2008-02-05 14:35:42

Febrero: Intención general de Benedicto XVI para el Apostolado de la Oración


Lunes, 4 feb (RV).- «Para que los minusválidos síquicos no sean marginados sino respetados y ayudados con amor a vivir dignamente su condición física y social». Es la Intención General que presenta Benedicto XVI para este mes de febrero.

Y, para reflexionar sobre esta invitación del Papa, el Apostolado de la oración propone el Mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial del Enfermo 2006, que se celebró en Adelaida, Australia, y que estuvo dedicada precisamente a los minusválidos síquicos.

«La Iglesia quiere inclinarse con particular solicitud sobre los que sufren, llamando la atención de la opinión pública hacia los problemas relacionados con la discapacidad mental, que afecta ya a una quinta parte de la humanidad y constituye una auténtica emergencia socio-sanitaria».

Recordando la atención que su venerado predecesor Juan Pablo II prestaba a esta celebración anual, también Benedicto XVI, se unió espiritualmente a la Jornada mundial del enfermo y en esta ocasión «para reflexionar, en sintonía con los participantes, sobre la situación de los enfermos mentales en el mundo, y para solicitar el esfuerzo de las comunidades eclesiales por testimoniarles la tierna misericordia del Señor».

Lamentando que en muchos países no existe aún una legislación en esta materia, y en otros falta una política definida para la salud mental, el Papa constata en este mensaje que «la persistencia de conflictos armados en varias regiones de la tierra, la sucesión de enormes catástrofes naturales y la difusión del terrorismo, además de causar un número impresionante de muertos, han originado en muchos supervivientes traumas psíquicos, a veces difícilmente recuperables».

Por otra parte, los expertos reconocen que, en los países de elevado desarrollo económico, «la crisis de valores morales influye negativamente, originando nuevas formas de malestar mental». Aumenta el sentido de soledad, que mina e incluso destruye las tradicionales formas de cohesión social, comenzando por la institución de la familia, y marginando a los enfermos, de modo especial a los mentales, considerados a menudo como un peso para la familia y para la comunidad.

Rindiendo homenaje a los que, de diversos modos y en distintos niveles, se esfuerzan para que no decaiga el espíritu de solidaridad y exhortando a que, por el contrario, se persevere en cuidar de estos hermanos y hermanas nuestros - inspirándose en ideales y principios humanos y evangélicos – Benedicto XVI apoya los esfuerzos de quienes trabajan para que a todos los enfermos mentales se les presten los cuidados necesarios. Por desgracia, en muchas partes del mundo, los servicios para estos enfermos o no existen, o resultan insuficientes, o se están desmantelando. El contexto social no siempre acepta a los enfermos mentales con sus limitaciones, y también por esto existen dificultades para encontrar los recursos humanos y económicos que hacen falta.

Es necesario integrar mejor el binomio terapia adecuada y sensibilidad nueva ante las discapacidades, a fin de que los agentes del sector puedan salir con más eficacia al encuentro de esos enfermos y de sus familias, las cuales solas  no  serían  capaces de atender adecuadamente a sus miembros enfermos. La próxima Jornada mundial del enfermo  es  una  circunstancia oportuna para manifestar  solidaridad  a las familias que tienen a su cargo discapacitados mentales.

El Papa hace hincapié en la dignidad humana de los enfermos, aprecia a los que los atienden para que «nunca falte, a quien la necesite, una asistencia médica, social y pastoral que respete la dignidad propia de todo ser humano». La Iglesia, especialmente mediante la labor de los capellanes, brinda su ayuda, pues es plenamente consciente de que está llamada a manifestar «el amor y la solicitud de Cristo en favor de los que sufren y de los que los atienden».

A los agentes pastorales, a las asociaciones y organizaciones de voluntariado, Benedicto XVI les recomienda que sostengan, con formas e iniciativas concretas, a las familias que tienen a su cargo discapacitados mentales, con respecto a los cuales espera que crezca y se difunda la cultura de la acogida y la comunión, también gracias a leyes adecuadas y a planes sanitarios que prevean suficientes recursos para su aplicación concreta.

«Es sumamente urgente la formación y la actualización del personal que trabaja en un sector tan delicado de la sociedad», recomienda el Papa y hace hincapié en que «todo cristiano, según su tarea y su responsabilidad, está llamado a dar su aportación para que se reconozca, respete y promueva la dignidad de estos hermanos y hermanas nuestros».

Duc in altum! El Papa dirige esta invitación de Cristo a Pedro y a los Apóstoles a las comunidades eclesiales esparcidas por el mundo, y de modo especial a los que están al servicio de los enfermos, para que, con la ayuda de María Salus infirmorum, testimonien la bondad y la paternal solicitud de Dios. Que la Virgen santísima consuele a los que se encuentran marcados por la enfermedad y sostenga a los que, como el buen samaritano, alivian sus heridas corporales y espirituales.








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