El trabajo pastoral en la preparación espiritual de los jóvenes al sacramento de la
Confirmación y el tema de la esperanza en la época moderna, reflexiones del Papa para
los jóvenes universitarios
Jueves, 13 dic (RV).- Esta tarde en la Basílica Vaticana, ha tenido lugar la tradicional
cita del Papa con los universitarios romanos, en preparación de la Navidad. Dos reflexiones
han centrado el discurso del Pontífice a los estudiantes: el trabajo pastoral emprendido
por la Diócesis de Roma en la preparación espiritual de los jóvenes al sacramento
de la Confirmación, y el tema de la esperanza en la época moderna, remitiéndose a
su última encíclica Spe Salvi, “Salvados en la Esperanza".
El Santo Padre ha
llegado a la Basílica de San Pedro hacia las seis y media de la tarde para dirigir
un especial saludo a los estudiantes de las Universidades -estatales, privadas y Pontificias
de Roma- que reunidos en la Basílica participaron en la celebración eucarística presidida
por el cardenal vicario del Papa Camillo Ruini, en preparación para esta Navidad.
Tras saludar a los jóvenes, a los capellanes, rectores y otras autoridades
religiosas presentes en la Basílica, el Papa ha dirigido un saludo especial a la delegación
de jóvenes universitarios de Albania, quienes han entregado la imagen de la Virgen
Maria Sedes Sapientiae a la delegación de estudiantes de Rumania, país por
el cual peregrinará como portadora de paz y esperanza.
Dirigiéndose a los 150
estudiantes que recibirán el Sacramento de la Confirmación en la próxima vigilia de
Pentecostés, el Papa los ha conminado a elevar su mirada a la Virgen María y que de
su “sí” aprendan a pronunciar también ellos un “sí” a la llamada divina. “El Espíritu
Santo -ha afirmado el Papa- entra en nuestra vida en la medida en que le abrimos el
corazón con nuestro “sí”: mientras más pleno es el “sí”, más pleno es el don de su
presencia.
Benedicto XVI al colocar como ejemplo que mientras más abiertas
estén las ventanas de una habitación entra con más brillo y calidez la luz invadiendo
cada espacio, María, es saludada por el ángel como “plena de Gracia” justamente porque
su corazón y su vida están totalmente abiertas a Dios y por esto completamente invadida
por su gracia. Por ello, el Papa ha invocado a la Virgen para que como Ella, los estudiantes
digan su “sí” libre y pleno a Dios, para que puedan ser renovados, es más, transformados
por la luz y la alegría del Espíritu Santo.
Más adelante, el Santo Padre entregó
idealmente a los universitarios su nueva Encíclica “Spe salvi” introduciendo con este
gesto su segunda reflexión, sobre la esperanza en la modernidad. Partiendo del gran
cambio que a partir del siglo XVII se dio en Europa hacia una mentalidad según la
cual el progreso humano es obra de la ciencia y de la técnica, y la fe fue relegada
sólo a la salvación del alma, Benedicto XVI ha explicado que estas dos grandes ideas
de fuerza de la modernidad -es decir la razón y la libertad-, se deshicieron de Dios
para convertirse en autónomas y cooperar en la construcción del “reino del hombre”
prácticamente contrapuesto a reino de Dios.
El Papa ha señalado que es ésta
la razón por la que se difundió una concepción materialista, que fue alimentada por
la esperanza de que cambiando las estructuras económicas y políticas, se puede dar
vida a una sociedad justa, donde reine la paz, la libertad y la igualdad. “Este proceso
-ha continuado el diciendo el Pontífice- que no está privado de valores y de razones
históricas, contiene, sin embargo, un error de fondo: El hombre, de hecho, no es sólo
producto de determinadas condiciones económicas o sociales; el progreso técnico, no
coincide con el crecimiento moral de las personas, es más, sin principios éticos,
la ciencia, la técnica y la política pueden ser usadas –como ha ocurrido y todavía
lamentablemente ocurre- no para el bien sino para el mal de los individuos y de la
humanidad”.
Dejando a los jóvenes universitarios como tema de reflexión y
discusión estas temáticas tan actuales, el Papa ha deseado que la luz de Cristo -invocada
por intercesión de María, Estrella de la Esperanza, y de la Santa Virgen y mártir
Lucia, de quien hoy hacemos memoria-, ilumine siempre el camino de sus vidas, y tras
desearles una feliz Navidad, rica de gracia y de paz, el Papa les ha impartido su
Bendición Apostólica.