El Papa destaca de la música sacra “la santidad, el arte verdadero y la universalidad”
en su visita al Pontificio Instituto de Música Sacra
Sábado, 13 oct (RV).- Benedicto XVI esta mañana a las 11.00 ha visitado en Roma el
Instituto de Música Sacra de via Torre Rossa, sede didáctica de uno de los ateneos
más prestigiosos de la Iglesia, que ha sido completamente restaurado en estos últimos
años, gracias a la contribución de distintos benefactores, entre ellos, el gobierno
de la Generalitat de Catalunya que ha permitido la restauración del gran órgano donado
al Papa Pío XI por Madame Justine Ward, en 1932. El Santo Padre, como ha dicho en
su discurso, ha venido para “inaugurar y bendecir estos imponentes trabajos de restauración
entre los que se encuentra también la remodelación completa de la biblioteca y la
Sala Académica”.
El Pontífice ha recordado que el Pontificio Instituto de
Música Sacra se está encaminado a grandes pasos hacia el centenario de su fundación,
por obra del Papa Pío X, el cual en 1911, lo erigió con el nombre de “Escuela Superior
de Música Sacra”. Desde entonces el Instituto ha estado activamente empeñado en el
cumplimiento de su misión originaria al servicio de la Iglesia universal. “Numerosos
estudiantes de varias partes del mundo, en las distintas disciplinas de la música
sacra han pasado por estas aulas -ha subrayado el Papa-, convirtiéndose ellos mismos,
a su vez, en formadores en sus respectivas Iglesias locales”.
Moviéndose en
la línea de una secular tradición, Benedicto XVI ha querido hacer hincapié, en lo
que señala, en mérito a la Música Sacra, el Concilio Vaticano II: “Constituye un tesoro
de inestimable valor que sobresale entre las grandes expresiones del arte, especialmente
por el hecho de que el canto sacro, unido a las palabras, es parte integrante de la
liturgia solemne”.
Una eficacia la del canto y la de la música sacra que ensalza
los corazones y los eleva a Dios como subrayan la rica tradición bíblica y patrística,
ha añadido el Santo Padre, que ha recordado a este respecto las tres características
que Juan Pablo II observaba al distinguir los valores de la música sacra litúrgica:
“la santidad”, “el verdadero arte” y la “universalidad”, es decir, la posibilidad
de que esta música pueda ser propuesta a cualquier pueblo o tipo de asamblea.
Precisamente
por este motivo, el Pontífice ha insistido para una revitalización de la música sacra
litúrgica. “Las Autoridades eclesiásticas deben esforzarse en orientar sapientemente
el desarrollo de un género de música tan exigente como éste, no congelando el tesoro,
sino intentando insertar en la herencia del pasado las novedades de valor del presente,
para llegar a una síntesis digna de la alta misión a ella reservada en el servicio
divino”.
“Estoy seguro –ha terminado diciendo el Papa- que el Pontificio Instituto
de Música Sacra, en armónica sintonía con la Congregación para el Culto Divino, sabrá
ofrecer su contribución para una puesta al día, adaptando a nuestros tiempos las preciosas
tradiciones de la riqueza de la música sacra.
Antes de la llegada de Benedicto
XVI hemos entrevistado a Mons. Valentí Miserachs Grau, que es el director del Instituto
de música sacra y a su vez gran músico y compositor.
Mons. Miserachs,
el Instituto tiene un largo historial, podríamos decir secular, en el contexto de
la música sacra.