Alegría del Papa por los pasos cumplidos en favor de la paz en la península coreana
y en toda la región, con el anhelo de que terminen las armas con «un aterrador potencial
de indecible destrucción»
Jueves, 11 oct (RV).- En su bienvenida al nuevo embajador de Corea, el Papa destaca
su profunda alegría y el apoyo de la Santa Sede por los pasos cumplidos en favor de
la paz en la península coreana y en toda la región, con anhelo de que se detengan
las armas con «un aterrador potencial de indecible destrucción». Sin olvidar la tutela
de la dignidad humana, las células estaminales, la libertad de la enseñanza religiosa
y la centralidad de la verdad.
Benedicto XVI ha dado su cordial bienvenida
esta mañana al nuevo embajador de Corea, Kim Ji-Young. En el acto de presentación
de las Cartas Credenciales de este diplomático, tras manifestar su respeto y afecto
al pueblo coreano, pidiendo al embajador que asegure al presidente Roh Moo-hyun y
a toda la nación sus oraciones y mejores deseos de paz y prosperidad, el Papa ha destacado
su profunda alegría y el apoyo de la Santa Sede por los pasos cumplidos en favor de
la paz en la península de Corea y en toda la región.
«La Comunidad internacional
comparte la alegría de los ciudadanos de su país en las aspiraciones fortalecidas
por la paz reencontrada en la península de Corea y en toda la región. Aprovecho esta
oportunidad – ha afirmado el Pontífice - para reiterar el apoyo de la Santa Sede a
toda iniciativa que anhela una reconciliación sincera y duradera, que ponga fin a
la enemistad y a los conflictos aún por resolver. El progreso genuino se construye
sobre actitudes de honradez y confianza. Elogio los esfuerzos de su país en fomentar
el diálogo fructuoso y abierto, así como las acciones que cumple para aliviar el dolor
de aquellos que sufren las heridas de la división y de la destrucción».
«De
hecho, cada nación tiene la responsabilidad de asegurar el logro de un mundo más estable
y seguro», ha reiterado también Benedicto XVI, destacando su «viva esperanza de que
la participación de los varios países implicados en el proceso de negociaciones conducirá
a un cese de los programas encaminados al desarrollo y producción de armas con un
aterrador potencial de indecible destrucción». Por su parte, el nuevo embajador de
Corea ha agradecido el inquebrantable compromiso del Papa en favor de la paz, con
el anhelo de que realice una vista a su país.
Respondiendo a las palabras
del embajador coreano sobre el desarrollo de la Iglesia católica en este país, el
Santo Padre ha evocado el ejemplo heroico de aquellos hombres y mujeres que entregaron
sus vidas por Cristo y por los hermanos y hermanas. «Su sacrificio nos recuerda que
no hay precio demasiado elevado para perseverar en la fidelidad a la verdad», ha recordado
Benedicto XVI, lamentando luego que «en el mundo pluralista contemporáneo, algunas
personas cuestionan, o llegan incluso a negar, la importancia de la verdad».
«Sin
embargo, la verdad objetiva sigue siendo la única base segura para la cohesión social
y no depende del consenso, sino que lo precede y lo hace posible, generando auténtica
solidaridad humana», ha hecho hincapié el Papa, recordando que «la Iglesia, siempre
atenta al poder de la verdad de unir a las personas y al anhelo de la humanidad de
una convivencia pacífica, no desmaya en sus esfuerzos por consolidar la concordia
y la armonía social, en la vida eclesial y en la vida civil. Proclamando sin cesar
la verdad sobre la persona humana según la razón natural, manifestada plenamente por
la revelación divina».
En su denso discurso al nuevo embajador coreano, el
Papa se ha referido también a los éxitos alcanzados en este país en lo que respecta
a la investigación y al desarrollo científico. Destacando, en particular, los avances
biotecnológicos que se proponen mejorar la calidad de la vida. En este contexto, Benedicto
XVI ha reiterado la responsabilidad de tutelar la dignidad de la vida humana.
«La
destrucción de embriones humanos - para obtener células estaminales o con cualquier
otro propósito - contradice el pretendido intento de investigadores, legisladores
y funcionarios de la salud pública de promover el bienestar humano. La Iglesia no
vacila en aprobar y animar la investigación de las células somáticas estaminales no
sólo por los resultados favorables obtenidos con estos métodos alternativos, sino
porque – y es lo más importante - esta investigación se armoniza con el intento ya
mencionado, respetando la vida humana en cada etapa de su existencia (cfr. Discurso
a los participantes en el Simposio de la Pontificia Academia para la Vida, 16 de septiembre
de 2006)». En este contexto, Benedicto XVI ha asegurado sus oraciones «con el fin
de que la sensibilidad moral que es inherente al pueblo coreano - como ha evidenciado
en su firme rechazo a la clonación humana y a los procedimientos relacionados - ayude
a la comunidad internacional a adherirse a las profundas implicaciones éticas y sociales
de la investigación científica y de su utilización».
El Santo Padre ha puesto
de relieve asimismo que «la promoción de la dignidad humana interpela a las autoridades
públicas con el fin de que aseguren una sana educación a la juventud». Ámbito en el
que las escuelas religiosas pueden ofrecer una gran contribución, por lo que los gobiernos
deben ofrecer a los padres la oportunidad de enviar a sus hijos a estos centros escolares,
financiándolos y favoreciendo su establecimiento.
«Las escuelas católicas y
de otras religiones - ha recordado el Papa - deben poder gozar de la legítima libertad
de establecer programas escolares que promueven y consolidan la vida espiritual,
sin la cual la rectitud de la mente queda seriamente comprometida. Dirijo un llamamiento
a los líderes religiosos y civiles para que, en espíritu de cooperación, hagan todo
lo posible para garantizar en su país un futuro a las escuelas católicas, que contribuirán
a impulsar la madurez moral e intelectual de las jóvenes generaciones por el bien
de toda la sociedad».