Audiencia general: en la Jornada Mundial del Refugiado, el Papa pide que se garantice
la protección internacional de todos los que son obligados a huir de sus países y
se reconozcan sus derechos
Miércoles, 20 jun (RV).- Benedicto XVI ha centrado esta mañana su catequesis durante
la Audiencia General, sobre otro de los grandes testigos del cristianismo de los orígenes:
San Atanasio, tenaz adversario de la herejía arriana. También hoy, en la Jornada Mundial
del Refugiado, el Papa ha hecho un llamamiento en favor de todos los que son obligados
a huir de sus países, para que les sea garantizada la protección internacional, el
asilo y el reconocimiento de sus derechos.
“Hoy se celebra la Jornada Mundial
del Refugiado, promovida por Naciones Unidas, para que no decaiga la atención en la
opinión pública hacia cuantos han sido obligados a huir de sus Países al peligrar
su vida. Acoger a los refugiados y darles hospitalidad es un gesto debido de humana
solidaridad, para que no se sientan aislados por la intolerancia y el desinterés.
Para los cristianos es, además, un modo concreto de manifestar el amor evangélico.
Deseo de corazón que estos nuestros hermanos y hermanas, duramente probados por el
sufrimiento, les sea garantizado el asilo y el reconocimiento de sus derechos, e invito
a los responsables de las Naciones a ofrecer protección a cuantos se encuentran en
esta delicada situación de necesidad.”
La Audiencia General de hoy que ha presidido
Benedicto XVI se ha desarrollado en dos etapas y en dos lugares distintos. A las diez
y media en la basílica vaticana, el Pontífice ha saludado brevemente en varias lenguas
a un primer grupo de peregrinos, y luego en el Aula Pablo VI el Papa se ha reunido
con el resto de los fieles provenientes de todas partes del mundo.
El Santo
Padre ha aludido a los apóstoles Pedro y Pablo, en el saludo en español que ha pronunciado
en la basílica vaticana.
Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española, aquí presentes en esta Basílica. Os deseo que
vuestra visita a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo, así como el testimonio
de su vida y de su martirio, consolide vuestra fe en Cristo y os ayude a sentiros
más unidos con toda la Iglesia. Al mismo tiempo, en mis oraciones pido
al Señor por todos vosotros, vuestros familiares y por vuestras intenciones. Con afecto,
os encomiendo a la intercesión maternal de la Virgen María. ¡Que Dios os bendiga!
Como
hemos dicho, la catequesis del Papa ha estado dedicada enteramente a la figura del
obispo san Atanasio de Alejandría, “auténtico protagonista de la tradición cristiana”,
definido por san Gregorio Nacianceno “columna de la Iglesia”, “modelo de la ortodoxia
tanto en Oriente como en Occidente” ha dicho el Papa, recordando como la estatua de
san Atanasio ha sido colocada por el escultor GianLorenzo Bernini entre los cuatro
protectores de la Iglesia de Oriente, junto a san Ambrosio, san Juan Crisóstomo y
San Agustín, en la zona que en la basílica vaticana circunda la cátedra de san Pedro.
“San
Atanasio es uno de los padres de la Iglesia antigua más importantes y venerados”,
ha afirmado el Santo Padre, citando su “aportación como “teólogo de la encarnación”
y como el más importante y tenaz adversario de la herejía arriana”, cuando como joven
eclesiástico participó, acompañando a su obispo en el concilio de Nicea, “el primer
concilio de la Iglesia de carácter ecuménico, concilio querido por el emperador Constantino
en el año 325 para asegurar la unidad de la Iglesia.
“Quien se encamina hacia
Dios no se aleja de los hombres, sino que se acerca todavía más a ellos”. Con estas
palabras, el Santo Padre ha concluido su catequesis en italiano, de la cual ha hecho
a continuación breves síntesis en distintas lenguas. Escuchemos el resumen catequético
que ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes
en el Aula Pablo VI:
Queridos
hermanos y hermanas: San Atanasio, Obispo de Alejandría, es sin duda uno
de los Padres de la Iglesia antigua más importantes y venerados. Teólogo apasionado
de la Encarnación del Verbo de Dios, fue también el más importante adversario contra
la herejía arriana, que entonces amenazaba la fe en Cristo al minimizar su divinidad.
Siendo diácono participó con su Obispo en el Concilio de Nicea, el cual subrayó la
plena divinidad de Cristo negada por los arrianos. Después de ser elegido Obispo de
Alejandría, padeció la hostilidad de los arrianos; fue obligado a abandonar la diócesis
en cinco ocasiones y sufrió el exilio durante diecisiete años. De esta manera, pudo
difundir en Occidente la fe proclamada en el Concilio de Nicea. Entre los diversos
escritos de san Atanasio, como cartas y textos de meditación sobre los salmos, destaca
su tratado sobre la Encarnación, en el que afirma que el Verbo de Dios se hizo hombre
para que nosotros llegásemos a ser Dios. Su biografía sobre san Antonio Abad, del
que fue gran amigo, contribuyó de modo decisivo a la difusión del monaquismo tanto
en Occidente como en Oriente.
Saludo cordialmente
a los visitantes de lengua española, venidos de Latinoamérica y de España. En particular,
saludo a los distintos grupos parroquiales y escolares de España; así como a los peregrinos
de Honduras, México y otros Países Latinoamericanos. Que vuestra visita a Roma consolide
vuestra fe en Cristo, iluminados por el testimonio de vida y del martirio de los apóstoles
Pedro y Pablo, y sintiéndoos cada vez más en comunión con toda la Iglesia. ¡Que Dios
os bendiga!
Benedicto XVI en el curso de la Audiencia también ha saludado
a una delegación de parlamentarios rusos que se encontraban en el Aula Pablo VI. “Dirijo
un deferente saludo -ha dicho el Santo Padre- a la Delegación de parlamentarios de
la Federación Rusa. Aseguro para vosotros y para todos vuestros compatriotas mi más
ferviente oración. Os bendigo a todos de corazón”
Y como es ya habitual al
final de la Audiencia, el Papa ha saludado a los jóvenes, a los enfermos y a los recién
casados. Mañana, les ha dicho, celebraremos la memoria litúrgica de San Luís Gonzaga,
admirable ejemplo de austeridad y pureza evangélica. Invocadle, queridos jóvenes,
para que os ayude a construir una amistad íntima con Jesús que os capacite para afrontar
con serenidad vuestra vida. Que este santo joven, sea para vosotros, queridos enfermos,
apoyo para transformar los sufrimientos y las pruebas cotidianas en privilegiadas
ocasiones para cooperar en la salvación de las almas, y os transforme a vosotros,
queridos recién casados, en testigos de un amor casto y generoso.