2008-01-30 15:18:09

Audiencia general: el Papa subraya la necesaria armonía entre fe y razón y retoma el legado de San Agustín para afirmar que “quien está lejos de Dios, está lejos de sí mismo y alienado”


Miércoles, 30 ene (RV).- La ''necesaria'' armonía entre fe y razón ha sido el argumento central de la catequesis de Benedicto XVI que ha dedicado la Audiencia General de hoy para hablar nuevamente del legado de San Agustín: “Quien está lejos de Dios, está lejos de sí mismo y alienado, y sólo puede encontrarse a sí mismo encontrando a Dios".

Una vez más, por tercera vez, Benedicto XVI ha dedicado la cita semanal con los fieles a la figura de san Agustín, el obispo de Hipona. El Papa ha explicado durante la catequesis de la Audiencia General de hoy a los 5 mil peregrinos reunidos en el Aula Pablo VI del Vaticano “que fe y razón representan el tema determinante en la biografía del santo” teólogo, “que no quería profesar una religión que no respondiese a su sed de verdad y a la razón”.

“Para encontrar a Dios -dice san Agustín- no es necesario salir de nosotros mismos, porque en el interior del hombre habita la verdad”. “Esta armonía -ha afirmado el Santo Padre- es muy importante, porque significa que Dios está cerca de todo ser humano, cerca de su corazón y de su razón”. Para Benedicto XVI el itinerario intelectual y espiritual de Agustín representa "un modelo" también para los cristianos de hoy.

El hombre, ha señalado el Pontífice, ''es social por naturaleza pero antisocial por vicio, su salvación está en Cristo y en la Iglesia: la iglesia, Pueblo de Dios no es un concepto sociológico -ha recordado el Papa- debe siempre relacionarse directamente con Cristo”. “Quien está lejos de Dios, está lejos de sí mismo y alienado y sólo puede encontrarse a sí mismo encontrando a Dios".

Escuchemos el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en lengua española para los peregrinos presentes en el Aula Pablo VI: RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas:

 
La catequesis de hoy trata algunos aspectos del inmenso legado de San Agustín, reconocido por la Iglesia como uno de sus maestros más autorizados, como lo puso de manifiesto el Papa Juan Pablo II en la Carta Apostólica dedicada al Santo en la conmemoración de su conversión, siendo, además, un Padre de la Iglesia muy apreciado también por mí. El itinerario intelectual y espiritual de Agustín representa un modelo de la relación armónica que debe existir entre la fe y la razón. Esta armonía significa ante todo que Dios está cerca de todo ser humano, cerca de su corazón y de su razón. Esta presencia misteriosa de Dios puede ser reconocida en el interior del hombre, porque, como decía Agustín con una expresión muy conocida: “Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. El hombre, añade el Santo, es un grande enigma y un abismo que sólo Cristo es capaz de iluminar y colmar. Además, en cuanto único mediador de la salvación, Cristo es cabeza de la Iglesia, y está unido místicamente a ella. Ante la pregunta ¿qué es lo que san Agustín puede decir al hombre de hoy?, se podría contestar con estas palabras de una carta escrita después de su conversión: “Me parece que se debe llevar a los hombres a la esperanza de encontrar la verdad”; esa verdad que es Cristo mismo.

 
Saludo cordialmente a los visitantes de lengua española. En particular, a los distintos grupos de estudiantes y peregrinos venidos de Argentina, Chile, España y de otros países latinoamericanos. Siguiendo el ejemplo y las enseñanzas de san Agustín, os animo a buscar a Cristo con todas las fuerzas, para encontrar en Él la verdad de vuestras vidas. ¡Muchas gracias!

Como siempre el Papa al final de la audiencia se ha dirigido a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. Mañana celebramos la memoria litúrgica de san Juan Bosco, sacerdote y educador. “Miradle, queridos jóvenes, particularmente vosotros los que os vais a confirmar, como a un auténtico maestro de vida. Vosotros, queridos enfermos, aprended de su experiencia espiritual y confiad en toda circunstancia en Cristo crucificado. Y vosotros, recién casados, acudid a su intercesión para asumir con compromiso generoso vuestra misión de esposos”.








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