Jueves, 25 oct (RV).- Este domingo, 28 de octubre, la Iglesia beatifica a 498 mártires
españoles del siglo XX. Se trata de personas que dieron su vida por la fe durante
las persecuciones religiosas de los años 30 en nuestro país.
Al tratarse de
mártires provenientes de casi todas las diócesis españolas, el Vaticano tomó la decisión
de que la ceremonia tuviera lugar en la propia Basílica de San Pedro, para gran alegría
del episcopado español, que para la ocasión ha realizado un amplio despliegue de medios
para que llegue a la mayor cantidad de gente posible, el ejemplo de esos mártires.
Además
de las canciones elaboradas aposta para la ocasión, el logotipo de esta cita ha sido
creado con una gran carga de significado. El elemento principal es una gran Cruz roja,
como no podía ser de otra forma. Una Cruz que expresa el “amor más grande” con que
los mártires afrontaron la muerte, uniéndose a Jesucristo. El color simboliza el amor
llevado hasta el extremo de la sangre derramada por Cristo. Porque ellos “vencieron
en virtud de la sangre del Cordero, y por la palabra del testimonio que dieron, y
no amaron tanto su vida que temieran la muerte” (Ap 12,11).
Al lado de la cruz
aparece una palma, como símbolo del martirio de los primeros cristianos, de la victoria
final alcanzada por la fe que vence al mundo. Y entorno a esos dos elementos, la Cruz
y la palma, un círculo diseñado con la escritura: “Beatificación. Mártires de España.
Roma 2007. 1934-36-37”. Ese círculo es precisamente la plenitud de la vida a la que
Dios nos llama.
Los 498 mártires españoles, pagaron con su sangre la persecución
a la Iglesia desatada en España durante los años 30 del siglo XX. En total en España
hay, según informes de la Conferencia Episcopal española, 977 beatos mártires de la
persecución religiosa, 11 de los cuales ya han sido canonizados. Desde 1987 se han
beatificado a 479, a los que se unen los casi quinientos de pasado mañana.
Recientemente
el Papa Benedicto XVI expresaba su deseo de “recordar un concepto muy querido por
los primeros cristianos, pero que también nos afecta a nosotros, cristianos de hoy:
el testimonio hasta el don de sí mismos, hasta el martirio, ha sido considerado siempre
en la historia de la Iglesia como la cumbre del nuevo culto espiritual: ‘Ofreced vuestros
cuerpos’ (Rm 12,1) el cristiano que ofrece su vida en el martirio entra en plena comunión
con la pascua de Jesucristo y así se convierte con Él en eucaristía. Tampoco faltan
hoy en la Iglesia mártires en los que se manifiesta de modo supremo el amor de Dios.
Sin embargo, aún cuando no se requiera la prueba del martirio, sabemos que el culto
agradable a Dios implica también interiormente esta disponibilidad, y se manifiesta
en el testimonio alegre y convencido ante el mundo de una vida cristiana coherente
allí donde el Señor nos llama a anunciarlo”.
Finalizamos recordándoles una
vez más la oración especial que la Conferencia Episcopal española ha elaborado para
esta significativa ocasión: “Oh Dios, que enviaste a tu Hijo, para que muriendo y
resucitando nos diese su Espíritu de amor. Nuestros hermanos mártires del siglo XX
en España, mantuvieron su adhesión a Jesucristo de manera tan radical y plena que
les permitiste derramar su sangre por Él. Danos la gracia y la alegría de la conversión
para asumir las exigencias de la fe; ayúdanos, por su intercesión, y por la de María,
Reina de los mártires, a ser siempre artífices de reconciliación en la sociedad y
a promover una viva comunión entre los miembros de tu Iglesia en España; enséñanos
a comprometernos, con nuestros pastores, en la nueva evangelización haciendo de nuestras
vidas testimonios eficaces del amor a Ti y a los hermanos. Te lo pedimos por Jesucristo,
el Testigo fiel y veraz, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén”.