Misa de Acción de Gracias tras la elección del nuevo prepósito general de la Compañía
de Jesús
Lunes, 21 ene (RV).- En la tarde de ayer tuvo lugar en la Iglesia romana del Gesú
la Misa de Acción de Gracias después de la elección del nuevo prepósito general de
la Compañía de Jesús, el P Adolfo Nicolás.
Ad mayorem Dei gloriam y el
servicio universal de los jesuitas Los jesuitas han elegido a un hombre
sin fronteras para regir una congregación religiosa que tampoco las tiene. Este universalismo
que caracteriza a la Compañía de Jesús quedó de manifiesto en la homilía que ayer
pronunció en la Iglesia del Gesú del Roma el nuevo Prepósito General P. Adolfo Nicolás.
Unos
350 sacerdotes de la Orden, provenientes de todas las partes de la tierra, le acompañaron
concelebrando en la Misa de Acción de gracias, y hasta un millar de fieles que llenaban
el templo, pudimos oír su mensaje programático. Anunciar la salvación a la nación
de los pobres, nación cuyas fronteras no son precisamente las geográficas. Tomando
pie de la lectura de Isaías donde se narra la elección de Israel como siervo para
que sea luz de las naciones hasta el confín de la tierra, el P. Adolfo Nicolás propuso
a los jesuitas ser siervos de los hijos de Dios marginados, excluidos o manipulados.
El
servicio que fue realizado por Jesús de Nazaret a través de su acción salvadora con
la muerte y la resurrección y que San Ignacio de Loyola propuso a los jesuitas con
la frase “en todo amar y servir”, fue la palabra clave de su homilía. No hay fronteras
para la visión de Dios que, en su divina Providencia, envía al Hijo a hacer redención
de la humanidad dolorida y maltrecha. Será este el criterio que rija los sucesivos
encuentros programados en la Congregación general que hoy lunes retoman los jesuitas
elegidos para este fin.
Todo había comenzado unos minutos antes de la misa,
cuando el recién nombrado General, rezó en las habitaciones donde de Ignacio escribió
las constituciones, y escuchó el pasaje de San Mateo donde dice: Vosotros no os dejéis
llamar Maestro, porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos.
Ni tampoco os dejéis llamar líderes, porque uno solo es vuestro líder: Cristo. Tras
esta exhortación, el secretario de la Compañía, dirigiéndose al Padre Nicolás le recordó
el tipo de persona que la parte IX de las constituciones dicen que debe de ser el
Padre General.
Y el P. Nicolás lo reafirmó al comenzar la homilía: Este no
es un mensaje para el mundo, sino una reflexión en oración, donde contemplamos cómo
Dios nos hace servidores, y en esto Dios se complace, tanto más cuanto más servidores
seamos. No sólo es la idea de San Ignacio, sino de nuestro papa, el Santo padre Benedicto
XVI, quien nos ha recordado que Dios es amor y que esto es la esencia del evangelio.