Exhortación del Papa a los jóvenes franceses reunidos en Lourdes, en el centenario
de las ‘peregrinaciones fraternas’ de la juventud a este santuario mariano, que celebra
el 150 aniversario de las apariciones de la Virgen María
Sábado, 26 abr (RV).- «Abrir los corazones a Cristo, testimoniando la alegría de la
fe y las dimensiones de la caridad divina, que son universales». Exhortación de Benedicto
XVI a los numerosos jóvenes franceses reunidos en Lourdes, en el centenario de las
‘peregrinaciones fraternas’ de la juventud a este santuario mariano, que celebra el
150 aniversario de las apariciones de la Virgen María.
Benedicto XVI alienta
a «abrir los corazones a Cristo, testimoniando la alegría de la fe y las dimensiones
de la caridad divina, que son universales», a los numerosos jóvenes de la provincia
de París que están reunidos en Lourdes, con motivo del centenario de las peregrinaciones
fraternas de la juventud a este santuario mariano, que este año celebra el 150 aniversario
de las apariciones de la Virgen María a santa Bernardita.
Por medio de una
carta al cardenal André Vingt-Trois, arzobispo de París y presidente de la Conferencia
Episcopal de Francia, el Santo Padre se dirige a estos queridos jóvenes, que mañana
culminan en Lourdes su participación en «la acción de gracias de toda la Iglesia por
el mensaje que la Virgen María confió a Bernardita». En el mismo lugar en el que,
«con palabras sencillas, la Madre de Cristo indicó el camino de la renovación espiritual,
por medio de su llamada a la conversión y al amor a la Iglesia».
Camino quizá
exigente, sorprendente y desconcertante pero que es el único que conduce a la verdadera
alegría. «¡No temas, porque has hallado la gracia delante de Dios!». Evocando estas
palabras con las que el ángel se dirige a María, el Papa les recuerda a los jóvenes
que Cristo anhela que puedan realizar sus auténticos deseos de felicidad y los exhorta
a dejarse conducir por el Señor para que el Poderoso haga maravillas en sus vidas.
«Es nuestro ‘sí’ a Dios el que hace brotar la fuente de la verdadera felicidad»,
escribe Benedicto XVI. El ‘sí’ que nos libera de todo ensimismamiento. El que «hace
entrar la pobreza de nuestra vida en la riqueza y la fuerza del proyecto de Dios,
sin por ello obstaculizar nuestra libertad y nuestra responsabilidad. Abre nuestro
pequeño corazón a las dimensiones de la caridad divina, que son universales. Conforma
nuestra vida a la de Cristo».
«Os invito, en particular, a acoger atentamente
el testimonio de fe de los mayores que os rodean, aprendiendo a percibir, en el silencio
y la meditación, la Palabra de Dios, para que pueda modelar vuestros corazones y brindar
en ellos frutos generosos», escribe el Santo Padre, añadiendo que «el Señor tiene
algo particular que decir a cada uno». E invitando a no tener miedo de escuchar a
Cristo, que nunca defrauda, Benedicto XVI recuerda que son numerosos los jóvenes
que durante estas peregrinaciones fraternas han acogido la invitación del Señor para
ponerse al servicio de la Iglesia.
El Papa termina su misiva expresando su
profunda gratitud al Señor por todas las personas, sacerdotes, religiosos, religiosas
y laicas que - formando una inmensa cadena - han contribuido durante un siglo a hacer
de estas peregrinaciones «un momento importante en la vida de un gran número de jóvenes
cristianos».