Llamamiento de la Santa Sede para la tutela de los derechos de los migrantes y refugiados,
a menudo discriminados y explotados, sobre todo si son menores de edad o mujeres
Viernes, 9 nov (RV).- El arzobispo Mons. Celestino Migliore intervino ayer en la sesión
de Naciones Unidas para tratar el informe del Alto Comisionado para los Refugiados
y expresó su aprecio por todos los esfuerzos que ha realizado este organismo de la
ONU para asistir a casi 33 millones de personas durante este año. No obstante el observador
permanente de la Santa Sede constató también con amargura que a menudo el estatus
de los refugiados no está bien definido.
En este sentido el arzobispo Migliore
subrayó la necesidad de garantizar instrumentos legales que protejan a cuantos dejan
su propia tierra a causa de la guerra, la pobreza o los desastres naturales. “En
cualquier caso –continuó el prelado- se debe preservar la dignidad humana de estas
personas, ya sean refugiados o migrantes sin papeles.
En concreto el observador
Vaticano mencionó las situaciones particularmente dolorosas en las que viven los que
se han visto obligados a huir tras los conflictos en la República Democrática del
Congo, en Chad, en Darfur, en Afganistán y en Oriente Medio. Además Mons. Migliore
dedicó un pensamiento especial a los refugiados y desplazados de Irak, “víctimas de
ataques indiscriminados por parte de una violencia sectaria basada en convicciones
religiosas y políticas y pertenencia a específicos grupos sociales”.
En este
contexto el prelado recordó los llamamientos de Benedicto XVI, de la Santa Sede y
de muchas instituciones católicas, para un mayor compromiso por parte de la comunidad
internacional, y para que se tomen con urgencia medidas que garanticen la protección
y asistencia de estas personas, que continúan esperando hasta que cambien las condiciones
en su país para poder regresar.