2007-09-15 16:14:57

Oraciones de Benedicto XVI para que la paz alcanzada en Irlanda del Norte inspire a los líderes políticos y religiosos de otras zonas atormentadas del mundo


Sábado, 15 sep (RV).- Benedicto XVI ha asegurado sus fervientes oraciones para que la paz alcanzada en Irlanda del Norte inspire a los líderes políticos y religiosos de otras zonas atormentadas del mundo. Y reconozcan que la paz duradera se puede construir sólo sobre los cimientos del perdón, de la reconciliación y del respeto mutuo. En su discurso al nuevo embajador de Irlanda, el Papa ha alentado al gobierno de esta nación en su compromiso de desplegar su experiencia y sus recursos, con el fin de prevenir y solucionar conflictos, así como su promesa de aumentar y potenciar sus diversas formas de asistencia a los países en vías de desarrollo.

Esta mañana, en su cordial bienvenida al nuevo embajador de Irlanda ante la Santa Sede, el Papa ha destacado también la importancia para toda la familia humana del desarrollo sostenible, con especial atención a los cambios climáticos. Haciendo hincapié en que ninguna nación o sector económico «debería hacer caso omiso de ello», Benedicto XVI ha evocado su Mensaje para la Jornada Mundial de la paz 2007, reiterando que, como demuestra la investigación científica, son cada vez más evidentes los efectos que las acciones humanas pueden causar en el ambiente en todo el mundo.

Si la humanidad tiene verdadero interés por la paz, debe tener siempre presente la interrelación entre la ecología natural, es decir el respeto por la naturaleza, y la ecología humana – ha insistido el Papa - puesto que la experiencia demuestra que toda actitud irrespetuosa con el medio ambiente conlleva daños a la convivencia humana, y viceversa. En este contexto, el Santo Padre ha recordado nuevamente que se ve, de forma cada vez más clara, «un nexo inseparable entre la paz con la creación y la paz entre los hombres. Una y otra presuponen la paz con Dios».

Luego, ante el ‘curioso reconocimiento’ de la mano de Dios en la creación que omite la dignidad humana de cada persona, Benedicto XVI ha recordado que los grandes temas de la paz, de la no violencia, de la justicia y del respeto por todo lo creado no brindan de por sí la dignidad que le corresponde al ser humano. Abogando por la tutela de la vida humana, en cada una de sus etapas, y manifestando estupor por aquellos grupos sociales y políticos que prestan más atención a la creación que a la ‘maravilla de la vida humana’ desde el primer momento de su concepción, el Papa ha deseado que, en especial en la juventud, se afiance y promueva el respeto por lo magnífico de la creación, sin olvidar nunca que el hombre y la mujer son su centro y culmen.

Respondiendo al nuevo embajador de Irlanda que había recordado que, durante 16 siglos, el cristianismo ha forjado la identidad cultural, moral y espiritual del pueblo irlandés, el Papa ha manifestado su aprecio por el diálogo entre la Iglesia y el gobierno irlandés. Pues en una sociedad democrática la fe y la religión no deben quedar apartadas en la esfera privada. Como nos enseña la historia, ello ocurre en regímenes brutales y totalitarios, ha recordado Benedicto XVI, poniendo en guardia luego contra el escepticismo contemporáneo, la retórica política, la carencia de puntos de referencia éticos y, en particular, en lo que respecta a la bioingeniería. Puesto que cuando se disgrega la verdad, el relativismo ocupa su espacio y se van perdiendo los valores, llegando a confundir el bien con el mal y cediendo el paso al cálculo pragmático.







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