El Papa entrega a los 23 nuevos purpurados el anillo cardenalicio, recordándoles que
se les llama a dar la vida por Cristo y pidiéndoles que su oración de paz por la unión
entre todos los discípulos
Domingo, 25 nov (RV).- Con el “Tu es Petrus” iniciaba esta mañana en la Basílica del
Vaticano la concelebración eucarística presidida por Benedicto XVI con los 23 nuevos
purpurados a los que ha entregado hoy el anillo cardenalicio.
El Papa Benedicto
XVI expresaba al inicio su felicidad por estos nuevos cardenales y agradecía la presencia
de los “hermanos y hermanas llegados desde todo el mundo”. Durante su homilía de este
domingo, solemnidad de Cristo Rey del Universo, el Pontífice ha recordado las tres
escenas bíblicas de hoy: la Crucifixión; la unción real de David por parte de los
ancianos de Israel; y el himno cristológico con el que Pablo introduce la Carta a
los Colosenses.
Sobre la escena central de la Crucifixión, Benedicto XVI ha
recordado que en Jesús crucificado se expresa la revelación máxima de Dios en este
mundo, porque “Dios es amor –ha exhortado- y la muerte en la cruz de Jesús es el acto
de amor más grande de toda la historia”. En este sentido el Santo Padre ha evocado
la imagen que aparece en el anillo cardenalicio: la crucifixión.
“Éste, queridos
hermanos neo-Cardenales –ha exhortado el Papa- será siempre para vosotros una invitación
a recordar de qué Rey sois servidores, en qué trono Él ha sido elevado y como fue
fiel hasta el final para vencer al pecado y a la muerte con la fuerza de la divina
misericordia. La madre Iglesia, esposa de Cristo, os dona esta insignia como memoria
de su Esposo que la ha amado y se ha entregado a si mismo por ella. De este modo,
llevando el anillo cardenalicio, se os llama constantemente a dar la vida por la Iglesia”.
Precisamente,
tras la homilía, el Papa ha hecho entrega de este anillo cardenalicio a cada uno de
los 23 nuevos purpurados. El anillo cardenalicio es signo de dignidad, de solicitud
pastoral y de comunión con la Sede de Pedro. Como dijo el mismo Benedicto XVI en su
primer consistorio el pasado año “el anillo es siempre un signo nupcial, expresión
de fidelidad y compromiso que custodia la Santa Iglesia, esposa de Cristo”. Tras subrayar
la importancia del símbolo de la Crucifixión, el Papa se ha detenido en las otras
dos escenas de hoy. En relación a la unción real de David Benedicto XVI ha dicho:
“En esta solemne concelebración eucarística queremos renovar nuestro pacto Contigo,
nuestra amistad, porque sólo en esta relación íntima y profunda Contigo, Jesús nuestro
Rey y Señor, adquieren sentido y valor la dignidad que se nos ha conferido y la responsabilidad
que ésta conlleva”.
Seguidamente Benedicto XVI ha invitado a admirar la tercera
parte del “tríptico” de la Palabra de Dios: el himno cristológico de la Carta a los
Colosenses. En relación a esto el Papa ha recordado a los cardenales cuál es su deber:
“Anunciar al mundo la verdad de Cristo, esperanza para cada hombre y para la entera
familia humana. Y es para mi motivo de consuelo poder contar siempre con vosotros,
tanto colegialmente como singularmente, para llevar al cumplimiento también yo tal
fin fundamental del ministerio petrino”.
Por último, el Papa ha confiado a
la oración de los nuevos cardenales “la paz entre todos los discípulos de Cristo,
como el signo que Jesús ha venido a instaurar en el mundo”. “Habéis dedicado vuestra
vida al servicio de la Iglesia –ha finalizado, y ahora estáis llamados a asumir en
ella un papel de alta responsabilidad. La oración por la paz y la unidad de los cristianos
constituye vuestra primera y principal misión, para que la Iglesia sea ‘sólida y compacta’,
signo e instrumento de unidad para todo el género humano”.