2007-06-20 15:27:25

Audiencia general: en la Jornada Mundial del Refugiado, el Papa pide que se garantice la protección internacional de todos los que son obligados a huir de sus países y se reconozcan sus derechos


Miércoles, 20 jun (RV).- Benedicto XVI ha centrado esta mañana su catequesis durante la Audiencia General, sobre otro de los grandes testigos del cristianismo de los orígenes: San Atanasio, tenaz adversario de la herejía arriana. También hoy, en la Jornada Mundial del Refugiado, el Papa ha hecho un llamamiento en favor de todos los que son obligados a huir de sus países, para que les sea garantizada la protección internacional, el asilo y el reconocimiento de sus derechos.

“Hoy se celebra la Jornada Mundial del Refugiado, promovida por Naciones Unidas, para que no decaiga la atención en la opinión pública hacia cuantos han sido obligados a huir de sus Países al peligrar su vida. Acoger a los refugiados y darles hospitalidad es un gesto debido de humana solidaridad, para que no se sientan aislados por la intolerancia y el desinterés. Para los cristianos es, además, un modo concreto de manifestar el amor evangélico. Deseo de corazón que estos nuestros hermanos y hermanas, duramente probados por el sufrimiento, les sea garantizado el asilo y el reconocimiento de sus derechos, e invito a los responsables de las Naciones a ofrecer protección a cuantos se encuentran en esta delicada situación de necesidad.”

La Audiencia General de hoy que ha presidido Benedicto XVI se ha desarrollado en dos etapas y en dos lugares distintos. A las diez y media en la basílica vaticana, el Pontífice ha saludado brevemente en varias lenguas a un primer grupo de peregrinos, y luego en el Aula Pablo VI el Papa se ha reunido con el resto de los fieles provenientes de todas partes del mundo.

El Santo Padre ha aludido a los apóstoles Pedro y Pablo, en el saludo en español que ha pronunciado en la basílica vaticana. RealAudioMP3

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, aquí presentes en esta Basílica. Os deseo que vuestra visita a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo, así como el testimonio de su vida y de su martirio, consolide vuestra fe en Cristo y os ayude a sentiros más unidos con toda la Iglesia.
Al mismo tiempo, en mis oraciones pido al Señor por todos vosotros, vuestros familiares y por vuestras intenciones. Con afecto, os encomiendo a la intercesión maternal de la Virgen María. ¡Que Dios os bendiga!

Como hemos dicho, la catequesis del Papa ha estado dedicada enteramente a la figura del obispo san Atanasio de Alejandría, “auténtico protagonista de la tradición cristiana”, definido por san Gregorio Nacianceno “columna de la Iglesia”, “modelo de la ortodoxia tanto en Oriente como en Occidente” ha dicho el Papa, recordando como la estatua de san Atanasio ha sido colocada por el escultor GianLorenzo Bernini entre los cuatro protectores de la Iglesia de Oriente, junto a san Ambrosio, san Juan Crisóstomo y San Agustín, en la zona que en la basílica vaticana circunda la cátedra de san Pedro.

“San Atanasio es uno de los padres de la Iglesia antigua más importantes y venerados”, ha afirmado el Santo Padre, citando su “aportación como “teólogo de la encarnación” y como el más importante y tenaz adversario de la herejía arriana”, cuando como joven eclesiástico participó, acompañando a su obispo en el concilio de Nicea, “el primer concilio de la Iglesia de carácter ecuménico, concilio querido por el emperador Constantino en el año 325 para asegurar la unidad de la Iglesia.

“Quien se encamina hacia Dios no se aleja de los hombres, sino que se acerca todavía más a ellos”. Con estas palabras, el Santo Padre ha concluido su catequesis en italiano, de la cual ha hecho a continuación breves síntesis en distintas lenguas. Escuchemos el resumen catequético que ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en el Aula Pablo VI: RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas:
San Atanasio, Obispo de Alejandría, es sin duda uno de los Padres de la Iglesia antigua más importantes y venerados. Teólogo apasionado de la Encarnación del Verbo de Dios, fue también el más importante adversario contra la herejía arriana, que entonces amenazaba la fe en Cristo al minimizar su divinidad. Siendo diácono participó con su Obispo en el Concilio de Nicea, el cual subrayó la plena divinidad de Cristo negada por los arrianos. Después de ser elegido Obispo de Alejandría, padeció la hostilidad de los arrianos; fue obligado a abandonar la diócesis en cinco ocasiones y sufrió el exilio durante diecisiete años. De esta manera, pudo difundir en Occidente la fe proclamada en el Concilio de Nicea. Entre los diversos escritos de san Atanasio, como cartas y textos de meditación sobre los salmos, destaca su tratado sobre la Encarnación, en el que afirma que el Verbo de Dios se hizo hombre para que nosotros llegásemos a ser Dios. Su biografía sobre san Antonio Abad, del que fue gran amigo, contribuyó de modo decisivo a la difusión del monaquismo tanto en Occidente como en Oriente.

 
Saludo cordialmente a los visitantes de lengua española, venidos de Latinoamérica y de España. En particular, saludo a los distintos grupos parroquiales y escolares de España; así como a los peregrinos de Honduras, México y otros Países Latinoamericanos. Que vuestra visita a Roma consolide vuestra fe en Cristo, iluminados por el testimonio de vida y del martirio de los apóstoles Pedro y Pablo, y sintiéndoos cada vez más en comunión con toda la Iglesia. ¡Que Dios os bendiga!


Benedicto XVI en el curso de la Audiencia también ha saludado a una delegación de parlamentarios rusos que se encontraban en el Aula Pablo VI. “Dirijo un deferente saludo -ha dicho el Santo Padre- a la Delegación de parlamentarios de la Federación Rusa. Aseguro para vosotros y para todos vuestros compatriotas mi más ferviente oración. Os bendigo a todos de corazón”

Y como es ya habitual al final de la Audiencia, el Papa ha saludado a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Mañana, les ha dicho, celebraremos la memoria litúrgica de San Luís Gonzaga, admirable ejemplo de austeridad y pureza evangélica. Invocadle, queridos jóvenes, para que os ayude a construir una amistad íntima con Jesús que os capacite para afrontar con serenidad vuestra vida. Que este santo joven, sea para vosotros, queridos enfermos, apoyo para transformar los sufrimientos y las pruebas cotidianas en privilegiadas ocasiones para cooperar en la salvación de las almas, y os transforme a vosotros, queridos recién casados, en testigos de un amor casto y generoso.







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