Editorial “Octava Dies” del director de RV dedicado a la cumbre de la FAO y la seguridad
alimentaria
Sábado, 7 jun (RV).- “Da de comer a aquellos que están muriendo de hambre, porque,
si no les das de comer, les habrás matado”. Con esta fuerte cita de la antigua tradición
cristiana se concluye el mensaje dirigido del Papa a la Cumbre sobre la seguridad
alimentaria que ha tenido lugar, en días pasados, en la sede de la FAO.
Nadie
puede ocultar la dificultad de articular un plan operativo eficaz a medio y a largo
plazo para erradicar el hambre en el mundo o solamente hacer frente en breve tiempo
a la emergencia creada por el rápido aumento de los precios de los alimentos. En un
mundo complejo como el nuestro las causas de los problemas son siempre múltiples,
y por lo tanto también las respuestas; y no está dicho que estas sean coherentes y
convergentes, porque también muchas veces están condicionadas por intereses diversos.
En este contexto la posición de la Iglesia insiste sobre todo sobre los principios
fundamentales: el derecho a la vida y por lo tanto a la alimentación como principio
primario y para toda persona; el deber de la solidaridad hacia las personas y los
pueblos. Continúa el Papa: “Si el respeto de la dignidad humana se hiciera valer
sobre la mesa de las negociaciones, de las decisiones y de su puesta en práctica,
se podrían superar obstáculos que de otra forma son insuperables, y se eliminaría
el desinterés por el bien de los demás”. Resumiendo: ante el hambre de los pobres
no podemos considerarnos justificados por el hecho que superarlo es difícil. Es necesario
encontrar las prioridades y los puntos de partida correctos. Las primeras personas
a las que hay que ayudar son los pequeños agricultores de los países pobres con sus
familias. Un desarrollo, por lo tanto, centrado en la dignidad de la persona.