Benedicto XVI manifiesta su tristeza por la muerte del arzobispo emérito de México,
y encomienda a la misericordia del Padre celestial a este celoso Pastor que con tanta
caridad ha servido a su pueblo
Viernes, 11 abr (RV).- Benedicto XVI ha manifestado su tristeza por la muerte del
querido cardenal Ernesto Corripio Ahumada, arzobispo emérito de México, después de
una larga enfermedad vivida con gran serenidad. En un telegrama dirigido al cardenal
Norberto Rivera Carrera, el Santo Padre expresa su más sentido pésame a todo el querido
pueblo mexicano y encomienda a la misericordia del Padre celestial a este celoso Pastor
que con tanta caridad ha servido a su pueblo.
El Pontífice recuerda su generoso
e intenso ministerio episcopal en Tampico, luego como arzobispo de Antequera, Puebla
de los Ángeles y México, y como presidente de la Conferencia Episcopal de ese País,
testimonio de su gran amor a Dios y a la Iglesia, así como su gran dedicación a la
causa del Evangelio.
El cardenal Corripio falleció ayer a los 88 años de edad
después de una larga agonía. El purpurado había nacido el 29 de junio de 1919 en Tamaulipas,
nordeste del país y fue ordenado sacerdote el 15 de octubre de 1942 en Roma. Fue nombrado
cardenal por Juan Pablo II en un consistorio celebrado en junio de 1979.
Anoche
los restos del cardenal emérito quedaron expuestos en la catedral capitalina para
que los fieles pudieran darle su último adiós. Los funerales tendrán lugar mañana
sábado, en la catedral metropolitana, donde será inhumando en la cripta de los arzobispos.
El
cardenal Norberto Rivera Carrera también dirigió un mensaje con motivo del fallecimiento
del Cardenal Corripio en el cual destaca su figura como un hombre de convicciones
y decisiones oportunas y firmes. Particularmente, destacó su vida como acólito en
los tiempos más difíciles durante la persecución religiosa en el país; su desempeñó
como sacerdote y obispo y su presencia durante el período en el cual “la Iglesia en
Roma definía su futuro a través del Concilio Vaticano II”.
Asimismo el Cardenal
Rivera Carrera subraya en su mensaje, entre otros puntos, las responsabilidades importantes,
confiadas por la Santa Sede, una vez creado Cardenal, como su representante en algunos
acontecimientos de trascendencia, en El Salvador y Bolivia, frente a situaciones en
las que se necesitaba prudencia, valor y firmeza en la postura evangélica; su entrega
en los momentos difíciles que se derivaron de los sismos de 1985 y en “su visión de
Pastor al convocar y llevar a feliz término el II Sínodo de Obispos en la Arquidiócesis
de México–Tenochtitlan”.
Otros hechos importantes que marcaron la vida del
cardenal Corripio es el haber recibido por primera vez en México a Su Santidad Juan
Pablo II, convocar a la Misión Guadalupana e introducir la causa de beatificación
de San Juan Diego destacando así la sencillez y el valor de las culturas indígenas.