2007-07-22 15:33:34

Ángelus: ¡Nunca más la guerra! Nuevo apremiante llamamiento del Papa en favor de la paz en el mundo, afianzada en la fuerza moral del derecho y en el proyecto del amor divino para toda la humanidad


Domingo, 22 jul (RV).- Este domingo, Benedicto XVI ha reiterado, una vez más, su profundo dolor ante las trágicas noticias que le llegan de los sangrientos conflictos y episodios de violencia que se verifican en tantas partes del mundo. Desde la localidad italiana de Lorenzago, rodeado de la magnífica belleza natural del panorama alpino, el Papa se ha referido al «drama de la libertad humana en el mundo» y ha puesto de relieve que «no podemos olvidar» el sufrimiento de tantos hermanos y hermanas.

Haciendo hincapié en que Dios ha encomendado al hombre la tarea de ‘cultivar y custodiar’ este ‘jardín’ que es la Tierra, (cfr Gn 2,8-17), el Pontífice ha lamentado las trágicas divisiones en la familia humana causadas por el maligno: «Si los hombres viven en paz con Dios y entre ellos la Tierra parece verdaderamente un ‘paraíso’. El pecado, lamentablemente, ha arruinado este proyecto divino, generando divisiones y haciendo entrar en el mundo la muerte. Por lo que los hombres ceden a las tentaciones del maligno y combaten guerras los unos contra los otros. La consecuencia es que, en este estupendo ‘jardín que es el mundo, se abren espacios de ‘infierno’. En medio de la belleza de estos lugares no debemos olvidar el sufrimiento de tantos hermanos y hermanas. Desde siempre, la guerra con sus consecuencias de lutos y destrucciones es considerada justamente como una calamidad que choca con el proyecto de Dios, que ha creado todo para la existencia y, en particular, quiere hacer del género humano una familia».

Evocando la histórica fecha del 1 de agosto de 1917 -hace ahora 90 años- cuando su venerado predecesor, Benedicto XV dirigió su célebre Nota a las potencias beligerantes, pidiendo que pusieran fin a la Primera Guerra Mundial, Benedicto XVI ha repetido hoy esas valientes palabras que calificaban el terrible conflicto como ‘inútil masacre’. «Palabras que abarcan un valor amplio y profético y que se pueden aplicar a tantos otros conflictos que siegan innumerables vidas humanas».

Señalando que no se deben olvidar las tragedias del pasado, sino que se deben atesorar para que no se vuelvan a repetir, el Santo Padre ha citado el documento de su predecesor poniendo de relieve los pasos concretos que en ámbito jurídico se deben impulsar en favor de la verdadera paz: «La Nota del Papa Benedicto XV no se limitaba a condenar la guerra. Indicaba, en ámbito jurídico, los caminos para construir una paz justa y duradera: la fuerza moral del derecho, el desarme controlado, el arbitraje en las controversias, la libertad de los mares, la recíproca condonación de los gastos bélicos, la restitución de los territorios ocupados y justas negociaciones para dirimir las cuestiones. La propuesta de la Santa Sede se dirigía al futuro de Europa y del mundo, según un proyecto cristiano en su inspiración, pero compartido por todos al estar fundado sobre el derecho de las gentes».


En este contexto, Benedicto XVI ha enfatizado las mismas palabras que Pablo VI y Juan Pablo II hicieron resonar en la ONU: ‘Nunca más la guerra’: «Es el mismo enfoque que los Siervos de Dios Pablo VI y Juan Pablo II siguieron en sus memorables discursos ante la Asamblea de las Naciones Unidas, repitiendo en nombre de la Iglesia: ¡Nunca más la guerra!. Desde este lugar de paz, en el que con mayor intensidad se perciben como inaceptables los horrores de las inútiles masacres, renuevo mi llamamiento a perseguir con tenacidad el camino del derecho, a rechazar con determinación la carrera armamentista y a rechazar la tentación de afrontar nuevas situaciones con viejos sistemas. Con estos pensamientos en el corazón y con estos anhelos de que ésta sea siempre, como gracias a Dios es ahora, una tierra de paz y de hospitalidad, elevemos ahora una especial oración por la paz en el mundo, encomendándola a María Santísima, Reina de la Paz»

En esta cita dominical han estado presentes, podríamos decir, los dos ‘inspiradores’ del nombre que Joseph Ratzinger ha elegido como Sucesor de Pedro: Benedicto XV y san Benito. Después del rezo a la Madre de Dios y de su apremiante llamamiento en favor de la paz, Benedicto XVI ha saludado a los habitantes y autoridades civiles y religiosas de Lorenzago, agradeciendo la exquisita hospitalidad que está recibiendo. Y, recordando que la primera lectura del Evangelio de este domingo habla precisamente de la hospitalidad, el Papa ha evocado las palabras con las que san Benito invitaba a acoger al huésped como a Cristo. «Me parece que todos vosotros sois benedictinos», ha añadido el Santo Padre, sonriendo agradecido por las muestras de cariño que ha recibido.

Con especial conmoción y cordialidad, Benedicto XVI ha saludado al Patriarca de Venecia, Card. Angelo Scola, al Obispo de Hong Kong, Card. Jospeh Zen Ze-kiun, al presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Mons. Angelo Bagnasco, Arzobispo de Génova y al obispo de Belluno-Feltre, Mons. Giuseppe Andrich.

En particular, el Papa ha agradecido a este prelado italiano las bellas palabras con las que Mons. Andrich, antes del Ángelus lo había acogido, recordando a un amado e ilustre hijo de esta diócesis, el Papa Luciani, a quien Benedicto XVI ha calificado de «gran amigo mío». Luego, Benedicto XVI saludó también de forma especial al hermano de Juan Pablo I, Eduardo Luciani, que también se encontraba entre los miles de fieles que acudieron a la plaza principal de Lorenzago para rezar con el Santo Padre.








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