En la víspera del juramento de los nuevos alabarderos, Benedicto XVI exhorta a los
guardias suizos a “Servir a Dios, sirviendo ‘al siervo de sus siervos’, al Reino de
amor y de paz y a la Santa Sede
Lunes, 5 may (RV).- Como es tradicional, Benedicto XVI ha recibido esta mañana al
comandante, al capellán y a los miembros de la Guardia Suiza, acompañados de sus familiares.
En la víspera del juramento de los nuevos alabarderos - que este año son 33 – esta
audiencia papal estaba enriquecida además por la alegre presencia de numerosos niños:
«En
particular me alegra acoger a tantos niños, que son las flores más bellas de vuestras
familias y nos recuerdan el amor y predilección de Jesús para con los más pequeños».
En
su discurso, que como suele ser ha sido en italiano, alemán y francés, el Papa ha
puesto de relieve las importantes manifestaciones del quinto centenario de fundación
del Cuerpo de Guardias Suizas, hace dos años: «Circunstancia propicia para observar,
en perspectiva, vuestra historia, percibiendo los profundos cambios del contexto social
en el que, a través de los siglos, la Santa Sede ha estado llamada a vivir y obrar,
según el mandato encomendado por Cristo al apóstol Pedro, al Papa».
Haciendo
hincapié en que esta evolución «pone de relieve lo que no cambia», como la identidad
de este mismo Cuerpo destinado a vigilar sobre la seguridad del Romano Pontífice y
su residencia y su compromiso de servir a Dios, sirviendo ‘al siervo de sus siervos’,
Benedicto XVI ha destacado que «después de cinco siglos, permanece inmutado el espíritu
de fe que impulsa a algunos jóvenes suizos a dejar su bella tierra para venir a prestar
servicio al Papa en el Vaticano».
El Santo Padre, ha puesto de relieve que
también «permanece igual el amor a la Iglesia Católica», que testimonian «más que
con las palabras», con su persona, gracias también a su característico e histórico
uniforme.
Luego, en francés, Benedicto XVI se ha dirigido, en particular,
a los nuevos alabarderos, alentándolos a asimilar, cultivar y apreciar su espíritu
cristiano y eclesial, la oración y la vida espiritual y el aprecio de toda persona
en su servicio al Reino del amor y de la paz: «Sabed ante todo asimilar este espíritu
cristiano y eclesial, base y motor de toda actividad que desarrollaréis. Cultivad
siempre la oración y la vida espiritual, valorizando la valiosa presencia del Capellán.
Sed siempre abiertos, sencillos y leales. Sabed apreciar también las diferencias de
personalidad y de carácter que hay entre vosotros, porque debajo del uniforme cada
uno es una persona única e irrepetible, llamada por Dios a servir su reino de amor
y de paz».
Antes de reiterar su profunda gratitud por el servicio que prestan
al Papa, Benedicto XVI ha destacado que la Guardia Suiza es también una escuela de
vida, en la que muchos de ellos han podido descubrir – durante su experiencia en el
Vaticano – su propia vocación. Al matrimonio cristiano, al sacerdocio o a la vida
consagrada.