Ángelus: Llamamiento a la solidaridad internacional para Bangladesh y el Papa recuerda
que no hay que tener miedo ante el futuro porque el verdadero antídoto contra la mentalidad
nihilista es la fe que trabaja en la caridad
Domingo, 18 nov (RV).- Ante miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro del
Vaticano, el Santo Padre Benedicto XVI, fiel a su preocupación por los acontecimientos
de actualidad en el mundo, ha hecho un llamamiento durante el Ángelus de hoy a la
solidaridad para con las zonas del sur de Bangladesh afectadas por un devastador ciclón
que ha causado numerosas víctimas y graves destrucciones.
“Hago un llamamiento
–ha dicho- a la solidaridad internacional, que ya se ha empezado a movilizar para
hacer frente a las necesidades inmediatas. Animo a poner en marcha todo esfuerzo posible
para socorrer a estos hermanos tan duramente probados”.
Asimismo el Papa ha
recordado la apertura hoy en Jordania de la octava Asamblea de los Estados que han
firmado la Convención sobre la prohibición, empleo, almacenamiento, producción y transferencia
de minas antipersona y su destrucción. A esta convención pertenece la Santa Sede que
se encuentra entre los principales promotores. “Por lo tanto –ha precisado el Pontífice-
expreso de corazón, mi deseo y mi ánimo para el buen éxito de la conferencia, para
que estos artefactos, que siguen sembrando víctimas, entre las cuales muchos niños,
se eliminen finalmente”.
La página evangélica de hoy de san Lucas, tiene mucho
que ver con estos temas de actualidad, ya que se trata de una reflexión bíblica de
la historia a través de las palabras de Jesús que invita a los discípulos a no tener
miedo y a afrontar las dificultades, incomprensiones e incluso las persecuciones con
confianza, perseverando en la fe en Él. “Cuando oigáis hablar de guerras y de revoluciones
–dice el Señor- no os aterréis. Porque, tienen que pasar primero estas cosas, pero
el fin no es inmediato” (Lc 21,9).
“En realidad –ha recordado Benedicto XVI-
la historia tiene que seguir su camino que conlleva dramas humanos y calamidades naturales.
En ella se desarrolla un diseño de salvación que Cristo ya ha cumplido con su encarnación,
muerte y resurrección. La Iglesia continúa su anuncio y actuación de este misterio
a través de la predicación –ha proseguido explicando el Obispo de Roma- con la celebración
de los sacramentos y el testimonio de la caridad”.
“Queridos hermanos y hermanas,
acojamos la invitación de Cristo a afrontar los eventos cotidianos confiando en su
amor providencial. No temamos al futuro, –ha proseguido diciendo el Papa- incluso
si éste a veces nos parece nublado, porque el Dios de Jesucristo, que ha asumido la
historia para abrirla a su cumplimiento trascendente, es el alfa y el omega, el principio
y el fin (cfr Ap 1,8). Él nos garantiza que en cada pequeño y genuino acto de amor
está el sentido del universo, y que quien no duda en perder la propia vida por Él,
encuentra la plenitud” (cfr Mt 16,25).
En este sentido, Benedicto XVI ha recordado
que quienes mantienen viva esta perspectiva son las personas de vida consagrada, “que
han puesto sin reservas su vida al servicio del Reino de Dios”. Y de todas estas personas
el Papa ha evocado en particular a las llamadas a la contemplación en los monasterios
de clausura, a quienes precisamente está dedicada la jornada del próximo 21 de noviembre,
memoria de la presentación al Templo de la Beata Virgen María. “La fe que trabaja
en la caridad es el verdadero antídoto contra la mentalidad nihilista que en nuestra
época extiende su flujo cada vez más por el mundo”, ha recordado el Santo Padre.
Y
como es habitual, tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos,
Benedicto XVI ha saludado en varias lenguas a todos los presentes. En italiano, ha
recordado la beatificación hoy en la localidad de Novara del Siervo de Dios Antonio
Rosmini, dedicado a lo que él llamaba la “caridad intelectual”, es decir la reconciliación
de la razón con la fe. “Que su ejemplo –ha señalado el Papa- ayude a la Iglesia a
crecer en la certeza de que la luz de la razón humana y de la Gracia, cuando caminan
juntas, se transforman en manantial de bendiciones para la persona humana y para la
sociedad”.
Y en francés, el Santo Padre ha asegurado su oración por todas las
personas fallecidas en accidentes de carretera y por sus familias, recordando la celebración
hoy del Día Mundial de las víctimas de tráfico. “La prudencia en la carretera –ha
matizado- es un deber de caridad de unos hacia otros, hay que redoblar los esfuerzos
para ser prudente, con el fin de proteger nuestra vida y la de los demás"
Y
en español, éstas han sido las palabras que el Papa ha dirigido a todos los presentes:
“Saludo a los peregrinos
de lengua española que han participado en esta oración mariana. Invito a todos a imitar
a María en su disponibilidad para acoger la palabra y la voluntad del Señor, siendo
así templos vivos de su presencia entre los hombres y testigos de su amor. ¡Feliz
domingo!”.