Lunes, 09 jul (RV).- Una de cada 10 personas tiene un arma. Según datos de Naciones
Unidas circulan en el mundo más de 640 millones de armas pequeñas (revólveres, pistolas,
fusiles y ametralladoras livianas) y ligeras (ametralladoras pesadas, morteros, granadas
y lanzamisiles portátiles) y 16 mil millones de municiones. Estas armas producen más
de 500 mil muertes por año, 300 mil en conflictos armados y 200 mil en homicidios
y suicidios.
Naciones Unidas ha querido dedicar cada 9 de julio a luchar, precisamente,
contra este tipo de armas, calificadas por el Siervo de Dios Juan Pablo II en su mensaje
para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz de 1999, cómo “gérmenes de guerra”.
En este sentido el Pontífice pidió “a los gobiernos, adoptar medidas apropiadas para
el control de la producción, la venta, la importación y la exportación de estos instrumentos
de muerte. Sólo de ese modo es posible afrontar eficazmente en su conjunto el problema
del considerable tráfico ilícito de armas”.
El problema principal que se desprende
a la hora de establecer un férreo control de la venta y uso de las armas ligeras,
es que por su bajo precio, fácil transporte y difícil control, son las más extendidas
y las más difíciles de las herramientas de guerra de controlar. Dando un vistazo a
nuestro mundo, la ONU nos señala que hay 250 millones de estas armas en Estados Unidos,
84 millones en 15 países de la Unión Europea, 60 millones en 11 países de América
Latina y 30 millones en África subsahariana.
Y es que las armas pequeñas por
su tamaño, pueden llegar a ser como las de destrucción de masa. Así lo afirmó el ex
Secretario General de Naciones Unidas Kofi Annan en la Conferencia de las Naciones
Unidas para examinar los progresos alcanzados en la ejecución del programa de Acción
para prevenir, combatir y erradicar el tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras
en todos sus aspectos celebrada en Nueva York el pasado año. “El número total de muertes
por armas pequeñas –explicó Annan- no se compara con el total de muertes causadas
por otros sistemas de armamento y casi cada año sobrepasa en gran medida al número
total de muertes causadas por las bombas atómicas que devastaron Hiroshima y Nagasaki.
De hecho, en términos del elevado número de muertes que provocan las armas pequeñas,
bien podrían ser descritas como ‘armas de destrucción masiva”.
Una persona
muere cada dos minutos en alguna parte del mundo a causa de estas armas, tanto en
naciones asoladas por conflictos civiles (en los cuales la mayoría de las víctimas
son por lo regular civiles), pasando por homicidios relacionados al crimen o el narcotráfico,
hasta suicidios y accidentes con arma de fuego. En muchos casos, estas muertes son
causadas por armas ilícitas pequeñas y ligeras con múltiples orígenes, incluyendo
el tráfico ilícito, de armas remanentes de conflictos, de fabricación ilícita, armas
extraídas de arsenales militares y policiales, del contrabando y el robo. Para asegurar
que las armas pequeñas y ligeras se mantengan lejos de las manos equivocadas, los
Estados Miembros de las Naciones Unidas adoptaron por decisión unánime en 2001 un
Programa de Acción para combatir el tráfico ilícito de estas armas.
El Programa
de Acción para prevenir, combatir y eliminar el tráfico ilícito de armas pequeñas
y armas ligeras en todos sus aspectos se enfoca en soluciones prácticas, como la recolección
y destrucción de armas ilícitas, el reforzamiento de los controles de importación
y exportación, la concienciación de los efectos que causan las armas ilícitas, el
mejoramiento de la garantía y seguridad de las instalaciones de almacenaje de armas
y la ayuda prestada a los países afectados a localizar los intercambios ilícitos de
armas pequeñas y a los contrabandistas involucrados.
Poco a poco esas soluciones
se están imponiendo en el mundo, pero todavía queda mucho por hacer para que las armas
ligeras no se conviertan en la causa de muerte principal en muchos lugares del mundo.