Audiencia general: el Papa exhorta a los fieles a difundir la caridad para contribuir
a construir un mundo más justo y solidario
Miércoles, 4 jul (RV).- “Difundir la caridad para un mundo más justo y solidario”.
Es el mensaje del Papa en su saludo a los fieles durante la Audiencia General. Benedicto
XVI ha dedicado la catequesis de hoy a la figura de san Basilio, el padre de la Iglesia
“que defendió el derecho a afirmar la fe”.
Sed valientes testigos del amor
de Cristo: el Mensaje del Papa en la audiencia general dirigido a los jóvenes, en
vista a la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en Sydney Australia.
Como
es ya habitual durante el periodo de verano, la Audiencia General de hoy se ha desarrollado
como los últimos miércoles en dos momentos y lugares distintos. Primero, en la basílica
Vaticana y posteriormente en el Aula Pablo VI. El Papa ha dado inicio a la primera
parte de la Audiencia en la basílica, exhortando a los fieles a la “caridad”. “Cada
uno de nosotros -ha dicho-, difundiendo la caridad divina, contribuye a construir
un mundo más justo y solidario”. Benedicto XVI ha saludado a los fieles y peregrinos,
de la basílica en distintas lenguas. Estas han sido sus palabras en español.
Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española venidos a Roma. Deseo que vuestra visita a las
tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo os ayude a amar más a la Iglesia y consolidar
vuestra fe en Cristo, dando testimonio de Él en vuestra vida. Al agradeceros vuestra
presencia aquí, os encomiendo también a la intercesión materna de la Virgen María
y os imparto con afecto la Bendición Apostólica.
Para su última Audiencia
General, antes de la pausa estival, el Papa ha elegido como tema de su meditación
la figura de San Basilio, padre de la Iglesia y “hombre que realmente ha vivido con
la mirada puesta en Cristo”. San Basilio, ha explicado el Papa, improvisando algunas
partes de su alocución, era “el hombre del amor hacia el prójimo y el hombre lleno
de esperanza, de dicha y de fe: nos muestra como ser realmente cristianos”.
Del
monje y obispo, muerto en el año 349, Benedicto XVI ha recordado el compromiso en
“el derecho de proclamar la fe”, reivindicándolo frente a los “potentes” y la actividad
de reformador litúrgico y de luchador contra las herejías de su tiempo.
En
el aula Pablo VI, ante unos seis mil fieles, el Santo Padre ha ilustrado la vida y
la obra de esta “lumbrera de la Iglesia a la que mira Oriente y Occidente, que “insatisfecho
de sus éxitos mundanos y dándose cuenta de haber perdido mucho tiempo en la vanidad,
como despertándose de un sueño profundo, se puso ante el Evangelio y lloró sobre su
miserable vida”. Este cambio le llevó a la vida monástica, a la oración y al ejercicio
de la caridad, “gracias también al ejemplo de su hermana, Santa Macrina, que ya vivía
en el ascetismo monacal”.
Del obispo de Cesarea de Capadocia, en la actual
Turquía, el Papa ha recordado “el sabio equilibrio con el cual supo unir el servicio
a las almas con la dedicación a la oración y la meditación en la soledad” y la incesante
obra de fundación de obras de caridad, también hospitalarias.
Su Santidad
ha recordado que de San Basilio han tomado ejemplo “varios legisladores del monaquismo
antiguo, entre ellos San Benito”. Y el monaquismo de Basilio, ha remarcado el Papa,
era “muy particular, no se practicaba en monasterios cerrados, sino como parte de
la vida de la Iglesia, como el núcleo de la Iglesia local que la anima en su conjunto”.
Benedicto
XVI ha afirmado, también, que San Basilio denunció “con firmeza los males de su tiempo,
las difíciles condiciones materiales en las que vivían los fieles y se comprometió
con los pobres y los marginados, interviniendo en la política de su tiempo, vigilando
la libertad de la Iglesia, contraponiéndose a los potentes para afirmar el derecho
de proclamar la propia fe”. Fue un sapiente reformador litúrgico y nos ha dejado una
gran oración eucarística.
Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho
el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la audiencia:
Queridos
hermanos y hermanas:
San Basilio, conocido como
una «lumbrera de la Iglesia», es admirado tanto en la Iglesia de Oriente como de Occidente
por la santidad de su vida, la excelencia de su doctrina y por su sabiduría. Nació
en el siglo cuarto, en una familia de santos que vivían en un clima de profunda fe.
Abandonó sus éxitos mundanos y, atraído por Cristo, abrazó la vida monástica entregándose
a la oración y al ejercicio de la caridad. Más tarde fue ordenado sacerdote y después
Obispo de Cesarea de Capadocia. Además de sus escritos teológicos y literarios, desarrolló
una gran actividad pastoral que compartía con la oración y la meditación en soledad.
Desde
su experiencia personal, ayudó a la fundación de muchas “fraternidades” o comunidades
de cristianos consagrados a Dios, que visitaba con frecuencia. Como Pastor de su diócesis,
intervino ante las Autoridades para aliviar los sufrimientos de los pobres y marginados,
para los cuales hizo construir hospicios, dando así un testimonio elocuente de Dios,
que es amor y caridad.
Saludo cordialmente a los
visitantes de lengua española. En particular, a los peregrinos de Toledo, Barcelona
y Murcia, a los numerosos grupos parroquiales y escolares. Saludo también al Colegio
Saint Francis de Costa Rica y a los peregrinos de México y de otros Países latinoamericanos.
Siguiendo las enseñanzas de san Basilio, que tanto amó a la Iglesia, recemos y trabajemos
para que se mantenga siempre unida como ha querido Cristo. ¡Gracias por vuestra visita!
Hacia el final de la Audiencia Benedicto XVI ha dirigido unas palabras
de acogida a los jóvenes de todo el mundo, anticipando que su pensamiento lo lleva
al Encuentro Mundial de la Juventud que se desarrollará dentro de un año en Sydney,
Australia.
“A los jóvenes aquí presentes y a todos los jóvenes del mundo que
se están preparando para este gozoso encuentro de fe, les dijo el Papa, quiero dirigir
una palabra de caluroso saludo y vivo aliento”.
En su mensaje el Papa ha invitado
a los jóvenes a prepararse para esta maravillosa celebración de la fe, a través de
las iniciativas que se están desarrollando en las parroquias y diócesis de cada País.
“… recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis
testigos hasta los confines de la tierra”, el Papa ha citado el tema de la Jornada
Mundial de la Juventud, y aludiendo a cómo los Apóstoles habrían interpretado estas
Palabras de Jesús, el Papa ha dicho que “solo podemos imaginar la propia confusión
y a la vez el deseo de recibir el Espíritu” …y cuando el momento llegó, advirtieron
su presencia, viendo transformadas la incertidumbre, el temor y la división, en esperanza
y comunión.
A propósito de la distancia que tantos jóvenes tendrán que recorrer,
el Santo Padre, hablando en primera persona ha dicho: “para muchos de nosotros, éste
será un largo viaje. Sin embargo Australia y su gente evocan las imágenes de una calurosa
acogida, de una maravillosa belleza, con su historia aborigen y las numerosas ciudades
y comunidades que la hacen tan especial”.
El Papa ha agradecido al gobierno
y a la Iglesia local de Australia, así como a los numerosos jóvenes que están trabajando
desde ahora para preparar este importante encuentro. “La Jornada Mundial de la Juventud
–les ha dicho- es mucho más que un evento, es un momento de renovación espiritual
profunda, cuyos frutos benefician a toda la sociedad. A este encuentro los jóvenes
acudirán con el deseo de orar y nutrirse de la Palabra de Dios y de los sacramentos”.
Como
siempre el Papa al final de al audiencia ha saludado los jóvenes a los enfermos y
a los recién casados. Celebramos hoy la memoria litúrgica del beato Piergiorgio Frassati.
Que su ejemplo os refuerce, queridos jóvenes, para testimoniar el Evangelio en toda
circunstancia de al vida; que a vosotros, queridos enfermos, os ayude a ofrecer vuestras
cotidianos sufrimientos, para que se realice en el mundo la civilización del amor;
y que a vosotros, queridos recién casados, os sostenga vuestra familia sobre al sólida
base de la íntima unión con Dios.