En Velletri el Papa subraya que “si prevalece la lógica del beneficio aumentará la
brecha entre ricos y pobres, y la explotación desastrosa del planeta”; sólo a través
de la solidaridad es posible corregir la ruta y orientarla hacia un desarrollo justo
Domingo, 23 sep (RV).- Esta mañana a las 9 y media, el Santo Padre ha presidido la
celebración eucarística en la Plaza de San Clemente en Velletri. En su homilía el
Papa recordó el camino que ha desarrollado la diócesis en la preparación a esta visita,
adoptando como lema un versículo muy significativo de la Primera Lectura del libro
de Juan: “Así hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama”. Seguidamente se refirió
a su primera Encíclica Deus Caritas est, Dios es amor: que es el centro de nuestra
fe: la imagen cristiana de Dios y la consecuente imagen del hombre y de su camino:
“El amor es la esencia del Cristianismo, que convierte al creyente y a la comunidad
cristiana en fermento de esperanza y de paz en todo ambiente, atentos especialmente
en las necesidades de los pobres y los necesitados”.
El Papa ha expresado a
la población de Velletri su alegría por haber regresado especialmente hoy para presidir
esta solemne celebración eucarística, respondiendo a una renovada invitación de la
diócesis. “He regresado con alegría, les ha dicho, para encontrar vuestra comunidad
diocesana que por diversos años ha sido también la mía en modo singular, y que aún
me es tan querida”. El Pontífice recordó sus lazos de amistad que unen su tierra natal
con esta zona. Y mencionó su don al pueblo de Velletri como testigo de esta amistad:
la columna de bronce que le dieron en su tierra natal el año pasado cuando fue a Alemania,
y que el Papa ha querido que permaneciera en la Plaza de esta ciudad como un ulterior
signo de su afecto y de su bondad.
Seguidamente el Papa ha dicho que en los
anteriores domingos, San Lucas, Evangelista, que es el que más se preocupa de demostrar
el amor de Jesús hacia los pobres, nos ha ofrecido diversos principios de reflexión
sobre los peligros de un apego excesivo al dinero, a los bienes materiales y a todo
lo que nos impide vivir en plenitud nuestra vocación a amar a Dios y sus hermanos.
El Papa ha aludido a la parábola que habla de un administrador deshonesto,
para explicar que “la vida es en verdad desde siempre una elección: entre la honestidad
y la deshonestidad, la felicidad y la infelicidad, entre el egoísmo y el altruismo,
entre el bien y el mal”.
Incisiva y perentoria es luego la conclusión del
texto evangélico: “Ningún criado puede servir a dos amos, porque odiará a uno y querrá
al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al dinero.”
El dios dinero evoca la seguridad económica y el éxito en los negocios, podríamos
decir, ha indicado Benedicto XVI, que en la riqueza se indica el ídolo al cual se
sacrifica todo con tal de alcanzar el propio éxito personal. Por tanto, es necesario
una decisión fundamental: la elección entre la lógica del provecho como criterio último
en nuestras acciones y la lógica del compartir y de la solidaridad. Si prevalece la
lógica del provecho incrementa la desproporción entre los ricos y los pobres, así
como la explotación desastrosa del planeta.
Cuando en cambio prevalece la
lógica del compartir y de la solidaridad, continuó su homilía el Pontífice, es posible
corregir la ruta y orientarla hacia un desarrollo justo, por el bien común de todos:
“En el fondo se trata de la decisión entre el egoísmo y el amor, entre la justicia
y la deshonestidad, en definitiva entre Dios y Satanás. Si amar a Cristo y sus hermanos
no se considera como algo accesorio y superficial, sino más bien como el objetivo
verdadero y último de toda nuestra existencia, es necesario saber hacer elecciones
de fondo, estar dispuestos a renuncias radicales, y si es necesario llegar al martirio.
Hoy como ayer, la vida del cristiano exige coraje para ir contra corriente, amar como
Jesús, que llegó hasta el sacrificio de sí mismo en la cruz”.
Por último,
Benedicto XVI dijo que la única manera para poder fructificar hasta la eternidad nuestros
dotes y capacidades personales así como las riquezas que poseemos es compartiéndolas
con los hermanos, mostrándonos de tal manera en buenos administradores de cuanto Dios
nos confía. Dice Jesús: “El que se porta honradamente en lo poco, también se porta
honradamente en lo mucho; y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto
en lo mucho”.
Benedicto XVI dijo también que el cristiano debe rechazar con
energía el egoísmo abriendo el corazón a sentimientos de auténtica generosidad. Una
generosidad que, como exhorta el apóstol San Pablo, se expresa en un amor sincero
hacia todos y se manifiesta en primer lugar en la oración. Gran gesto de caridad,
añade el Papa es orar por los demás. El apóstol invita en primer lugar a orar por
aquellos que tienen cargos de responsabilidad en las comunidades civiles, para que
de ellos emanen decisiones que busquen el bien común, derivando consecuencias positivas,
asegurando la paz y “una vida tranquila y pacífica, para todos”.
Esta comunidad
diocesana, esta teniendo últimamente una serie de transformaciones debido al traslado
de muchas familias jóvenes procedentes de Roma y la instalación de inmigrantes en
los centros de las ciudades de la zona. Por ello, Benedicto XVI pidió que la comunidad
de Velletri ruegue en particular, para que nazca entre los fieles una acción pastoral
cada vez más orgánica y compartida, siguiendo las indicaciones que su Obispo ha ido
ofreciendo con gran sensibilidad pastoral.