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(RV).- Recientemente te publicó un informe que señala que las proyecciones de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) en las que afirma que para el año 2020, la depresión será
la segunda causa de incapacidad del mundo, lo que pone a este trastorno anímico y
mental en un lugar bastante preocupante, más si se considera que las consecuencias
de sufrirla se hacen papables no solo en la vida personal y profesional, sino que
también, en algunos casos, puede terminar en tragedias mayores si se le permite prosperar.
Lamentablemente un mal que cada día está afectando mucho más a nuestras familias.
Según el psicólogo Paulo Daniel Acero, coordinador de investigación en
psicología de una Universidad Latinoamericana, la depresión puede definirse como un
estado de ánimo bajo, en el que existe una sensación de vacío y abatimiento, que no
siempre está relacionada con una pérdida (aunque puede estarlo) y en la que a veces
no se identifica la razón de esa emoción que está enraizada en el interior de quien
la padece.
De ahí que muchos psicólogos señalan una diferencia entre tristeza
y depresión, que según explican los especialistas, se puede ubicar esta diferencia
en que con la tristeza la desazón está más ligada al exterior, la persona puede sentir
que hay cosas que no la llenan, que para ella el mundo externo se ofrece como un mundo
vacío.
Mientras que la depresión se dirige al interior, pues ya no es el
mundo el que se ve vacío sino la persona misma, por lo que es más grave. De la misma
manera, la depresión se puede extender en el tiempo y la tristeza, por su lado, puede
ser más pasajera.
Es claro que la depresión varía en forma e intensidad,
pero se puede decir que existen dos clases de depresión propiamente dicha: reactiva
y mayor.
La reactiva es disparada por un suceso definido, como una pérdida
(económica, familiar o sentimental) y se presenta en ese mismo momento con una tristeza
profunda causada por el hecho; mientras que la mayor, puede aparecer como un sinsabor
frente a la vida, que puede surgir sin razón aparente, aunque también puede estar
impulsada por una pérdida, que no llega de inmediato, sino que pasa algún tiempo y
luego es que tiene una reacción depresiva.
Es muy importante tener en
cuenta que toda depresión es superable, no sólo porque existe ayuda especializada
como los tratamientos psicoterapéuticos, y también algunos medicamentos que han evolucionado
bastante en los últimos años, por lo que los pacientes que los requieran (siempre
bajo supervisión de un especialista) se podrán apoyar en ellos y en la terapia para
salir adelante, por lo que es válido usarlos siempre que un profesional se los aconseje.
Pero
sobre todo los estados depresivos son superables gracias a la ayuda que cada uno pueda
brindarse, buscando actividades que lo saquen de la pena, pues es muy importante que
no dejarse gobernar por la inactividad, ni dejarse arrastrar por estados de nostalgia
o melancolía.
Es vital que, ante una tristeza profunda y prolongada, no
se permita que ese estado avance ni se espere a que el tiempo lo cure, se debe buscar
apoyo en la familia, en los seres más cercanos: amigos, parientes, la pareja y obviamente
en los especialistas, pues esta enfermedad silenciosa altera todo nuestro comportamiento
y por consiguiente afecta la vida familiar, las relaciones afectivas, los estados
de ánimo. Así que si hoy llueve, tenga la seguridad de que mañana amanecerá despejado.