Ángelus: Benedicto XVI exhorta a rezar a la Virgen María, anhelando bienes espirituales,
sin dejarse dominar por el egoísmo y codiciando riquezas materiales que, como advierte
Jesús, pueden comprometer la salvación del alma
Domingo, 5 ago (RV).- Evocando al Siervo de Dios Pablo VI -fiel servidor del Señor
y de la Iglesia en años no fáciles– que murió en la solemnidad de la Transfiguración,
hace 29 años, Benedicto XVI ha exhortado a rezar a la Virgen María, anhelando bienes
espirituales, sin dejarse dominar por el egoísmo y codiciando riquezas materiales
que, como advierte Jesús, pueden comprometer la salvación del alma.
Tras poner
de relieve que este domingo la palabra de Dios nos exhorta a reflexionar sobre cómo
debe ser nuestra relación con los bienes materiales, Benedicto XVI ha recordado que
«la riqueza, aun siendo un bien en sí, no debe ser considerada como un bien absoluto».
«Sobre todo, no sólo no asegura la salvación, sino que puede llegar, incluso, a comprometerla
seriamente», ha puesto en guardia el Papa, recordando luego que ésta es la advertencia
que Jesús dirige a sus discípulos en la página evangélica de hoy y subrayando que
«es sabiduría y virtud no apegar el corazón a los bienes de este mundo, porque todo
pasa y todo puede acabar bruscamente».
Precisamente la Transfiguración del
Señor, que celebramos mañana, nos impulsa a dirigir la mirada hacia «el tesoro verdadero
que los cristianos tienen que buscar sin desmayo». Esta solemnidad es un «signo premonitor
que nos permite dar una mirada fugaz al reino de los santos, donde también nosotros,
al término de nuestra existencia terrena, podremos participar en la gloria de Cristo,
que será completa total y definitiva, ha destacado Benedicto XVI, recordando a su
amado predecesor Giovanni Battista Montini: «Entonces todo el universo quedará transfigurado
y se cumplirá finalmente el diseño divino de la salvación. El día de la solemnidad
de la Transfiguración queda ligado a la memoria de mi venerado predecesor, el Siervo
de Dios Pablo VI, que precisamente aquí, en Castelgandolfo, en 1978 completó su misión
y fue llamado a entrar en la casa del Padre celestial. Que su recuerdo sea una invitación
a mira hacia lo Alto y a servir fielmente al Señor y a la Iglesia, como hizo él en
años no fáciles del siglo pasado»
El Papa ha invitado a rezar para la Virgen
María nos obtenga la gracia de anhelar las cosas de arriba, dirigiendo la mirada hacia
el Cielo, en este día en que celebramos la memoria litúrgica de la Dedicación de la
Basílica de Santa María La Mayor, la primera Basílica de Occidente construida en honor
de María y reedificada, el año 432, por el Papa Sixto III, para celebrar la divina
maternidad de la Virgen, dogma que había sido proclamado solemnemente un año antes,
en el Concilio ecuménico de Éfeso: «Que la Virgen, que más que cualquier otra criatura,
ha participado en el misterio de Cristo, nos sostenga en este camino de fe para que,
como la liturgia nos invita a rezar hoy, «obrando con nuestras fuerzas para someter
la tierra no nos dejemos dominar por la codicia y por el egoísmo, sino que busquemos
siempre lo que vale ante Dios».
Tras el rezo del Ángelus y del responso
por los fieles difuntos Benedicto XVI se ha dirigido de manera particular a los responsables
y a los fieles de la Iglesia Ortodoxa Rumana, días después del fallecimiento del Patriarca,
Su Beatitud Teoctist. A las solemnes exequias, que tuvieron lugar el viernes, ha recordado
el Papa en la Catedral patriarcal de Bucarest, he enviado como mi representante al
Cardenal Walter Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la
Unidad de los Cristianos, con una delegación especial para esta ocasión.
“Me
alegra recordar con estima y afecto esta noble figura de Pastor, que ha amado a su
Iglesia y ha dado una positiva contribución a las relaciones entre católicos y ortodoxos,
animando constantemente la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo teológico
entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa en su conjunto”.
Atestiguan
su compromiso ecuménico, ha proseguido diciendo el Papa del Patriarca rumano fallecido,
también sus dos Visitas que el hizo a mi venerado Predecesor Juan Pablo II y la acogida
que, a su vez, el Patriarca reservó al Obispo de Roma en la histórica peregrinación
a Rumanía en el año 1999.
“Eterna sea su memoria”, así concluye la tradición
litúrgica ortodoxa el servicio fúnebre de aquellos que descansan en el Señor. Hagamos
nuestra esta invocación, pidiendo al señor que acoja a este nuestro Hermano en su
reino de luz infinita y le conceda el descanso y la paz prometida a los fieles servidores
del Evangelio.
Seguidamente el Papa ha saludado a los fieles presentes en el
patio del palacio apostólico de Castelgandolfo en varias lenguas. En francés e inglés
ha animado a los presentes a seguir las enseñanzas que la liturgia de hoy nos propone.
En español este ha sido su saludo: “Saludo cordialmente
a los visitantes de lengua española que participan en esta oración mariana del Ángelus.
Queridos hermanos: el Evangelio de hoy nos invita a saber administrar los bienes evitando
toda clase de codicia. Así podremos compartirlos con nuestros hermanos, especialmente
los más necesitados. Que la Virgen María os acompañe siempre en vuestra vida”.
Después
en polaco el Papa ha subrayado que el evangelio de hoy nos estimula a la búsqueda
de los bienes espirituales más que los materiales. El tiempo de las vacaciones, del
apartarse de las preocupaciones sirva, les ha dicho, para enriquecimiento de al mente
y de los corazones con los dones de la Gracia de Dios. ¡Que Dios os bendiga!
Finalmente
en italiano Benedicto XVI a saludado en italiano, y de manera particular al grupo
de jóvenes y a los fieles de la Parroquia de san Antonio Abad y de Nuestra Señora
del Pan de Novoli (Lecce) y a los provenientes de al Diócesis de Macerata. A todos
les ha agradecido su presencia y les ha deseado un buen domingo.
Al concluir
esta cita para el rezo del Ángelus, que había dirigido como de costumbre asomándose
a la ventana de la residencia pontificia de Castelgandolfo que da al patio interno
del Palacio Apostólico, Benedicto XVI se trasladó para saludar también a los numerosos
peregrinos que habían seguido las oraciones en la pequeña plaza exterior. Y antes
de impartirles su bendición, el Santo Padre les deseó un feliz domingo y una semana
llena de paz y de alegría.