Profunda gratitud de Benedicto XVI por el concierto que le ofrecieron ayer por la
tarde la Orquesta Filarmónica China y el Coro de la Shanghai Opera House, interpretando
en su honor el Réquiem de Mozart
Jueves, 8 may (RV).- El Santo Padre Benedicto XVI asistió ayer por la tarde en el
Aula Pablo VI del Vaticano, al concierto que le ofrecieron la Orquesta Filarmónica
China y el Coro de la Shanghai Opera House, quienes interpretaron en su honor el Réquiem
de Wolfgang Amadeus Mozart.
Se trató de una “manifestación con características
únicas” que nos pone en contacto con la viva realidad del mundo de China -tal como
dijo el Papa en sus palabras de agradecimiento después de la magnífica ejecución de
esta obra musical- que forma parte del “patrimonio artístico de la humanidad”. Hablando
en italiano, afirmó textualmente:
“Esta tarde, acogiéndoos a vosotros, queridos
artistas chinos, el Papa desea acoger idealmente a todo vuestro pueblo, con un pensamiento
especial a vuestros conciudadanos que comparten la fe en Jesús y que están unidos,
con un particular lazo espiritual al Sucesor de Pedro. El ‘Requiem’ nació de esta
fe como oración al Dios juez justo y misericordioso. Precisamente por ello toca el
corazón de todos, proponiéndose como expresión de un humanismo universal”.
Al
agradecer de todo corazón este concierto, que, como dijo el Obispo de Roma “nos ayuda
a comprender mejor la gran tradición cultural y musical de China, y la historia de
este pueblo, con sus valores y nobles aspiraciones”, Benedicto XVI puso de relieve
la bellísima conjunción del talento musical de estos artistas chinos con la música
occidental.
Y tras reiterar que la música y el arte son vehículos privilegiados
para el encuentro, el conocimiento y la estima entre pueblos y culturas, el Santo
Padre destacó con gusto el interés de la Orquesta Filarmónica China y del Coro de
la Shanghai Opera House por la música religiosa europea.
Después de recordar
que “la música interpreta los sentimientos universales del alma humana, entre ellos
el religioso que supera los confines de cada cultura”, Benedicto XVI señaló que este
concierto tenía lugar en la gran sala en la que el Papa recibe a cuantos vienen a
visitarle, que es como una ventana abierta al mundo. Un lugar en el que se encuentran
a menudo personas procedentes de todos los rincones de la tierra. Cada una con su
propia historia personal y su propia cultura, cada una acogida con estima y afecto.
“Finalmente –dijo el Papa-, renovando mi gratitud por este apreciadísimo homenaje,
envío mi saludo, a través de vosotros, a todos los habitantes de China que, con las
próximas Olimpiadas se preparan para vivir un evento de gran valor para toda la humanidad”.
Y tras el aplauso suscitado por esta frase que el Santo Padre pronunció en italiano,
Benedicto XVI añadió textualmente en chino: “Gracias a todos y os deseo todo bien”.