Clausurada en Fátima la Sesión plenaria del Consejo de las Conferencias Episcopales
Europeas
Domingo, 7 oct (RV).- Hoy se ha clausurado en Fátima, Portugal, con la solemne celebración
de la santa Misa, la Sesión plenaria del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas.
En su homilía el cardenal Peter Erdo, arzobispo de Esztergom-Budapest ha dicho que
es necesario volver a la época de Jesús para comprender el verdadero sentido de la
necesidad de la fe. Aceptar las palabras de Cristo requería una gran confianza y caridad
por parte de sus discípulos, porque éstas constituían un escándalo en aquella época.
Eran absurdas y difíciles de creer.
En el contexto de la religiosidad de aquel
tiempo muchos esperaban una recompensa por parte de Dios por haber cumplido los mandamientos.
Pensaban, de hecho, que observando todas las reglas de la ley de Dios, se adquiría
el derecho al bienestar, es más, a la felicidad eterna. Pero Jesús rechazó esta manera
de razonar. “Tenemos que aceptar y seguir los mandamientos de Dios e intentar su voluntad
-ha señalado el purpurado húngaro- no para conseguir una buena recompensa, sino porque
Dios es aquel que es”. “Tenemos que darle las gracias por nuestra misma existencia”.
“Pero
a pesar de no tener necesidad de ello, Dios quiere regalárnoslo todo. Quiere premiar
a los buenos y está muy contento si cumplimos su voluntad”. Pero su premio no es una
recompensa, no es un regalo, no tiene un precio, ha explicado el cardenal Peter Erdo.
“Dios nos puede colmar de una manera más grande de cuanto podamos imaginar o pretender
por nuestros méritos. La vida humana de hecho si está enderezada siguiendo la voluntad
de Dios, no es una inversión comercial, sino la expresión de esta confianza y de este
amor. En esta confianza se esconde la convicción de que Dios nos prepara un gran regalo”.