El Papa recuerda a los fieles reunidos en la Basílica de San Pedro en la festividad
de la Virgen de Lourdes y Jornada Mundial del Enfermo, que Cristo Crucificado sostiene
siempre en la prueba
Martes, 12 feb (RV).- Benedicto XVI dirigió un saludo cordial a los fieles reunidos
en la Basílica de San Pedro, en la tarde de ayer, en ocasión de la festividad de la
Bienaventurada Virgen de Lourdes y Jornada Mundial del Enfermo. Por medio de un Mensaje,
enviado en su nombre, por el Cardenal Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, el Santo
Padre expresó su profundo anhelo de que este «orante encuentro impulse en todos los
participantes la ferviente esperanza en Cristo Crucificado, que sostiene siempre en
la prueba». Asimismo, el Papa invocó «copiosas gracias celestiales», por intercesión
de la Virgen Santa, bendiciendo en particular a los enfermos.
También en
nombre del Pontífice - que no estuvo presente pues está participando a lo largo de
esta semana en los Ejercicios Espirituales de Cuaresma - la celebración estuvo presidida
por el Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud. En su homilía,
el Card. Javier Lozano Barragán hizo hincapié en el Mensaje especial que Benedicto
XVI dirigió a toda la Iglesia con motivo, precisamente, de la Jornada Mundial del
Enfermo 2008.
Documento en el que el Papa recuerda que esta Jornada mundial
del enfermo, es ocasión propicia para «reflexionar sobre el sentido del dolor y sobre
el deber cristiano de salir a su encuentro en cualquier circunstancia que se presente».
Destacando la coincidencia este año de dos importantes acontecimientos para la vida
de la Iglesia - es decir el 150° aniversario de las apariciones de la Inmaculada
en Lourdes y la celebración del Congreso eucarístico internacional en Quebec, Canadá
- Benedicto XVI eligió el tema «La Eucaristía, Lourdes y la atención pastoral a los
enfermos».
Reiterando el anhelo del Santo Padre de poner de relieve «la
íntima unión que existe entre el misterio eucarístico, el papel de María en el plan
salvífico y la realidad del dolor y del sufrimiento del hombre», el Card. Lozano recordó
la exhortación de Benedicto XVI a subrayar la importancia de la santa misa, de la
adoración eucarística y del culto a la Eucaristía, «haciendo que las capillas en los
centros de salud se transformen en el corazón palpitante en el que Jesús se ofrece
incesantemente al Padre para la vida de la humanidad». Así como la obligación de
progresar siempre en el campo del arte y de la ciencia médica, impulsando los extraordinarios
avances y progresos y tutelando la dignidad humana en cada etapa de la vida.