Audiencia general: Benedicto XVI espera que los deseos de bondad y de amor que se
intercambian estos días contribuyan a crear una profunda sensibilidad ante todas las
formas de pobreza
Miércoles, 19 dic (RV).- "¿Si no se reconoce que Dios se ha hecho hombre, qué sentido
tiene celebrar la Navidad? Es una fiesta vacía”. Y aún así, ha dicho Benedicto XVI
esta mañana durante la Audiencia General, "hoy la fe y su gran esperanza aparecen
lejanas de la realidad de la vida vivida, en su dimensión pública o privada, de manera
cada vez más caótica y también violenta. Lo podemos constatar cada día, ha dicho el
Papa: “si la luz de la verdad se apaga, la vida se vuelve oscura y sin sentido".
“El
Niño que desde hace más de 2 mil años nació en la Gruta de Belén -ha recordado el
Pontífice- no se cansa de visitarnos: viene para estar con la humanidad que anhela
justicia, y pide justicia con asidua oración”. “Jesús toma morada no solamente en
el ambiente que nos rodea, sino sobre todo en nuestra propia alma”.
“El mundo,
tiene todavía hoy necesidad de justicia”, ha afirmado el Santo Padre. “Por eso rezamos
en Navidad para que el Señor nos rinda Justicia; rezamos para que las contraposiciones
cedan el paso al deseo de perdón, de justicia y de paz”. “Que la paz habite en las
familias y que el mensaje de solidaridad y acogida que proviene de la Navidad, contribuya
a crear nuevas formas de solidaridad hacia las viejas y las nuevas formas de pobreza”,
ha señalado el Pontífice.
“En sentido cristiano -ha explicado el Papa- esperar
la justicia quiere decir vivir todos nosotros bajo los ojos del Juez, abriendo el
mundo a su llegada”. Dar testimonio consciente de este don inaudito, es la exhortación
que viene señalada en el reciente documento de la Congregación de la Doctrina de la
Fe sobre algunos aspectos de la evangelización, que deseo -ha subrayado Benedicto
XVI- ofreceros para que reflexionéis y profundicéis en ello”.
“Que la Navidad
-ha deseado de corazón el Papa- sea para todos la fiesta de la paz y de la alegría
por el nacimiento del Salvador, Príncipe de la paz. La liturgia de estos días nos
invita a intensificar nuestra preparación y las lecturas del Antiguo y del Nuevo Testamento
nos estimularán a encontrar el verdadero sentido de esta fiesta, que celebra el prodigio
increíble del nacimiento del Hijo unigénito de Dios en del seno de María en la gruta
de Belén.
Este ha sido el resumen que en español ha hecho el Santo Padre para
los fieles de nuestra lengua presentes en la Aula Pablo VI:
Queridos
hermanos y hermanas: A medida que se acerca la Navidad, la liturgia del
Adviento nos alienta a prepararnos más intensamente para celebrarla, reproduciendo
en nuestras almas los sentimientos de María y José en las horas que precedieron al
nacimiento de Jesús. En Belén se manifestó al mundo la Luz que ilumina nuestra vida
y nos fue revelado el Camino que conduce a la plenitud de la humanidad. ¿Qué sentido
tiene festejar la Navidad si no se reconoce que Dios se hizo hombre? Los cristianos
hemos de proclamar con convicción la verdad del nacimiento de Cristo, para testimoniar
la certeza de un don inaudito, que es un tesoro no solamente para nosotros sino para
todos. De aquí surge el deber de la evangelización, que consiste justamente en compartir
esta buena noticia. Que los deseos de bondad y de amor que se intercambian en estos
días lleguen a todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana y contribuyan a crear una
profunda sensibilidad ante todas las formas de pobreza. Que la Navidad sea para todos,
fiesta de paz y alegría por el nacimiento del Salvador, Príncipe de la paz. Saludo
cordialmente a los peregrinos de lengua española. En particular, a los Tarsicios de
Lucena, a las Delegaciones del Gobierno Mejicano y del Estado de Jalisco, a los Sacerdotes
del Colegio Mejicano de Roma, así como a los demás grupos venidos de España y de otros
países latinoamericanos. Pidamos al Señor que abra nuestra alma para que entre en
ella el misterio de su Nacimiento. A todos vosotros y a vuestras familias os deseo
una Santa y Feliz Navidad. Muchas gracias.
Antes de finalizar la audiencia
el Santo Padre ha saludado a los jóvenes a los enfermos ya los recién casados. A
pocos días de la solemnidad de la Natividad, que Dios manifiesta a la humanidad con
el nacimiento de Cristo, haga crecer en vosotros, queridos jóvenes, el amor y el deseo
de servir generosamente a los hermanos; y para vosotros, queridos enfermos, sea motivo
de conforto y serenidad, porque el Señor viene a visitarnos, trayendo consuelo y esperanza.
Y a vosotros, queridos recién casados, os inspire para consolidar vuestra promesa
de amor y de fidelidad recíproca.