Ángelus: ¡Nunca más la guerra! Nuevo apremiante llamamiento del Papa en favor de la
paz en el mundo, afianzada en la fuerza moral del derecho y en el proyecto del amor
divino para toda la humanidad
Domingo, 22 jul (RV).- Este domingo, Benedicto XVI ha reiterado, una vez más, su profundo
dolor ante las trágicas noticias que le llegan de los sangrientos conflictos y episodios
de violencia que se verifican en tantas partes del mundo. Desde la localidad italiana
de Lorenzago, rodeado de la magnífica belleza natural del panorama alpino, el Papa
se ha referido al «drama de la libertad humana en el mundo» y ha puesto de relieve
que «no podemos olvidar» el sufrimiento de tantos hermanos y hermanas.
Haciendo
hincapié en que Dios ha encomendado al hombre la tarea de ‘cultivar y custodiar’ este
‘jardín’ que es la Tierra, (cfr Gn 2,8-17), el Pontífice ha lamentado las trágicas
divisiones en la familia humana causadas por el maligno: «Si los hombres viven en
paz con Dios y entre ellos la Tierra parece verdaderamente un ‘paraíso’. El pecado,
lamentablemente, ha arruinado este proyecto divino, generando divisiones y haciendo
entrar en el mundo la muerte. Por lo que los hombres ceden a las tentaciones del maligno
y combaten guerras los unos contra los otros. La consecuencia es que, en este estupendo
‘jardín que es el mundo, se abren espacios de ‘infierno’. En medio de la belleza de
estos lugares no debemos olvidar el sufrimiento de tantos hermanos y hermanas. Desde
siempre, la guerra con sus consecuencias de lutos y destrucciones es considerada justamente
como una calamidad que choca con el proyecto de Dios, que ha creado todo para la
existencia y, en particular, quiere hacer del género humano una familia».
Evocando
la histórica fecha del 1 de agosto de 1917 -hace ahora 90 años- cuando su venerado
predecesor, Benedicto XV dirigió su célebre Nota a las potencias beligerantes, pidiendo
que pusieran fin a la Primera Guerra Mundial, Benedicto XVI ha repetido hoy esas valientes
palabras que calificaban el terrible conflicto como ‘inútil masacre’. «Palabras que
abarcan un valor amplio y profético y que se pueden aplicar a tantos otros conflictos
que siegan innumerables vidas humanas».
Señalando que no se deben olvidar las
tragedias del pasado, sino que se deben atesorar para que no se vuelvan a repetir,
el Santo Padre ha citado el documento de su predecesor poniendo de relieve los pasos
concretos que en ámbito jurídico se deben impulsar en favor de la verdadera paz: «La
Nota del Papa Benedicto XV no se limitaba a condenar la guerra. Indicaba, en ámbito
jurídico, los caminos para construir una paz justa y duradera: la fuerza moral del
derecho, el desarme controlado, el arbitraje en las controversias, la libertad de
los mares, la recíproca condonación de los gastos bélicos, la restitución de los territorios
ocupados y justas negociaciones para dirimir las cuestiones. La propuesta de la Santa
Sede se dirigía al futuro de Europa y del mundo, según un proyecto cristiano en su
inspiración, pero compartido por todos al estar fundado sobre el derecho de las gentes».
En
este contexto, Benedicto XVI ha enfatizado las mismas palabras que Pablo VI y Juan
Pablo II hicieron resonar en la ONU: ‘Nunca más la guerra’: «Es el mismo enfoque que
los Siervos de Dios Pablo VI y Juan Pablo II siguieron en sus memorables discursos
ante la Asamblea de las Naciones Unidas, repitiendo en nombre de la Iglesia: ¡Nunca
más la guerra!. Desde este lugar de paz, en el que con mayor intensidad se perciben
como inaceptables los horrores de las inútiles masacres, renuevo mi llamamiento a
perseguir con tenacidad el camino del derecho, a rechazar con determinación la carrera
armamentista y a rechazar la tentación de afrontar nuevas situaciones con viejos sistemas.
Con estos pensamientos en el corazón y con estos anhelos de que ésta sea siempre,
como gracias a Dios es ahora, una tierra de paz y de hospitalidad, elevemos ahora
una especial oración por la paz en el mundo, encomendándola a María Santísima, Reina
de la Paz»
En esta cita dominical han estado presentes, podríamos decir, los
dos ‘inspiradores’ del nombre que Joseph Ratzinger ha elegido como Sucesor de Pedro:
Benedicto XV y san Benito. Después del rezo a la Madre de Dios y de su apremiante
llamamiento en favor de la paz, Benedicto XVI ha saludado a los habitantes y autoridades
civiles y religiosas de Lorenzago, agradeciendo la exquisita hospitalidad que está
recibiendo. Y, recordando que la primera lectura del Evangelio de este domingo habla
precisamente de la hospitalidad, el Papa ha evocado las palabras con las que san Benito
invitaba a acoger al huésped como a Cristo. «Me parece que todos vosotros sois benedictinos»,
ha añadido el Santo Padre, sonriendo agradecido por las muestras de cariño que ha
recibido.
Con especial conmoción y cordialidad, Benedicto XVI ha saludado al
Patriarca de Venecia, Card. Angelo Scola, al Obispo de Hong Kong, Card. Jospeh Zen
Ze-kiun, al presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Mons. Angelo Bagnasco,
Arzobispo de Génova y al obispo de Belluno-Feltre, Mons. Giuseppe Andrich.
En
particular, el Papa ha agradecido a este prelado italiano las bellas palabras con
las que Mons. Andrich, antes del Ángelus lo había acogido, recordando a un amado e
ilustre hijo de esta diócesis, el Papa Luciani, a quien Benedicto XVI ha calificado
de «gran amigo mío». Luego, Benedicto XVI saludó también de forma especial al hermano
de Juan Pablo I, Eduardo Luciani, que también se encontraba entre los miles de fieles
que acudieron a la plaza principal de Lorenzago para rezar con el Santo Padre.