Al recibir a los miembros de la FAO el Papa les recuerda que para resolver los problemas
del hambre y la desnutrición es necesario un genuino espíritu de cooperación.
Jueves, 22 nov (RV).- Esta mañana el Pontífice se ha reunido con los 400 participantes
en la trigésimo cuarta Sesión de la Conferencia General de la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO.
El Papa manifestó
su satisfacción por este encuentro que, forma parte de una tradición lograda en el
tiempo desde que esta organización instaló su sede en Roma. Benedicto XVI aprovechó
esta ocasión para expresar su aprecio por el trabajo que realizan en la eliminación
de la plaga del hambre. Y añadió que la Santa Sede ha tenido siempre un especial interés
en todos los esfuerzos que realiza esta organización en la eliminación del hambre
y la desnutrición, así como en los conocimientos para resolver estos problemas, por
lo que es necesario no solamente una dedicación extraordinaria, sino también un alto
entrenamiento técnico refinado y, sobre todo, un genuino espíritu de cooperación.
Asimismo, el Papa recordó a los presentes que esta meta nos llama a todos
a un constante reconocimiento de la inherente dignidad de la persona y sus diferentes
estados de vida. Toda forma de discriminación, y en particular todas aquellas que
frustran el desarrollo en la agricultura deben ser rechazadas ya que constituyen una
violación de los derechos básicos en la salvación de toda persona del hambre.
El
Papa recordó los grandes esfuerzos que realiza la FAO con programas que promueven
el desarrollo de los recursos naturales en el mundo y que afrontan los diferentes
contrastes que se viven en el mundo, como la diferencia existente entre ricos y pobres.
Y tras afirmar que a veces los obstáculos que se afrontan en la superación de esta
trágica situación pueden causar desaliento, el Papa dijo que los obstáculos, como
los conflictos armados, los brotes de enfermedades, las adversidades atmosféricas
y las condiciones ambientales, así como los masivos desplazamientos forzados de poblaciones
deben servir a esta organización para redoblar los esfuerzos en el abastecimiento
del pan diario a cada persona.
También afirmó que por su parte, la Iglesia
está convencida que la misión para obtener más soluciones técnicas efectivas en un
mundo siempre cambiante, es la búsqueda de programas destinados a la incorporación
de valores que beneficien la inalienable dignidad y los derechos de la persona humana.
Y en este sentido dijo que la FAO juega un papel esencial en la eliminación del hambre
mundial, a la vez que recuerda constantemente a la comunidad internacional la necesidad
de crear métodos y nuevas estrategias para mejorar estas condiciones.
Por
último, el Santo Padre manifestó su aprecio por los generosos esfuerzos que realiza
esta organización, y recordó que la Santa Sede en estos 60 años sigue muy de cerca
las actividades de la FAO. La FAO, dijo el Papa, es una de las primeras organizaciones
internacionales con quien la Santa Sede estableció relaciones diplomáticas. Y desde
el 23 de noviembre de 1948 en la cuarta sesión de esta conferencia, la Santa Sede
logró su status de Observador permanente, asegurando así su participación en las actividades
de la organización internacional, en los distintos departamentos y agencias afiliadas
en consonancia con la misión religiosa y moral de la Iglesia.