La Santa Sede espera que «el mundo no tenga que volver a conocer nunca más el horror
de la destrucción nuclear»
Jueves, 18 oct (RV).- La Santa Sede exhorta a todas las autoridades políticas y a
la sociedad civil a rechazar las armas nucleares y espera que «el mundo no tenga que
volver a conocer nunca más el horror de la destrucción nuclear». Es el apremiante
llamamiento que pronunció el Arzobispo Celestino Migliore en la 62 Comisión de la
Asamblea General de la ONU, ante el Comité para el desarme y la seguridad internacional,
reunido en Nueva York.
El Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU
renovó también el llamamiento dirigido a la comunidad internacional en favor de un
compromiso activo y firme contra el tráfico de armas, químicas y biológicas, pero
también de las bombas de racimo, que tanto daño causan, en particular a los civiles
inocentes.
Afirmando asimismo que la Santa Sede garantiza su apoyo a la Agencia
de la ONU para la Energía nuclear y reiterando «la urgencia de un uso pacífico y seguro
de la tecnología nuclear para un desarrollo que respete el ambiente y las poblaciones
más desfavorecidas», Mons. Migliore reiteró la necesidad de impulsar los caminos de
la diplomacia para resolver las crisis que se presentan en la actualidad, en lo que
respecta a la energía nuclear.
«Ningún estado miembro del Tratado de no proliferación
debe abusar de su legítimo derecho a desarrollar la energía nuclear con fines pacíficos»,
señaló Mons. Migliore, haciendo hincapié en que «se deben emplear todos los instrumentos
de la diplomacia», para resolver las crisis que se están produciendo ante «los intentos
de algunos países con el fin de adquirir capacidades» para construir armas atómicas.
Tras
reiterar que la diplomacia debe ser el camino para disuadir a los estados que parecen
querer encaminarse por esta senda peligrosa, el Observador Permanente de la Santa
Sede ante la ONU puso en guardia contra una intervención militar que «sólo podría
agravar una situación ya delicada y podría llevar a una conflagración con nuevos inmenso
sufrimientos a una humanidad que ya ha sufrido las devastaciones de la guerra».
«Las
potencias nucleares tienen una particular responsabilidad en la construcción de un
mundo libre de las armas nucleares», insistió Mons. Migliore, señalando luego que
«el desarme nuclear y la no proliferación pueden reforzarse o debilitarse mutuamente».
Por lo que son un «imperativo» para lograr el pleno cumplimiento del Tratado de No
Proliferación y la Santa Sede renueva su exhortación a hacer todo los posible para
que avancen las negociaciones, recordando que las armas nucleares violan todos los
aspectos de la ley humanitaria. Y sin olvidar que estas mismas armas pueden acabar
en manos de los terroristas, el mismo prelado destacó la necesidad de que se celebre
una conferencia internacional sobre este tema tan apremiante.