El Papa señala a los miembros del Pontificio Comité de Ciencias Históricas que una
sociedad que olvida el propio pasado, carece de los criterios adquiridos con la experiencia
y será particularmente vulnerable a la manipulación ideológica
Viernes, 7 mar (RV).- Una sociedad que olvida el propio pasado carece de los criterios
adquiridos con la experiencia y nunca estará en grado de proyectar una convivencia
armónica ni comprometerse de forma común para realizar objetivos futuros. Una sociedad
de estas características es particularmente vulnerable a la manipulación ideológica.
En su audiencia a los miembros del Pontificio Comité de Ciencias Históricas Benedicto
XVI ha criticado el desinterés actual por la historia que se refleja en la Universidad
y en las escuelas de cualquier nivel.
El Pontífice ha subrayado de forma especial
que la pérdida de la memoria provoca en el individuo la pérdida de la identidad y
de forma análoga este fenómeno se verifica para toda la sociedad. El punto de partida
del Santo Padre ha sido la frase del Papa León XIII: “No tenemos miedo de la publicación
de los documentos” referida a la accesibilidad al archivo de la Santa Sede. Porque
este Papa estaba convencido del hecho de que el estudio y la descripción de la historia
auténtica de la Iglesia sólo podía favorecerla.
“Desde entonces –ha dicho Benedicto
XVI- el contexto cultural ha experimentado un profundo cambio. No se trata sólo de
afrontar una historiografía hostil al cristianismo y a la Iglesia, sino que tiene
que luchar por su supervivencia en una sociedad plasmada por el positivismo y el materialismo”.
Dos ideologías que han conducido a un desenfrenado entusiasmo por el progreso que
determina la concepción de la vida en amplios sectores de la sociedad, animado por
espectaculares descubrimientos y éxitos técnicos, no obstante las desastrosas experiencias
del siglo pasado. En este contexto descrito por el Papa el pasado aparece sumido en
la oscuridad y el presente y el futuro resplandecen con promesas esperanzadoras.
El
Pontífice ha advertido del serio peligro creciente a causa del “excesivo énfasis que
se le otorga a la historia contemporánea, sobre todo cuando las investigaciones en
este sector están condicionadas por una metodología inspirada en el positivismo y
la sociología”.
“Se ignoran además importantes ámbitos de la realidad histórica,
incuso épocas enteras. Por ejemplo en muchos planes de estudio la enseñanza de la
historia inicia a partir de la Revolución Francesa. Producto inevitable de tal desarrollo
es una sociedad que ignora su propio pasado y carece de memoria histórica”.