Mons. Tomasi considera inaceptable la afirmación de que las bombas de racimo son una
necesidad militar
Miércoles, 30 ene (RV).- En días pasados el Observador permanente de la Santa Sede
en Ginebra, Mons. Silvano Maria Tomasi, intervino en la reunión del Grupo de expertos
gubernamentales en la Convención sobre la prohibición o restricción del uso de ciertas
armas convencionales, que pueden ser consideradas excesivamente dañosas o tener efectos
indiscriminados sobre la población.
Mons. Tomasi recordó al respecto las palabras
del Papa en su discurso a los embajadores acreditados ante la Santa Sede de principios
de año, en el que insistía “sobre la adopción de medidas apropiadas para afrontar
el problema humanitario que conlleva las armas con municiones de racimo”. Una rápida
respuesta a este problema se convierte en un imperativo ético visto el elevado coste
de vidas humanas, la mayoría civiles y especialmente niños”.
El representante
del Vaticano insistió sobre tres puntos: la urgencia de una respuesta apropiada a
los problemas humanitarios que representan las armas convencionales; el riesgo que
significa que numerosos países todavía hoy puedan ser productores, compradores o poseedores
de stocks de armas; y la convicción de que el mejor camino para asegurar la paz no
es a través del armamento.
“La prevención - afirmó Mons. Tomasi- , entre otras
cosas, debería ser el punto común de una acción concertada entre productores y futuros
compradores”. “Es inaceptable la afirmación de que las armas con munición de racimo
son una necesidad militar”. “Si la guerra tiene un precio, la paz tiene también el
suyo, y en todo caso es más modesto. Preservar la vida, crear las condiciones para
una vida digna y asegurar la paz es un desafío que hay que construir entre todos”.