Ángelus: Palabras de aliento del Papa a la tierra del Líbano para que consiga pronto
la estabilidad, a la vez que critica las actitudes de violencia verbal y física que
se están viviendo en este país
Domingo, 17 feb (RV).- En este segundo domingo de Cuaresma, Benedicto XVI, ha recordado
la importancia del pasaje Evangélico de hoy, que evoca la Transfiguración de Jesús
en el monte. Precisamente este pasaje, junto al del pasado domingo dedicado a la tentación
de Jesús en el desierto, anticipa el misterio pascual. “Podemos decir –ha señalado
el Santo Padre- que estos dos domingos, son los pilares en los que se apoya el edificio
de la Cuaresma hasta la Pascua”.
Tras recordar que la transfiguración es un
acontecimiento de oración que lleva a la unión íntima con Dios, Benedicto XVI ha dirigido
unas palabras de aliento a la tierra del Líbano, que desde hace meses no consigue
la paz al no encontrar un jefe de Estado. “Los esfuerzos por poner fin a la crisis
y el apoyo ofrecido por numerosos exponentes importantes de la Comunidad internacional,
aunque si todavía no se ha conseguido un resultado, demuestran la intención de elegir
un presidente, que sea tal para todos los libaneses, y establecer de este modo las
bases para superar las divisiones existentes”, ha exhortado el Papa.
Prosiguiendo
en el análisis de la situación que se vive en el Líbano, el Santo Padre ha expresado
asimismo su preocupación por “la inusual ola de violencia verbal” que vive el país,
y por cuantos ponen “su confianza en la fuerza de las armas y en la eliminación física
de los adversarios”.
“Junto al Patriarca maronita y a todos los obispos libaneses
–ha señalado el Papa- os pido que os unáis a mi súplica a Nuestra Señora del Líbano,
para que anime a los ciudadanos de esa querida nación, y en particular a los políticos,
para que trabajen con tenacidad en favor de la reconciliación por un diálogo realmente
sincero, por una convivencia pacífica, y por el bien de una Patria que sentimos profundamente
común”.
Evocando de nuevo el tema de la Transfiguración del que hoy se ocupa
el Evangelio, el Pontífice ha señalado, que éste momento hace pensar en el bautismo,
en el vestido blanco que llevan los recién nacidos: “Quien renace en el bautismo está
revestido de luz, anticipando la existencia celeste que el Apocalipsis representa
con el símbolo de las vestiduras cándidas. Éste es el punto crucial, la transfiguración
es el anticipo de la resurrección, pero ésta presupone la muerte”.
Benedicto
XVI ha finalizado su alocución previa al Ángelus recordando que para entrar en la
vida eterna “es necesario escuchar a Jesús, seguirlo en la vía de la Cruz, llevando
en el corazón –como ÉL- la esperanza de la resurrección. Spe Salvi, salvados en la
esperanza. Hoy podemos decir: Transfigurados en la esperanza”.
Y
como es tradicional el Santo Padre, tras el rezo mariano del Ángelus y el respondo
por los fieles difuntos, ha saludado a todos los presentes en varias lenguas. Éstas
han sido sus palabras en español: “Dirijo mi cordial
saludo a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana,
especialmente a los fieles provenientes de las parroquias de San Lorenzo y de Nuestra
Señora del Rosario de La Unión (Murcia). En este segundo Domingo de Cuaresma, la Iglesia
nos invita a contemplar a Cristo, transfigurado en el monte Tabor, para que, iluminados
por su Palabra, podamos vencer las pruebas cotidianas de la vida y ser en medio del
mundo testigos de su gloria. ¡Muchas gracias!”.