2008-02-07 16:14:33

Miércoles de Ceniza: el Papa centra su homilía en la oración y el sufrimiento como aspectos significativos del tiempo cuaresmal


Miércoles, 6 feb (RV).- En ocasión del comienzo del itinerario cuaresmal, tiempo de renovación interior en espíritu de oración, de penitencia, de limosna y de ayuno, el Papa ha presidido esta tarde, la tradicional asamblea de oración en la iglesia romana de San Anselmo y la sucesiva procesión penitencial hasta la basílica de Santa Sabina, situadas las dos en el Aventino. Después de la procesión, en la misma basílica de Santa Sabina, ha tenido lugar la celebración de la Eucaristía, con el rito de bendición e imposición de la ceniza.

Y la oración y el sufrimiento como aspectos significativos del tiempo cuaresmal han sido los temas centrales de la homilía del Papa. Benedicto XVI ha definido la oración como la confluencia donde nuestras esperanzas y aspiraciones son expuestas a la Palabra de Dios, se sumergen en el diálogo con Aquel que es la verdad, y salen libres de mentiras ocultas y compromisos con las distintas formas de egoísmo.... “La verdadera oración – ha dicho el Santo Padre- es el motor del mundo”.... “y sin ella no hay esperanza, sino sólo ilusiones”.

“Sin la dimensión de la oración, el yo humano termina por cerrarse en sí mismo, y la conciencia, que debería ser el eco de la voz de Dios, corre el riesgo de reducirse a un espejo del yo, de tal manera que el coloquio interior se convierte en monólogo dando entrada a mil auto justificaciones. La oración, por tanto, es garantía de apertura a los demás: quien se hace libre para Dios y sus exigencias, se abre contemporáneamente al otro, al hermano que toca a la puerta de su corazón y pide escucha, atención, perdón, a veces corrección, pero siempre en la caridad fraterna. La verdadera oración no es jamás egocéntrica, sino siempre centrada sobre el otro. Como tal, ella ejercita al orante al “éxtasis” de la caridad, a la capacidad de salir de sí mismo para hacerse cercano al otro en el servicio humilde y desinteresado. La verdadera oración es el motor del mundo, abierto a Dios. Por esto, sin oración no hay esperanza, sino sólo ilusión. No es de hecho la presencia de Dios quien aliena al hombre, si no su ausencia: sin el verdadero Dios, Padre del Señor Jesucristo, las esperanzas se convierten en ilusiones que inducen a evadirnos de la realidad. Hablar con Dios, permanecer en su presencia, dejarse iluminar y purificar de su Palabra, nos introduce en cambio en el corazón de la realidad, en el íntimo motor del devenir cósmico; nos introduce así por decirlo en el corazón pulsante del universo”.

Más adelante, el Papa se concentró sobre el sufrimiento recordando - como escribe en la Encíclica Spe Salvi - “la medida de la humanidad se determina esencialmente en la relación con el sufrimiento y con el que sufre… Esto vale tanto para el individuo como para la sociedad... La Pascua, hacia la cual la Cuaresma se dirige, es el misterio que da sentido al sufrimiento humano, a partir de la abundancia de la compasión de Dios, realizada en Jesucristo…

Al igual que por la oración, la historia de la Iglesia es riquísima de testimonios que se han ofrecido sin reservas por el prójimo a costa de grandes sufrimientos. Mientras más grande es la esperanza que nos anima, mayor es también en nosotros la capacidad de sufrir por amor a la verdad y al bien, ofreciendo con alegría las pequeñas y grandes fatigas de cada día e incluyéndolas en la gran compasión de Cristo

Benedicto XVI finalizó recordando que en estos días, en que se conmemora el 150 aniversario de las apariciones de la Virgen en Lourdes, estamos llamados a meditar sobre el misterio de la participación de María en los dolores de la humanidad.

La comunidad religiosa de Santa Sabina recibía con alegría esta visita del Santo Padre, como nos ha explicado el maestro general de los dominicos, Fray Carlos Azpiroz Costa. RealAudioMP3







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