2008-05-29 13:04:09

“La solidaridad y la fraternidad están incluidas en el amor fundamental que debemos llevar a nuestro próximo”. Palabras de Benedicto XVI a un grupo de nuevos Embajadores ante la Santa Sede de Asia y África y Europa oriental


Jueves, 29 may (RV).- Al recibir esta mañana a los nuevos embajadores deTanzania, Uganda, Liberia, Chad, Bangladesh, Bielorrusia, Guinea, Sri Lanka y Nigeria el Papa entregó un discurso común en el que además de expresar su beneplácito por este encuentro y agradecer las palabras que los nueve embajadores le dirigieron haciéndose intérpretes de los Jefes de Estado de cada país representado, el Papa auspició sus mejores deseos para que la misión que se preparan a realizar esté al servicio de su nación.

“Vuestra presencia hoy me da la ocasión de expresar a las comunidades católicas presentes en vuestros países mis afecto, y asegurarles mi oración para que sigan testimoniando a Cristo en el anuncio del Evangelio, con fidelidad y dedicación”, les dijo textualmente el Santo Padre hablando en francés, para luego añadir: “En el mundo actual los responsables de las naciones tienen un papel importante que desempeñar, no sólo en su propio país, sino que en las relaciones internacionales, para que las personas se puedan beneficiarse mejorando su calidad de vida”.

Benedicto XVI recordó asimismo al grupo de nuevos embajadores ante la Santa Sede de diversos países, en particular a los asiáticos y africanos, que para que verdaderamente la dignidad y los derechos de cada ser humano sean respetados, la medida primordial en materia política es la justicia, tanto a nivel nacional como internacional, aunque sin embargo, la comunidad humana debe superar la simple justicia manifestando solidaridad hacia el pueblo más pobre de modo tal que las riquezas puedan ser repartidas equitativamente.

Al respecto el Papa observó que los países ricos no deben apropiarse de los bienes que se producen en otras tierras porque debe existir un deber de justicia y solidaridad oportunamente tutelado por la Comunidad internacional en cuanto a la distribución de los recursos para ofrecer las condiciones propicias al desarrollo de los países que tienen más necesidad.

Más adelante en su discurso Su Santidad observó que si bien es necesaria la justicia y la solidaridad, más allá de estas dos necesidades se coloca también la de la fraternidad tendiente a construir sociedades armoniosas donde prevalezca la concordia y la paz, capaces de dar solución a cualquier clase de conflicto mediante el diálogo y la negociación. En definitiva –les dijo el Papa– la solidaridad y la fraternidad están incluidas en el amor fundamental que debemos llevar a nuestro prójimo, ya que toda persona teniendo una responsabilidad en la vida pública debe hacer de su misión un servicio a todos sus compatriotas y más ampliamente de todo el pueblo del planeta.

Al recordar el importante papel que desempeñan las Iglesias locales en el logro del bienestar común, incluso cuando existen situaciones difíciles, Benedicto XVI expresó que el deseo de ellas es el de proseguir incansablemente en este servicio al hombre, a todo hombre, sin discriminación alguna.







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