Miércoles, 31 oct (RV).- Este domingo se celebró en el Vaticano la beatificación de
498 mártires del siglo XX en España. El cardenal José Saraiva Martins, prefecto de
la Congregación de la Causa de los Santos, presidió la solemne ceremonia a la que
asistieron más de 40.000 peregrinos que llegaron a Roma para recordar el valor del
testimonio de los mártires, sobre todo de cara a lo que este mes de octubre que hoy
concluimos ha significado. Escuchar el programa
Un mes de
octubre dedicado a las misiones, a los misioneros que por el mundo sin temor van transmitiendo
el Evangelio para dar a conocer el mensaje de esperanza y amor que Cristo nos dejó.
Como recordó Benedicto XVI durante la ceremonia del domingo, el ejemplo de los mártires
“testimonia que el Bautismo compromete a los cristianos a participar con valentía
en la difusión del Reino de Dios, contribuyendo incluso si es necesario con el sacrificio
de la propia vida”.
“Con su testimonio –dijo el Papa en español- iluminan nuestro
camino espiritual hacia la santidad, y nos alientan a entregar nuestras vidas como
ofrenda de amor a Dios y a los hermanos. Al mismo tiempo, con sus palabras y gestos
de perdón hacia sus perseguidores, nos impulsan a trabajar incansablemente por la
misericordia, la reconciliación y la convivencia pacífica. A la puerta del mes
de noviembre, queremos recordarles en el programa de hoy dedicado a la cultura y al
humanismo que aunque el mes dedicado a las misiones haya terminado, hay que seguir
recordando la aportación que debemos dar a la acción misionera de la Iglesia a través
de la oración. «La mies es mucha —dice el Señor— y los obreros pocos. Rogad, pues,
al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies» (Lc 10, 2). "Orad, pues venerables
hermanos y amados hijos —escribió hace cincuenta años el Papa Pío XII de venerada
memoria—: orad más y más, y sin cesar. No dejéis de llevar vuestro pensamiento y
vuestra preocupación hacia las inmensas necesidades espirituales de tantos pueblos
todavía tan alejados de la verdadera fe, o bien tan privados de socorros para
perseverar en ella". Y exhortaba a multiplicar las misas celebradas por las misiones,
pues «son las intenciones mismas de nuestro Señor, que ama a su Iglesia y que la quisiera
ver extendida y floreciente por todos los lugares de la tierra» (ib., p. 63).
“Queridos hermanos y hermanas –dijo el Papa Benedicto XVI en su mensaje para la
Jornada Mundial de las Misiones- también yo renuevo esta invitación tan actual. Es
preciso que todas las comunidades eleven su oración al «Padre nuestro que está en
el cielo», para que venga su reino a la tierra. Hago un llamamiento en particular
a los niños y a los jóvenes, siempre dispuestos a generosos impulsos misioneros. Me
dirijo a los enfermos y a los que sufren, recordando el valor de su misteriosa e indispensable
colaboración en la obra de la salvación. « Os invito de corazón –finalizaba el
Santo Padre- a fortalecer cada día más la comunión eclesial, a ser testigos fieles
del Evangelio en el mundo, sintiendo la dicha de ser miembros vivos de la Iglesia,
verdadera esposa de Cristo. Pidamos a los nuevos Beatos, por medio de la Virgen María,
Reina de los Mártires, que intercedan por la Iglesia en España y en el mundo; que
la fecundidad de su martirio produzca abundantes frutos de vida cristiana en los fieles
y en las familias; que su sangre derramada sea semilla de santas y numerosas vocaciones
sacerdotales, religiosas y misioneras. ¡Que Dios os bendiga! »