2008-05-08 16:44:46

Reflexiones en familia


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Jueves, 8 may (RV).- Durante el mes de abril se habló mucho de los niños, de sus derechos, necesidades, de su situación en particular en los países de América Latina, donde viven en medio de situaciones de pobreza e incluso maltrato infantil. Pero nuestro tema hoy quiere rescatar un derecho que es propio de los niños: jugar. Esa actividad les permite crecer, desarrollar actitudes, ejercitarse, reconocerse, desarrollar su propia identidad, además de relacionarse con el mundo que los rodeas. Pero sobre todo, a través de juego los niños y los padres generan un gran vínculo de amor.

Por supuesto, el juego es una de las actividades preferidas por los niños. Y ahora esta actividad no sólo se convirtió en un derecho sino en un deber que deben cumplir los padres. ¿Cómo jugar con nuestros hijos? Es la pregunta que se hacen diariamente los padres que viven entre el ir y venir de las actividades cotidianas.

Más allá de entretener y divertir, el juego es la manera como el ser humano en su niñez empieza a relacionarse con el mundo. Tan sólo pensemos en la forma más común de comunicamos con los recién nacidos: es jugando. De ahí que el juego sea considerado “el lenguaje de los más pequeños”.Sin embargo, esta no es su única característica. A través de la historia nos hemos dado cuenta de que la mejor manera de enseñar, aprender y formar, es jugando.

De ahí que el juego se institucionalizó como derecho en la Convención sobre los Derechos del Niño y en el Código de la Infancia y la Adolescencia, de algunos países latinoamericanos. Así, el juego adquiere la misma importancia que el derecho a la educación y a la salud.
Diversos estudios de historiadores, sicólogos, filósofos y especialistas en niñez destacan la necesidad de acercar, instalar y retomar el juego en la vida diaria y su importancia en el desarrollo del ser humano, y no sólo se refieren a los niños.

Está demostrado que cuando los niños juegan, se concentran mejor, son más creativos, tienen mayor imaginación, aprenden otros idiomas rápidamente, se rodean de más amigos, son tranquilos, seguros y mantienen mejores relaciones con sus padres.

Pese a que los Estados y otras instituciones están redoblando sus esfuerzos promoviendo y buscando lugares propicios para cumplir con este derecho de los niños, el derecho a jugar, en muchos casos son los padres quienes no lo hacen efectivo, dejando de lado la importancia y beneficios que trae esta actividad a sus hijos.

Realmente es poco el tiempo que se necesita para jugar con los niños. Basta disponer de media hora diaria y abrir un espacio en casa. Para jugar con sus hijos es necesario ponerse a la altura de los niños. No dude en tirarse al suelo, jugar a la cocinita o cambiar de roles, y si es necesario hay que convertirse en el bebé de su hijo.

No hay que olvidar que el tiempo de juego es “sagrado”. Lo ideal es que a diario se disponga de un momento para jugar, preferiblemente antes de dormir. Pero si es imposible, hágalo durante el fin de semana. En ese tiempo no puede haber prisa ni preocupación alguna, más que disfrutar de la imaginación infantil. Los niños desarrollan diferentes clases de juego dependiendo a su edad, por lo que es necesario tener en cuenta las necesidades y la etapa por la que está atravesando su hijo, y dejarse llevar por sus iniciativas y juegos. Que lo disfrute.


Texto: Alma García
Locución: Alina Tufani








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