Abril: Intención general para el Apostolado de la Oración
Miércoles, 2 abr (RV).- «Para que los cristianos, aun en las situaciones difíciles
y complejas de la sociedad actual, no se cansen de proclamar con su vida que la resurrección
de Cristo es fuente de esperanza y de paz». Es la Intención General que Benedicto
XVI presenta al Apostolado de la Oración para este mes de abril. Escuchar el programa.
«Resurrexi,
et adhuc tecum sum. Alleluia! ¡He resucitado y aún y siempre estoy contigo! Queridos
hermanos y hermanas, Jesús crucificado ha resucitado y nos repite hoy este anuncio
de alegría: ¡es el anuncio pascual acojámoslo con íntimo estupor y gratitud! «He resucitado
y aún y siempre estoy contigo». Evocando estas palabras, al comienzo de la Santa Misa
de la Pascua de Resurrección, Benedicto XVI destacó que en ellas «la Iglesia reconoce
la voz misma de Jesús que, resucitando de la muerte, colmado de felicidad y amor,
se dirige al Padre y exclama (...) tu Espíritu no me ha abandonado nunca (...) La
muerte y resurrección del Verbo de Dios encarnado – enfatizó el Santo Padre - «es
un acontecimiento de amor insuperable, es la victoria del Amor que nos ha liberado
de la esclavitud del pecado y de la muerte. Ha cambiado el curso de la historia, infundiendo
un indeleble y renovado sentido y valor a la vida del hombre».
También
en la solemne Vigilia de la Noche Santa de Pascua, que había presidido en la basílica
de San Pedro, Benedicto XVI había hecho hincapié en las palabras con que Jesús prometió
a los discípulos «Me voy y vuelvo a vuestro lado».
«Con
su muerte entra en el amor del Padre. Su muerte es un acto de amor. Ahora bien, el
amor es inmortal. Por este motivo su partida se transforma en un retorno, en una forma
de presencia que llega hasta lo más profundo y no acaba nunca. Jesús (...) que a través
del amor ha sido transformado totalmente, está libre de (...) barreras y límites.
Es capaz de atravesar no sólo las puertas exteriores cerradas, sino además, subrayó
Benedicto XVI «la puerta interior entre el yo y el tú, (...) entre el pasado y el
porvenir (...) Su partida se convierte en un venir en el modo universal de la presencia
del Resucitado, en el cual Él está presente ayer, hoy y siempre; en el cual abraza
todos los tiempos y todos los lugares. Ahora puede superar también el muro de la alteridad
que separa el yo del tú».
«Con la radicalidad de
su amor, en el que el corazón de Dios y el corazón del hombre se han entrelazado,
Jesucristo ha tomado verdaderamente la luz del cielo y la ha traído a la tierra. La
luz de la verdad y el fuego del amor que transforma el ser del hombre. Él ha traído
la luz, y ahora sabemos quién es Dios y cómo es Dios».
Y,
para ayudar a reflexionar sobre la invitación del Santo Padre, este movimiento de
espiritualidad - que es precisamente el Apostolado de la Oración - difundido en todo
el mundo, presenta como Oración y Meditación una parte de la Encíclica Dios es Amor
(28 b), en la que Benedicto XVI reitera que «El amor – caritas – siempre será necesario,
incluso en la sociedad más justa. No hay orden estatal, por justo que sea, que haga
superfluo el servicio del amor».
«Quien intenta
desentenderse del amor se dispone a desentenderse del hombre en cuanto hombre», advierte
el Papa, destacando que «siempre habrá sufrimiento que necesite consuelo y ayuda.
Siempre habrá soledad. Siempre se darán también situaciones de necesidad material
en las que es indispensable una ayuda que muestre un amor concreto al prójimo».
El
Apostolado de la Oración evoca también el discurso del Papa a los participantes en
la IV Asamblea Eclesial Nacional Italiana (19 de octubre de 2006). Alocución en la
que Benedicto XVI hacía hincapié en «el mensaje fundamental de la resurrección de
Cristo - presente en nosotros y en nuestra vida diaria» – extendiendo sus palabras
al servicio de la Iglesia en cada nación del mundo. Para «hacer visible el gran ‘sí’
de la fe».