Misa in Cena Domini: el Papa recuerda que el Jueves Santo nos exhorta a no dejar que
el rencor hacia los demás se vuelva veneno del alma, a purificar continuamente nuestra
memoria, perdonándonos de corazón y lavándonos los pies los unos a los otros
Jueves, 20 mar (RV).- A las cinco y media de la tarde ha dado inicio en la Basílica
de San Juan de Letrán, la Misa de la Cena del Señor, que abre las celebraciones del
Misterio Pascual.
“Queridos hermanos y hermanas, iniciamos la solemne liturgia
del Triduo Pascual con la celebración de la Cena del Señor. Las palabras y los gestos
sacramentales de este día nos hacen revivir la Última Cena: misterio de la humildad
de Cristo y de su amor por nosotros con el lavado de pies”.
En la homilía de
la Misa In Cena Domini el Santo Padre ha recordado el relato de san Juan sobre esta
escena, resaltando la importancia del gesto cumplido por Jesús a través del cual se
demuestra su amor incondicional hacia el hombre.
“A esto exhorta el Jueves
Santo: a no dejar que el rencor hacia los demás se vuelva veneno del alma. Nos exhorta
a purificar continuamente nuestra memoria, perdonándonos de corazón los unos a los
otros, lavándonos los pies los unos a los otros, para poder dirigirnos todos juntos
hacia el banquete de Dios”.
Benedicto XVI ha recordado durante su homilía ese
amor que Jesús profesó hacia sus discípulos lavándoles los pies: “Día tras día estamos
como cubiertos de suciedad multiforme, de palabras vacías, de prejuicios, de sabiduría
reducida y alterada; una multiplicidad de falsedades se filtra continuamente en nuestro
ser más íntimo. Todo esto ofusca y contamina nuestra alma, nos amenaza con la incapacidad
ante la verdad o el bien. Si acogemos las palabras de Jesús con el corazón atento,
éstas se revelan cómo verdadera limpieza, y purificación del alma”.
De este
modo el Pontífice invitaba a dejarse lavar los pies y a rezar a Jesús, para que “el
baño sagrado de su amor nos penetre más profundamente para purificarnos realmente”.
Precisamente, del gesto de lavar los pies se desprenden dos aspectos importantes:
por un lado el don y por otro el ejemplo. Dios se nos dona, y al mismo tiempo su gesto
sirve de ejemplo. Esto tardó en entenderlo Pedro, quien en un primer momento no quiso
que Jesús le lavara los pies, por considerarlo un gesto impropio de un maestro, pero
después entendió el significado del mismo.
Benedicto XVI ha proseguido su homilía
recordando que “tenemos que reconocer que incluso en nuestra nueva identidad de bautizados,
pecamos. Por eso necesitamos la confesión, para, una vez purificados, poder sentarnos
en la mesa con Él”. Por último el Obispo de Roma ha expuesto de nuevo la importancia
de este Jueves Santo.
“El Jueves Santo es un día de gratitud y de felicidad
que el Señor nos ha dado por el gran don del amor hasta el final. Queremos rezar al
Señor en este momento, para que gratitud y felicidad, se transformen en nosotros,
en la fuerza de amar juntos con su amor. Amen”.
Este año los participantes
en la Santa Misa de la Cena del Señor ha estado invitados a cumplir un gesto de caridad
que se destinará al orfanato La edad de oro, de La Habana.