Lunes, 25 feb (RV).- El pasado 13 de febrero, el Santo Padre anunciaba la apertura
de la causa de beatificación de Sor Lucía dos Santos, la vidente de Fátima. El prefecto
de la Congregación para las Causas de los Santos, cardenal José Saraiva Martins, se
hacía eco del mensaje de Benedicto XVI, revelando que la religiosa dejó una serie
de importantes escritos inéditos.
"Desde la muerte de Sor Lucía se puso en
evidencia -lo que se había difundido en Portugal y también en el resto del mundo-,
la fama de santidad de esta humilde religiosa", explicó el cardenal portugués al comentar
la decisión del Papa de suspender la norma que requiere el paso de cinco años para
iniciar cualquier proceso de beatificación. El anuncio fue efectuado por el cardenal
Saraiva durante una celebración eucarística que presidió en la catedral de Coimbra
con motivo del tercer aniversario de la muerte de la religiosa carmelita.
El
Papa autorizó la apertura de la causa el 17 de diciembre, pero pidió al cardenal que
fuese él, como Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos quien diese
la noticia. Los dos pastorcitos, Francisco y Jacinta Marto, primos de Lucía y también
videntes de Fátima, fueron beatificados el 13 de mayo de 2000 por Juan Pablo II.
El
Prefecto del dicasterio recordó que en la última década sólo se produjeron dos casos
en los que se derogó la norma de esperar cinco años: la Beata Teresa de Calcuta y
el Papa Juan Pablo II. El cardenal Saraiva explicó que en el proceso de beatificación
de la religiosa no se tendrán en cuenta ni las apariciones de la Virgen ni los tres
secretos que le reveló; sino la heroicidad de sus virtudes y el requerido milagro
obtenido por su intercesión. Finalmente, el Purpurado portugués confirmó que Lucía
dejó un diario y "otros importantes escritos inéditos", y auguró "que sean publicados
pronto, ya que son un tesoro espiritual".
Sor Lucía murió el 13 de febrero
de 2005 a la edad de 97 años en un convento carmelita de Coimbra. Nacida el 22 de
marzo de 1907 en una localidad cercana a Fátima, fue allí, cuando tenía diez años,
que vio por primera vez a la Virgen, mientras estaba con sus primos los hermanos beatos
Francisco y Jacinta Martos, ambos fallecidos a temprana edad. Lucía entró en 1921
en el colegio de las Hermanas Doroteas en la localidad de Vilar, en las cercanías
de Oporto, desde donde se trasladó en 1928 a la ciudad española de Tui, donde vivió
algunos años. En 1946 regresó a Portugal y, dos años después, entró en el Carmelo
de Santa Teresa de Coimbra, donde profesó sus votos como carmelita en 1949.
En
el mensaje que el Siervo de Dios Juan Pablo II envió en ocasión del funeral de Sor
Lucía presidido por el cardenal Tarcisio Bertone en calidad de enviado especial, el
Pontífice recordaba los distintos encuentros que mantuvo con ella, y “los vínculos
de amistad espiritual que con el paso del tiempo se intensificaron”. El Papa Juan
Pablo II afirmó sentirse “sostenido por el don diario de su oración, especialmente
en los momentos duros de la prueba y del sufrimiento. Que el Señor la recompense ampliamente
por el gran y escondido servicio que ha hecho a la Iglesia”, exhortó el predecesor
de Benedicto XVI.