2008-03-20 18:33:47

Misa in Cena Domini: el Papa recuerda que el Jueves Santo nos exhorta a no dejar que el rencor hacia los demás se vuelva veneno del alma, a purificar continuamente nuestra memoria, perdonándonos de corazón y lavándonos los pies los unos a los otros


Jueves, 20 mar (RV).- A las cinco y media de la tarde ha dado inicio en la Basílica de San Juan de Letrán, la Misa de la Cena del Señor, que abre las celebraciones del Misterio Pascual.

“Queridos hermanos y hermanas, iniciamos la solemne liturgia del Triduo Pascual con la celebración de la Cena del Señor. Las palabras y los gestos sacramentales de este día nos hacen revivir la Última Cena: misterio de la humildad de Cristo y de su amor por nosotros con el lavado de pies”.

En la homilía de la Misa In Cena Domini el Santo Padre ha recordado el relato de san Juan sobre esta escena, resaltando la importancia del gesto cumplido por Jesús a través del cual se demuestra su amor incondicional hacia el hombre.

“A esto exhorta el Jueves Santo: a no dejar que el rencor hacia los demás se vuelva veneno del alma. Nos exhorta a purificar continuamente nuestra memoria, perdonándonos de corazón los unos a los otros, lavándonos los pies los unos a los otros, para poder dirigirnos todos juntos hacia el banquete de Dios”.

Benedicto XVI ha recordado durante su homilía ese amor que Jesús profesó hacia sus discípulos lavándoles los pies: “Día tras día estamos como cubiertos de suciedad multiforme, de palabras vacías, de prejuicios, de sabiduría reducida y alterada; una multiplicidad de falsedades se filtra continuamente en nuestro ser más íntimo. Todo esto ofusca y contamina nuestra alma, nos amenaza con la incapacidad ante la verdad o el bien. Si acogemos las palabras de Jesús con el corazón atento, éstas se revelan cómo verdadera limpieza, y purificación del alma”.

De este modo el Pontífice invitaba a dejarse lavar los pies y a rezar a Jesús, para que “el baño sagrado de su amor nos penetre más profundamente para purificarnos realmente”. Precisamente, del gesto de lavar los pies se desprenden dos aspectos importantes: por un lado el don y por otro el ejemplo. Dios se nos dona, y al mismo tiempo su gesto sirve de ejemplo. Esto tardó en entenderlo Pedro, quien en un primer momento no quiso que Jesús le lavara los pies, por considerarlo un gesto impropio de un maestro, pero después entendió el significado del mismo.

Benedicto XVI ha proseguido su homilía recordando que “tenemos que reconocer que incluso en nuestra nueva identidad de bautizados, pecamos. Por eso necesitamos la confesión, para, una vez purificados, poder sentarnos en la mesa con Él”. Por último el Obispo de Roma ha expuesto de nuevo la importancia de este Jueves Santo.

“El Jueves Santo es un día de gratitud y de felicidad que el Señor nos ha dado por el gran don del amor hasta el final. Queremos rezar al Señor en este momento, para que gratitud y felicidad, se transformen en nosotros, en la fuerza de amar juntos con su amor. Amen”.

Este año los participantes en la Santa Misa de la Cena del Señor ha estado invitados a cumplir un gesto de caridad que se destinará al orfanato La edad de oro, de La Habana.







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