ha puesto de relieve el Santo Padre, el evangelista Mateo evoca aquí la profecía de Oseas: “Id y aprended qué significa: Yo quiero Misericordia y no sacrificio”.

De hecho no es la única ocasión en la que el Señor cita esta expresión del profeta. “Esta palabra de Dios –ha explicado el Papa- nos ha llegado a través de los Evangelios, como una síntesis de todo el mensaje cristiano: la verdadera religión consiste en el amor de Dios y del prójimo. Es esto lo que da valor al culto y a la práctica de los preceptos”.

En este sentido, Benedicto XVI ha invocado la intercesión de la Virgen María, para que nos ayude a hacer nuestra, la oración que san Agustín formula en sus Confesiones: “¡Ay de mí, Señor! ¡Ten misericordia de mí! ¡Ay de mí! He aquí que no oculto mis llagas. Tú eres médico, y yo estoy enfermo; tú eres misericordioso, y yo miserable. Toda mi esperanza no estriba sino en tu muy grande misericordia” (X, 28.39; 29.40).

Y como es tradicional, tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, Benedicto XVI ha saludado a todos los presentes en varias lenguas, en concreto, en polaco, el Santo Padre ha dirigido una oración particular “por los mineros que el pasado miércoles perdieron la vida en la mina de Borynia. Suplico para ellos –ha proseguido el Pontífice en polaco- la gracia del descanso eterno, consuelo espiritual para sus familias y una rápida recuperación para los heridos. Que Dios misericordioso nos preserve de la muerte al improviso”.

Además del polaco, el Papa ha saludado en inglés, francés, alemán, portugués, italiano y español. Éstas han sido las palabras que Benedicto XVI ha dirigido en nuestro idioma: RealAudioMP3 “Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana, en particular a los fieles de la Parroquia de San Saturnino, de Alcorcón, y del Colegio San José, de Reus. Os invito a que os acerquéis con confianza a Jesucristo, médico que sana los corazones y llama sin cesar a la conversión, para que inspirados por Él, penséis lo que es recto y lo cumpláis con su ayuda. Feliz domingo a todos”.







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