El Pontificio Consejo para Migrantes e itinerantes expresa su “profundo dolor” por
la trágica violencia difundida en algunas ciudades de Sudáfrica
Lunes, 26 may (RV).- El Pontificio Consejo para la pastoral de los Migrantes e itinerantes
ha enviado un telegrama al arzobispo de Johannesburgo y presidente de los obispos
de Botswana, Sudáfrica y Suazilandia Mons. Buti Joseph Tlhagale en el que se hace
eco de los enfrentamientos y actos de violencia contra los inmigrantes extranjeros
y se pide una solución duradera a esta crisis. El telegrama de solidaridad lleva la
firma del presidente de este dicasterio, el cardenal Raffaele Martino, y la del secretario
del mismo, el arzobispo Agostino Marchetto.
En el mensaje, escrito en nombre
de todo el dicasterio, el Pontificio Consejo para los migrantes expresa su “profundo
dolor” por “la trágica violencia que se ha difundido en algunas ciudades de Sudáfrica,
causando muerte, sufrimientos y destrucción entre muchos inmigrantes y refugiados”.
Y se extiende también “el sentido pésame a las familias de los difuntos y solidaridad
a cuantos han sido afectados por estos deplorables eventos”.
Asegurando a todos
ellos “oraciones y apoyo moral, el telegrama acaba confiando que con la intervenciones
fraternas de la Iglesia y de todas las personas de buena voluntad, se encontrará
una solución duradera para éstas u otras situaciones parecidas y que la población
de la región podrá nuevamente vivir en paz, solidaridad y con perspectiva de desarrollo
integral.
Las violencias xenófobas de las últimas dos semanas han causado al
menos la muerte de 50 personas y 600 arrestos, según la policía sudafricana. Alrededor
de 10 mil inmigrantes se han refugiado en campos improvisados por las autoridades
civiles fuera de Ciudad del Cabo y Johannesburgo, las dos ciudades donde se han producido
los actos más violentos y racistas contra los inmigrantes de los países vecinos. Se
ha tratado de una verdadera guerra entre pobres que ha provocado que más de 35 mil
personas hayan tenido que abandonar las chabolas en las que mal vivían en las periferias,
muchas de las cuales están ahora volviendo a sus países de origen.