2008-03-07 15:49:11

El Papa señala a los miembros del Pontificio Comité de Ciencias Históricas que una sociedad que olvida el propio pasado, carece de los criterios adquiridos con la experiencia y será particularmente vulnerable a la manipulación ideológica


Viernes, 7 mar (RV).- Una sociedad que olvida el propio pasado carece de los criterios adquiridos con la experiencia y nunca estará en grado de proyectar una convivencia armónica ni comprometerse de forma común para realizar objetivos futuros. Una sociedad de estas características es particularmente vulnerable a la manipulación ideológica. En su audiencia a los miembros del Pontificio Comité de Ciencias Históricas Benedicto XVI ha criticado el desinterés actual por la historia que se refleja en la Universidad y en las escuelas de cualquier nivel.

El Pontífice ha subrayado de forma especial que la pérdida de la memoria provoca en el individuo la pérdida de la identidad y de forma análoga este fenómeno se verifica para toda la sociedad. El punto de partida del Santo Padre ha sido la frase del Papa León XIII: “No tenemos miedo de la publicación de los documentos” referida a la accesibilidad al archivo de la Santa Sede. Porque este Papa estaba convencido del hecho de que el estudio y la descripción de la historia auténtica de la Iglesia sólo podía favorecerla.

“Desde entonces –ha dicho Benedicto XVI- el contexto cultural ha experimentado un profundo cambio. No se trata sólo de afrontar una historiografía hostil al cristianismo y a la Iglesia, sino que tiene que luchar por su supervivencia en una sociedad plasmada por el positivismo y el materialismo”. Dos ideologías que han conducido a un desenfrenado entusiasmo por el progreso que determina la concepción de la vida en amplios sectores de la sociedad, animado por espectaculares descubrimientos y éxitos técnicos, no obstante las desastrosas experiencias del siglo pasado. En este contexto descrito por el Papa el pasado aparece sumido en la oscuridad y el presente y el futuro resplandecen con promesas esperanzadoras.

El Pontífice ha advertido del serio peligro creciente a causa del “excesivo énfasis que se le otorga a la historia contemporánea, sobre todo cuando las investigaciones en este sector están condicionadas por una metodología inspirada en el positivismo y la sociología”.

“Se ignoran además importantes ámbitos de la realidad histórica, incuso épocas enteras. Por ejemplo en muchos planes de estudio la enseñanza de la historia inicia a partir de la Revolución Francesa. Producto inevitable de tal desarrollo es una sociedad que ignora su propio pasado y carece de memoria histórica”.







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