Escuchar el programa Viernes, 22 jun
(RV).- En programas anteriores, hemos abordado algunos enfoques sobre la paternidad,
hemos hablado de las relaciones de amistad con los hijos, de la valentía que se requiere
de los padres de hoy para que sus hijos tengan un ejemplo claro de valores y principios
frente a los desafíos de las sociedades modernas, en fin hemos tratado de brindar
algunos elementos que nos ayuden por lo menos a comprender todo lo que implica ser
padres hoy en día.
Y es que no es fácil actualmente ser un buen padre,
puesto que esta figura está ampliamente difundida por las sociedades de consumo como
la de 'proveedor', particularmente los padres, aunque también se ha extendido a las
madres, considerando a los padres como aquellos que satisface todas las necesidades
materiales del hogar. Para "que no les falte nada a los hijos" trabaja jornadas dobles
y aún los fines de semana. Así se desgasta febrilmente, sin darse un respiro para
disfrutar lo importante: la experiencia única de ver crecer a los hijos.
Podríamos
decir que la tendencia actual es que los padres empiezan a compartir cada vez más
roles que anteriormente estaban solo destinados a las madres, los padres han logrado
vencer las tradiciones atávicas de ser meros proveedores, y comparten el gozo en la
crianza de los hijos y hablan de "una nueva dimensión en la convivencia familiar". A
pesar de los iracundos reproches de quienes pretenden perpetuar el tabú inmemorial
de que cuando el padre se involucra emocionalmente con el hijo se torna 'suave como
una segunda madre', y que si participa en el cuidado y atención del hijo se convierte
en simple 'mandilón', cada día son más los padres presentes en el quirófano en el
momento del nacimiento de sus hijos, en los cursos prenatales y de posparto para capacitarse
en el cuidado del bebé.
Es muy claro que desde que el bebe está en el vientre,
las madres establecen una comunicación vital con sus hijos, desde el momento mismo
de su nacimiento. Las madres saben interpretar las señales de temor en el infante
y con mimos lo tranquiliza y lo conduce suavemente. Pero la voz del padre es de importancia
suma: da seguridad, confianza en el porvenir, establece los límites de la conducta
infantil, y cierra el círculo del amor que debe rodear al niño.
El padre
proporciona un elemento único y esencial en la crianza del hijo y su influencia es
poderosa en la salud emocional. La madre le dice: "con cuidado", y el padre le dice
"uno más", al estimular al pequeño a subir otro peldaño para que llegue a la cima.
Juntos, padre y madre guían al retoño en el camino de la vida.
Es por todo
ello que los padres de hoy se abren con mucha más resolución a las necesidades más
sutiles de sus hijos: las emocionales y las psíquicas. El padre de hoy trasciende
la preocupación de sí mismo y sus ocupaciones, y logra ver al hijo en sus propios
términos. Propicia el ambiente que le permita el desarrollo de su potencial en un
marco de libertad responsable, no de dominación.
El padre de hoy se ha
dado permiso para ver con ojos de amor al retoño de sus entrañas. Advierte en el hijo,
más allá de las limitaciones presentes, el cúmulo de posibilidades que está por realizar.
Y a su lado goza cada peldaño de su desarrollo. Bien amigos volvemos la próxima semana
con otro tema de actualidad.